De acuerdo a las páginas especializadas en contenido deportivo, las personas encuentran en este tipo de apuestas una opción para divertirse y, por supuesto, monetizar mientras disfrutan de sus eventos o competiciones favoritas. Más allá de su mecánica, hablamos de un mundo lleno de datos interesantes que vale la pena conocer.
Su origen se remonta a la antigua Grecia
Si bien la actividad viene evolucionando conforme avanza la tecnología, las apuestas deportivas forman parte de la historia de los griegos. Durante la antigua Grecia, era costumbre apostar.
Esto se evidencia en la organización de los primeros juegos olímpicos, un evento caracterizado por una mecánica bastante similar a la actual. Aunque no existían plataformas digitales ni la opción de aprovechar los bonos de los casinos online para apostar, el público apoyaba a los competidores que consideraban ganadores.
El azar siempre tiene la última palabra
Si bien los apostadores experimentados aseguran que ganar no tiene que ver con la suerte, sino con la toma de decisiones informadas, el azar demostró su poderío cambiando el rumbo de la historia de dos hermanos que consiguieron convertir 10 euros en 2.000 euros.
En 2015, el enfrentamiento entre el FC Barcelona y el Deportivo La Coruña tenía un gran favorito: el equipo culé. Sin embargo, los chicos decidieron apostar por un empate. Durante el desarrollo del partido, el equipo de Lionel Messi mantuvo el dominio, hasta que una remontada de La Coruña en los últimos minutos, logró empatar el encuentro.
Ni el fútbol, ni el tenis, la luna fue objeto de una apuesta millonaria
En 1964 las apuestas deportivas comenzaban a cobrar fuerza como opción de ocio entre las personas. Los interesados en participar acudían a las casas de apuestas y realizaban las diferentes ofertas. David Threfall realizó la que, para el momento, fue considerada la apuesta más absurda de todas.
Con determinación, el hombre puso en juego 10.000 libras y apostó que el hombre llegaría a la luna. Ante la imposibilidad del suceso, se determinó una cuota de apuestas de 1000:1, cinco años más tarde, Neil Armstrong realizo la hazaña inesperada, convirtiendo a Threlfall en un sustancioso millonario.
Una apuesta combinada tiene el récord mundial
La historia moderna de las apuestas está marcada por dos sucesos: la mayor pérdida de todos los tiempos, y la apuesta conocida de mayor rentabilidad. La primera tiene como protagonistas a Robert Maxwell, un magnate apasionado por el juego de la ruleta que perdió de más de dos millones de dólares en apenas 4 minutos.
Por el contrario, la segunda muestra al jugador transformó 11 euros en 16.000 euros, gracias a una apuesta combinada. Según su propia declaración, el triunfo alcanzado nada tiene que ver con el azar, ganar requiere conocimientos, análisis, mucho estudio y el uso del pensamiento lógico y matemático.
