En español|‘Dios nos dio a Trump’: la campaña presidencial republicana adopta un tono más religioso
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‘Dios nos dio a Trump’: la campaña presidencial republicana adopta un tono más religioso
La capacidad de Trump para convertir la pasión de sus seguidores en devoción es crucial para entender por qué sigue siendo el líder republicano indiscutible a pesar de sus repetidos fracasos políticos y de enfrentarse a decenas de acusaciones judiciales.
Un mitin del expresidente Donald Trump en julio en Erie, Pensilvania. En muchos de sus mítines recientes, Trump pronuncia un final de unos 15 minutos que evoca un llamamiento evangélico al altar. Credit…Maddie McGarvey para The New York Times
Conocido desde hace tiempo por sus improvisadas y volátiles actuaciones sobre el escenario, el expresidente Donald Trump ahora suele terminar sus mítines en una nota solemne.
Una música suave y reflexiva llena el recinto mientras un silencio se apodera de la multitud. El tono de Trump se vuelve reverente y sombrío, lo que hace que algunos seguidores a inclinar la cabeza o cerrar los ojos. Otros levantan las palmas de las manos o murmuran como si estuvieran orando.
En este momento, el público de Trump es su congregación, y el expresidente, su pastor, mientras pronuncia un discurso final de unos 15 minutos que evoca un llamamiento evangélico al altar, la emotiva tradición con la que concluyen algunos servicios cristianos en los que los asistentes se acercan para comprometerse con su salvador.
“La gran mayoría silenciosa se está levantando como nunca antes y bajo nuestro liderazgo”, recita Trump de un teleprompter en una versión típica del guion. “Rezaremos a Dios por nuestra fuerza y por nuestra libertad. Rezaremos por Dios y rezaremos con Dios. Somos un movimiento, un pueblo, una familia y una gloriosa nación bajo Dios”.
El ritual meditativo podría parecer incongruente con el estridente epicentro del movimiento conservador de la nación, pero el credo político de Trump se erige como uno de los ejemplos más crudos de su esfuerzo por transformar al Partido Republicano en una especie de “Iglesia de Trump”. Su insistencia en la devoción y la lealtad absolutas puede verse en todos los niveles del partido, desde el Congreso hasta el Comité Nacional Republicano y los votantes de base.
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