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La calma estival, las aventuras fortuitas, los reencuentros y las reuniones sociales. El verano puede convertirse en un limbo de bienestar que aporta grandes beneficios a nuestra salud, pero también trae consigo una pérdida de rutina que afecta a los hábitos saludables que ya habíamos adquirido. De esta forma, los cambios de horario o la asociación entre estar de vacaciones y abandonarse al puro disfrute (aunque este a veces sea perjudicial), pueden dificultar una relación saludable con la comida.
Una de las principales causas del estrés postvacacional es tener pensamientos del tipo: “después de este verano de excesos, comienzo a cuidarme”. Craso error. Para llevar una vida saludable (pero de verdad) no debemos asociar la alimentación al peso o a la imagen corporal ni caer en la dañina cultura de la dieta. La forma en la que nos relacionamos con los alimentos no tiene periodos vacacionales ni fluctuaciones: no hay momentos para “permitirse” y otros para “restringirse”. Por lo tanto, la relación con la comida hay que cuidarla durante todo el año, de forma que la vuelta a la rutina sea ligera, sencilla, casi imperceptible.
Si perteneces a este equipo de “extremistas” que en verano van con todo y en invierno se restringen hasta desaparecer, necesitas estos consejos. Partiendo de la anterior premisa (mantener tu salud estable durante todo el año), la dietista-nutricionista Griselda Herrero nos propone cinco sencillos pasos para fomentar una relación saludable con la alimentación y mejorar nuestra planificación culinaria en esta época del año:
Deja de lado las dietas o restricciones y todo lo relacionado con ellas.
Olvida las creencias que insisten en que el cuerpo humano es una máquina que funciona por ecuaciones del estilo calorías que entran menos calorías que salen. Céntrate en los alimentos que te hacen sentir bien internamente. Aunque la comida no sirve para combatir el estrés per se, sí que puede tener un impacto sobre nuestro estado de ánimo. Los científicos coinciden en que la precocinada y los productos ricos en grasas saturadas y azúcares libres disminuyen los niveles de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. De la misma forma, aseguran que una dieta saludable regula nuestro estado de ánimo de forma positiva al fomentar la salud intestinal, íntimamente relacionada con la salud de nuestro cerebro.
Planifica los menús para tener una dieta variada y equilibrada
Si no dispones de tiempo, una alternativa que ya está triunfando alrededor del mundo es el kit de recetas, que ha aterrizado en España de la mano de HelloFresh y sus menús semanales familiares; el concepto se basa en recibir en casa un kit de ingredientes frescos de gran calidad, acompañado de su receta e información nutricional. Evitando la parte más angustiosa de la cocina (el estrés por pensar qué cocinar y la correspondiente compra de alimentos) conviertes este momento en una experiencia divertida y no en una fuente de estrés.
También puedes recoger ideas de multitud de libros recetarios. De este modo, podrás programar con antelación tus recetas y tenerlas listas los días más ocupados. Aquí algunos de nuestros favoritos:
GRIJALBO ILUSTRADOS Fast food saludable: Disfruta de la comida sin remordimientos (Alimentación saludable)
GRIJALBO ILUSTRADOS Fast food saludable: Disfruta de la comida sin remordimientos (Alimentación saludable)
GRIJALBO Las recetas de Blanca: Todo se cocina en el intestino (Alimentación saludable)
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Lectio Ediciones Fiambreras: Recetas saludables para cada día: 8 (Sensaciones)
Lectio Ediciones Fiambreras: Recetas saludables para cada día: 8 (Sensaciones)
Además, Cristina García Ferreira, chef y experta culinaria de HelloFresh, insiste en que “planificarnos es un punto esencial también para poder controlar nuestro presupuesto, algo que, como sabemos, puede ser muy complicado en este momento del año”.
Mantener horarios regulares de comidas
Los patrones de alimentación irregulares se han asociado con enfermedades como la diabetes tipo 2, obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Regular nuestro horario alimenticio disminuye el estrés, que, al fin y al cabo, es lo que queremos evitar a toda costa.
Identificar y atender nuestras señales de hambre y saciedad
Esto nos ayudará a realizar elecciones de forma intuitiva, sin dejarnos llevar por tendencias, por el “qué debería comer y cuándo” o por señales externas, ajenas a lo que nuestro interior necesita. Subordinar lo que nos pide el cuerpo a las preferencias/creencias de otra persona puede devenir nuevamente en la tan perjudicial cultura de la dieta. Por último, es esencial recordar que no todas las elecciones tienen que atender al hambre fisiológica; a veces, debemos saciar también otros tipos de hambre.
Comer de forma consciente
Evita las pantallas y las distracciones, pues el acto de comer se vuelve mecánico y queda relegado a un segundo plano. Así, será más complicado atender a las señales de saciedad de las que hablábamos con anterioridad. Disfruta de la comida y, si es posible, come en familia o rodeado de una compañía agradable. Dale al momento la importancia que tiene. Según el “HelloFresh 2023 Food for Thought report” a un 63,6% de los españoles nos gustaría comer más en familia, por lo que este punto parece necesitar una mejora generalizada.
Si atiendes estos consejos “podrás seguir comiendo variado y equilibrado cada semana sin dedicarle tiempo a lo que más estrés te causa […] e invertir ese tiempo en cocinar productos frescos y disfrutar del resultado”, concluye la chef.