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Cómo conseguir el deseado bienestar de cuerpo y mente mientras recorres el mundo

Autor: Clara Valles

Viajar conlleva una variedad de beneficios incalculables para nuestro bienestar de cuerpo y mente: mejora el balance emocional de nuestro cerebro, adquirimos nuevas capacidades al enfrentarnos a situaciones inéditas y aprendemos a relativizar los problemas al observarlos, de forma literal, desde la lejanía. Viajar es parecido a inyectarse un medicamento que acelera el crecimiento personal, y es por esto que nunca nos oirás recomendarte que no te subas a un avión. Sin embargo, descuidar tus ritmos naturales puede producir deterioro psíquico y físico. No te preocupes, no tienes por qué llegar a ese punto: estos tips y consejos te ayudarán a mantener tu armonía interior y exterior en orden.

¿Estás listo?

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MOVIMIENTO FÍSICO Y ALIMENTACIÓN

Lo cierto es que viajar es uno de los mayores placeres de la vida y desde Condé Nast Traveler siempre abogamos por hacerlo siempre que se pueda. Sin embargo, también creemos no solo en viajar más, sino mejor. Porque viajar no es solo encadenar hoteles (aunque sean los mejores hoteles del mundo), sino hacerlo de manera sostenible y saludable.

Cansancio extremo, el descuadre del horario interno o una alimentación pobre: estos son algunos de los efectos negativos que conlleva emprender un viaje, ya sea de corta o larga duración. Por otra parte, cuanto más nos alejemos de nuestra zona de confort, más difícil será mantener un ritmo saludable. “Las aventuras no solo son un reto físico, sino a todos los niveles de nuestra salud al completo, por lo que cuanto más preparados estemos, más podremos minimizar los retos a los que nos enfrentamos”, nos confirma Nevada García, fisioterapeuta y directora del .RESET Wellness&SportsClub de Madrid.

Senderistas en las montañas de los Alpes suizos.

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Todo dependerá de la intensidad física que vaya a requerir el viaje en cuestión. No es lo mismo el turismo de playa y chiringuito que una expedición a los Alpes. Para Nevada, en cualquier caso, lo más importante para enfrentar estos retos es “llevar un estilo de vida activo, con una nutrición adecuada y un buen descanso que comience, idealmente, unos meses antes de tu viaje”. Además, para aquellos más aventureros e inquietos que deseen una preparación física integral que garantice que el cuerpo aguante, recomienda el CrossTraining, “en el que vamos a trabajar todo el cuerpo, mejorar nuestra salud cardiovascular y aumentar nuestra resistencia”. Así que ya sabes, ¡ponte a ello!

Una vez que el viaje ha dado el pistoletazo de salida, pueden surgir otro tipo de inconvenientes, como la obligación de pasar demasiadas horas sentado en un avión, coche o tren. La solución para las rutas en coche es sencilla: parar cada dos horas, andar unos metros y continuar. Pero, ¿qué hay de esos viajes en avión de diez horas en clase turista? “Existe el peligro real de crear trombos que afecten nuestro corazón cuando pasamos demasiadas horas sentados, así que levántate, camina un poco o mueve tus tobillos con regularidad, ayudará al bombeo de sangre de vuelta al corazón a través de la contracción del gemelo”, insiste la experta.

Tantas horas aquí sentados…

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“Mantener una buenos hábitos de ejercicio y descanso cuando estamos de viaje puede ser un reto, pero es esencial si vamos a estar lejos de nuestra rutina habitual mucho tiempo”, afirma Nevada, y no podemos estar más de acuerdo. Si vas a pasar muchos días en un turismo de descanso, no te olvides de descubrir lugares cercanos que puedas recorrer a pie; sin embargo, si tu viaje va a requerir de ti un esfuerzo físico considerable, prueba a establecer una rutina de estiramientos para evitar posibles lesiones menores o que se carguen los músculos. Es importante detectar qué necesita nuestro cuerpo en cada momento y preocuparnos de proporcionárselo. La aventura será, con total seguridad, mucho más agradable.

Pero, si hay una cosa que puede amargar un viaje y para la que nunca estamos preparados lo suficiente, eso es el jet lag. Este se ocasiona porque nuestro ritmo circadiano, el que se encarga de regular nuestra actividad y descanso según las horas de sol y oscuridad, se ha visto descompensado.

¡Que se calle el despertador!

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Hay dos formas de conseguir que el jet lag nos afecte menos: antes del viaje, “podemos ajustar el reloj de nuestro teléfono al horario al que vamos a viajar, e irnos a dormir y despertarnos como si ya estuviéramos ahí”, lo que hace que la adaptación al nuevo destino sea más sencilla; y, una vez en el lugar, “lo crucial es exponernos lo máximo posible a la luz solar para acelerar la adaptación de nuestro reloj biológico”. Parecen dos consejos de lo más sencillos, pero marcarán una gran diferencia.

Por último, la alimentación, según el lugar que vayas a visitar, puede ser muy distinta a la habitual y suponer un problema para nuestro estómago. Nevada insiste en no dejar de disfrutar de la comida local, probar sabores diferentes y descubrir platos nuevos a la vez que se la damos a conocer a nuestro cuerpo de forma gradual: “Es importante introducir poco a poco a los picantes y evitar puestos callejeros hasta que tu barriga se acostumbre a la comida local”. Y, si en algún momento te cuesta ir al servicio, “intenta priorizar comida con fibra”. Además, según nos cuenta, el estrés y el cambio de ritmo circadiano puede afectar a nuestra salud estomacal, así que es más que recomendable aplicar todos los consejos mencionados para un estómago de hierro.

Calle de puestos callejeros en Seoul.

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CUIDADO DE LA PIEL

Almudena Nuño, dermatóloga, médica estética y directora del Instituto de Dermatología y Merdicina Avanzada (IMDA) en Madrid, nos da respuesta a una gran preocupación cuando viajamos: ¿cómo podemos cuidar nuestra piel para que sufra lo menos posible durante el viaje? “No se recomienda cambiar nuestra rutina de cuidado de la piel de forma completa sino adaptarla a las condiciones del lugar para luego poder volver a nuestros cuidados de una forma sencilla”. No obstante, esto puede variar en función de si nos trasladamos a un lugar frío, extremadamente cálido o húmedo.

Por ejemplo, si vas a practicar esquí durante una semana, “la hidratación es clave para prevenir la sequedad y las grietas, ya que el frío reseca mucho y, por supuesto, hacer uso de protección solar, porque la nieve refleja la radiación y nos podemos quemar”; mientras que si nuestra intención es ir a la playa, “los antioxidantes pueden ayudar a combatir el daño por radicales libres, pero deberíamos de tener especial cuidado con la vitamina C y aplicar siempre protección solar después de ponerla en la piel. Además, es recomendable disminuir el uso de retinol o alfa hidroxiácidos (AHA) si nuestra piel ha estado muy expuesta al sol”, nos cuenta Almudena.

El protector solar es fundamental.

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Es decir, no es necesario un neceser de viaje completamente nuevo, sino saber añadir y mantener eso que asegura la estabilidad de nuestra piel: “usar protector solar para protegerse de la radiación UV, limpiar bien la piel regularmente para retirar impurezas y considerar el uso de productos ricos en antioxidantes para combatir el estrés del viaje o el jet lag”. Además, algo en lo que Nevada y Almudena están de acuerdo es en beber igual o más agua que en nuestro lugar de origen, ya que ayudará a que la hidratación de la piel, y en realidad de nuestro cuerpo al completo, se mantenga a niveles óptimos.

Por último, a la hora de transportar tus productos de skincare, lo ideal sería usar minitallas, ya que el envase está diseñado y probado para que los ingredientes se preserven a la perfección. A pesar de lo dicho, si no hay otra opción más que usar los botes de 100ml que ya hayamos utilizado en otras ocasiones, “es importante que los lavemos y sequemos bien para evitar que se contaminen o guarden humedad que pueda favorecer el crecimiento de microorganismos”, insiste Almudena. Y así haremos.

¡Que no se te olvide la bolsa de plástico donde meter los productos!

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SALUD MENTAL

Por mucho que hablemos y repitamos cómo cuidarnos físicamente, a la hora de descubrir un nuevo destino también es primordial que nos preocupemos de atender nuestra mente. Uno de los peores síntomas que indican que nuestra salud mental está viéndose deteriorada es la aparición del estrés que, aunque en algunos momentos es inevitable, sí puede eludirse en un gran número de ocasiones. El primer tip está claro: descansar es lo más importante.

Ver fotos: 25 países que todo viajero debería visitar (al menos) una vez en la vida

“Está demostrado que la fatiga afecta a nuestra memoria, y sería un poco triste querer verlo todo y no acordarte de la mitad”, argumenta Nevada. En el afán por visitar y conocer el mayor número de sitios posibles se nos olvida que la capacidad humana no es infinita y que, llegado un momento, es necesario descansar. Querer seguir tirando del carro cuando este está desgastado es una tontería. “Además, no descansar afecta nuestro bienestar emocional, lo que quiere decir que si estás relajado vas a estar más feliz y enfrentarás mejor los retos que, de forma inevitable, van a aparecer”, determina.

Tómate un momento para, simplemente, no hacer nada.

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A estos momentos de descanso pueden acompañarlos dosis de soledad que, si viajas con amigos o familiares, pueden ser muy útiles para recargar tu energía social y así estar de mejor humor con los demás; además, incorporar hobbies que en tu vida diría estés acostumbrado a hacer, ya sea leer, ver series o cocinar, va a hacer que bajen los niveles de cortisol (la hormona del estrés). No es necesario mencionar, por supuesto, que dormir las horas necesarias para recuperarnos física y mentalmente es algo obligado. Aunque queramos mantenernos activos sin cesar, las vacaciones también son para uno mismo, para desconectar de la rutina y poder descansar todo lo que, con toda seguridad, no hacemos en el día a día.

No lo olvides: viajar amplía nuestros horizontes y nos hace más sabios, pero no olvides cuidarte, tanto por dentro como por fuera. Ponte a ti mismo y tu bienestar de cuerpo y mente en el centro de todo.

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