En los tiempos actuales, con la amenaza latente del cambio climático y la llegada al poder de líderes mundiales que priorizan la economía sobre la salud de un planeta que también es el suyo, la educación ambiental se ha convertido en un conocimiento básico para adquirir conciencia sobre la importancia de cuidar el entorno para garantizar un futuro digno a las futuras generaciones porque sin planeta, no hay futuro para nadie. Este año se cumplen ya dos décadas de las actividades medioambientales que la entidad ecologista Gadma, con la colaboración directa de la multinacional de cemento Cemex y la implicación de la Fundació Guillem Cifre de Colonya, lleva a cabo en los centros educativos de Mallorca con el objetivo de familiarizar a los alumnos y alumnas con la naturaleza y con la certeza de que para que los escolares aprendan a valorar el entorno primero deben conocerlo.
“Desde Gadma siempre hemos pensado que lo más importante para un niño que se está formando es conocer su entorno más próximo porque en un futuro pueda amarlo y comprenderlo”, explica Bernat Fiol, el portavoz de esta activa entidad ecologista con sede en Binissalem. Desde que se iniciaron estas actividades hace ahora dos décadas, han participado más de 28.000 estudiantes de Mallorca, pertenecientes a 59 centros educativos de 38 municipios de la isla. Desde entonces, se han creado nueve campañas educativas ambientales diferentes, con las que se han realizado 132 actividades en los últimos 16 años. También se han editado hasta nueve revistas, una para cada campaña, y editado más de 88.300 ejemplares de estas publicaciones que se han complementado con carteles, fichas de campo y otro material impreso necesario para el desarrollo de las actividades.
¿En qué han consistido las campañas?
Las campañas educativas han abarcado diferentes aspectos del medio ambiente, como las plantas de garriga, las tortugas, la crisis de la extinción, los torrentes de Mallorca, los endemismos de Balears, el mar, las plantas, el archipiélago de Cabrera y la tierra que nos queda.
Y lo más importante es que todas estas materias se han divulgado sobre el terreno, lejos de las aulas, para que los alumnos y alumnas puedan ver, tocar y oler la naturaleza sin ningún filtro. Gadma ha organizado todas estas actividades de forma desinteresada, con la esperanza de que el beneficio de la iniciativa redundará en favor de toda la sociedad. Gracias a estas actividades, las escuelas de Mallorca tienen un buen archivo de material didáctico elaborado para la ocasión. “Nuestra atención está en los niños y niñas, en su aprendizaje y en fomentar su compromiso en un momento crucial de su desarrollo, ellos son el futuro y a nosotros nos toca descubrir, apreciar y cuidar el entorno natural de donde nos ha tocado vivir. Estas experiencias ofrecen a los escolares conocimientos esenciales sobre sostenibilidad ambiental”, explica el portavoz de Gadma.
Gracias a estas dos décadas de actividades ambientales y a la variada oferta de programas centrados en el entorno natural, diseñados especialmente para los niños y niñas, “miles de estudiantes mallorquines han tenido la oportunidad de descubrir de primera mano las singularidades y fragilidades de los ecosistemas terrestres y marinos de la isla, han aprendido sobre especies en peligro de extinción, el uso sostenible de los recursos naturales, la flora y la fauna autóctonas y las prácticas responsables con el medio ambiente”, añade Bernat Fiol. Si todo ello ha servido para que los más jóvenes adquieran una conciencia ecológica mayor, la experiencia no habrá sido en vano. El planeta lo agradecerá.
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