Los incesantes ataques de Donald Trump contra los inmigrantes, y las mentiras y teorías conspirativas relacionadas, realmente no tienen que ver solamente con la inmigración. Trump y sus aliados utilizan el tema como arma para atizar divisiones y energizar a la base MAGA, pero también para minar la confianza en nuestra democracia y nuestro proceso electoral.
Es decir, el hecho de que la derecha normalice la “Teoría del Gran Reemplazo”, en que los nacionalistas blancos buscan promover la idea de que las personas de color, en colaboración con los judíos, vienen a Estados Unidos a quitarle el poder a los anglosajones que son los “verdaderos estadounidenses”, no se trata solamente de una afirmación peligrosa, como evidencian los horribles ataques terroristas domésticos en Charlottesville y Pittsburgh, sino que también sienta las bases para argumentar que no se puede confiar en los resultados si Trump pierde las elecciones.
Por ejemplo, recientemente el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson (R-LA), declaró falsamente que la administración Biden, de manera intencional, hizo cambios en la política pública migratoria para facilitar una mayor migración porque los demócratas “en última instancia esperan convertir a estas personas en votantes”. Por su parte, la candidata republicana al Senado federal por Arizona, Kari Lake afirmó en una entrevista que su oponente, el congresista demócrata, Rubén Gallego “quiere darles a nueve o doce millones de personas que llegaron ilegalmente y que han invadido nuestro país la capacidad de votar, quiere que todos voten”. El propio Trump repite periódicamente estas ideas. En un discurso reciente, dijo: “Es por eso que permiten que estas personas entren, personas que no hablan nuestro idioma, y los registran para votar”.
Aunque el mito del voto de los no ciudadanos ha existido durante décadas, se ha mantenido al margen, en gran parte porque no hay evidencia de que el voto de los no ciudadanos represente un problema real. Además, las consecuencias contra los no ciudadanos que voten son particularmente severas: multas, prisión, revocación de estatus legal y deportación.
La intención—y el peligro— de promover estas ideas en momentos en que hay un alto nivel de preocupación de que la inmigración tiene doble propósito. En primer lugar, utilizar la excusa de este “problema”, que realmente no existe, permite que algunos grupos intenten implementar restricciones al voto que afectarían desproporcionadamente a jóvenes, ancianos, afroamericanos, ciudadanos naturalizados y votantes latinos. En segundo lugar, si Trump pierde las elecciones, sus seguidores culparán a los no ciudadanos. La teoría del “reemplazo” y el falso problema del voto de los no ciudadanos contribuyen a sentar las bases para deslegitimar el proceso democrático, promoviendo la mentira de que las elecciones están amañadas y reforzando la falsa queja del sector MAGA de que la única forma de abordar un proceso democrático supuestamente corrupto, es a través de la violencia política.
Como presenciamos el 6 de enero de 2021, la amenaza de violencia no es una preocupación teórica. Además, en America’s Voice hemos sonado la alarma sobre el lenguaje cada vez más violento que escuchamos de Trump y sus aliados al hablar de los inmigrantes culpándolos de invadir nuestro país, traficar drogas, explotando un puñado de crímenes cometidos por inmigrantes, y ahora incluso acusándolos de manipular las elecciones. Antes de que Trump descendiera por las escaleras eléctricas de la Torre Trump en 2015, para anunciar que buscaría la nominación presidencial republicana con un discurso en el que tildó a los mexicanos de “asesinos y violadores”, habría sido impensable que un político estadounidense serio pronunciara estas acusaciones racistas y prejuiciosas. Nueve años después, Trump presenta una visión oscura y ficticia de los inmigrantes y de Estados Unidos, como su nueva frase “baño de sangre fronterizo”, y la mayor parte de su partido sigue su ejemplo. La normalización y aceptación de estas ideas son en extremo preocupantes.
Estas mentiras que buscan crear un pretexto para deslegitimar las elecciones, son parte de un plan más amplio de Trump y de sus aliados para utilizar la inmigración como arma política. Como se ha evidenciado en los últimos meses, su objetivo no es abordar la política migratoria o ni siquiera promover políticas de línea dura en materia de seguridad fronteriza. De hecho, el esfuerzo liderado por Trump para torpedear el reciente proyecto de ley de inmigración y fronteras del Senado, un plan repleto de las prioridades migratorias que por años los republicanos han tratado de implementar, expuso claramente que solamente quieren una frontera en crisis para explotar el tema políticamente.
Sin embargo, el uso y la dependencia en los temas de la inmigración y la frontera trascienden estos asuntos y también son vitales en sus esfuerzos de tratar de subvertir la democracia. Considere que en el mismo evento de campaña de marzo en Ohio donde Trump pronunció por primera vez sus infames comentarios sobre el “baño de sangre” y comparó a los inmigrantes con “animales”, abrió el mitin rindiendo tributo a los amotinados del 6 de enero y tocando su versión del Himno Nacional. No se trata de dos elementos inquietantes del discurso de campaña de Trump, sino dos caras de la misma moneda.
Si bien los inmigrantes ya están acostumbrados a ser la punta de lanza en el arsenal de ataques del Partido Republicano, ahora la amenaza va más allá de dañar a la comunidad inmigrante o atraer atención al tema de la frontera. Se trata de utilizar este tema como una herramienta para avanzar las ambiciones políticas de Trump, aunque ello suponga suprimir el derecho al voto, socavar nuestros resultados electorales, o avivar más violencia política.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.
