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Acuerdo de París sin Estados Unidos: la reacción mundial y sus consecuencias

Autor: Dolores Baron

El presidente Donald Trump anunció la retirada oficial de Estados Unidos del Acuerdo de París, marcando un nuevo y polémico capítulo en su política ambiental. Esta decisión fue presentada en el marco de su asunción y como una medida crucial para proteger la economía nacional y defender la soberanía del país. Sin embargo, no tardó en generar una ola de reacciones y preocupaciones en el escenario internacional.

Medio-Ambiente
Los objetivos de reducción de emisiones exigían enormes sacrificios financieros y operativos para las empresas nacionales.

Por qué se retira Estados Unidos del Acuerdo de París

Trump justificó esta decisión argumentando que el tratado imponía restricciones injustas y desproporcionadas a la economía estadounidense. Según su visión, los objetivos de reducción de emisiones exigían enormes sacrificios financieros y operativos para las empresas nacionales, especialmente en sectores clave como el petróleo, el gas y el carbón, mientras que países como China e India, grandes emisores de carbono, no enfrentaban compromisos tan estrictos. 

Esto, según él, colocaba a Estados Unidos en una posición de desventaja competitiva en el escenario global. Además, Trump insistió en que el acuerdo internacional socavaba la soberanía de su país al permitir que organismos externos influyeran en la política energética y ambiental estadounidense, algo que consideraba inaceptable. Desde su perspectiva, las decisiones sobre cómo gestionar los recursos naturales y la producción de energía debían tomarse exclusivamente dentro del país, sin injerencias externas.

La decisión también fue presentada como un cumplimiento de las principales promesas de su campaña presidencial: priorizar los intereses estadounidenses sobre cualquier compromiso internacional. Trump afirmó que protegería los empleos en las industrias tradicionales de energía y garantizaría el crecimiento económico al desvincularse de lo que llamó un “acuerdo desigual e ineficaz”.

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El compromiso de Estados Unidos en los Acuerdos de París era uno de los más grandes dentro de los países que participaban.

Tras la salida del Acuerdo de París, la administración Trump delineó un plan que buscaba consolidar el enfoque energético del país en torno a la expansión de las industrias de combustibles fósiles. Se anunció un aumento significativo en la producción de petróleo, gas natural y carbón, con el objetivo de fortalecer la economía y garantizar la independencia energética de Estados Unidos. 

Además, el gobierno planteó revisar y reducir las regulaciones ambientales, que Trump describió como “cargas innecesarias” para las empresas, en un esfuerzo por facilitar las operaciones en sectores clave y fomentar la inversión en infraestructura energética. Aunque Trump ha sido crítico con las energías renovables, su administración declaró que también buscaría impulsar tecnologías que mejoren la eficiencia de las industrias de combustibles fósiles y reduzcan sus emisiones, intentando equilibrar la producción energética con cierto grado de sostenibilidad ambiental.

La reacción de los líderes mundiales a la decisión de Trump 

La decisión de retirarse del Acuerdo de París provocó reacciones inmediatas en la comunidad internacional. En Europa, los líderes expresaron su profunda decepción y lamentaron lo que consideraron un retroceso considerable en los esfuerzos globales para combatir el cambio climático. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reafirmó el compromiso de la Unión Europea con el Acuerdo de París y señaló que el bloque continuaría liderando los esfuerzos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Por su parte, China, como una de las principales economías emisoras de carbono, lamentó la retirada de Estados Unidos, pero aseguró que seguiría cumpliendo con los compromisos asumidos en el acuerdo, subrayando la necesidad de cooperación global frente al cambio climático.

Desde Naciones Unidas, el secretario general António Guterres manifestó su preocupación por el impacto de esta decisión. Guterres advirtió que la retirada de Estados Unidos podría debilitar los esfuerzos globales en la lucha contra el cambio climático, pero instó a los demás países a redoblar sus acciones para alcanzar los objetivos establecidos en el acuerdo. 

Pétroleo
Trump afirmó que protegería los empleos en las industrias tradicionales de energía.  

A su vez, organizaciones ambientales de todo el mundo condenaron la decisión, advirtiendo sobre sus graves consecuencias ambientales y económicas. Sin embargo, destacaron que otros países, gobiernos locales y empresas privadas estaban asumiendo un papel más activo para compensar la ausencia de Estados Unidos en este esfuerzo colectivo.

Las consecuencias de un Acuerdo de París sin Estados Unidos

Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Su salida podría dificultar significativamente el cumplimiento de los objetivos del acuerdo, que buscan limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales. Sin el compromiso de una de las principales economías, otros países podrían tener dificultades para compensar las emisiones estadounidenses.

Durante la administración de Barack Obama, Estados Unidos desempeñó un papel clave en la negociación del Acuerdo de París, lo que consolidó su liderazgo en la diplomacia climática. Al retirarse, el país cede ese espacio a otras potencias como la Unión Europea y China, que podrían asumir un rol más destacado en los esfuerzos globales contra el cambio climático.

Además, su retirada podría inspirar a otros países a replantearse sus compromisos climáticos, especialmente aquellos que ya enfrentan dificultades económicas o políticas internas para cumplir con sus objetivos. Esto podría debilitar la confianza en los acuerdos internacionales y erosionar el progreso colectivo.

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Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, señaló la importancia de la participación en los Acuerdos.

El cambio climático afecta de manera desproporcionada a los países en desarrollo, que tienen menos recursos para adaptarse. Al abandonar el acuerdo, Estados Unidos también se retira de los compromisos de financiación climática destinados a ayudar a estas naciones a mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático, exacerbando las desigualdades globales.

Mientras otros países avanzan hacia una transición energética y se esfuerzan por reducir sus emisiones, la decisión de Trump ha dejado un vacío que otros actores globales intentan llenar, enfrentándose al desafío de mitigar el impacto de esta retirada en un momento crítico para el futuro del planeta.

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