El último informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) revela que cada vez son más las personas que se realizan un tratamiento de medicina estética y arroja también un dato de riesgo: un 10% de la población afirma que ve normal realizarse tratamientos médicos-estéticos en su domicilio.
Además, señala que un 45% de los españoles afirma haberse realizado un tratamiento de medicina estética. Esto quiere decir que estamos viviendo un momento de crecimiento y acercamiento de la medicina estética a la población. Cada vez hay más usuarios que se interesan por mejorar su apariencia y, en consecuencia, su autoestima, y esto es algo positivo.
Las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, de la Clínica de Medicina Estética Mira + Cueto, alertan sobre este peligro. Además, recalcan la importancia de la formación experta y de un buen discurso y praxis con pacientes de todas las edades, pero, sobre todo, con los más jóvenes.
“Este crecimiento exponencial en nuestro sector puede llevar a un mal entendimiento de los procedimientos estéticos, a frivolizar procedimientos médicos o al intrusismo, y esto puede ser muy peligroso”, advierten las doctoras.
Además, añaden que por ello “es tan importante la formación, la búsqueda de la excelencia, la regulación a nivel nacional, europeo y la labor que desarrollan las sociedades médicas y los colegios profesionales. Creemos en la medicina estética basada en la evidencia científica, que no se deja llevar por modas, con continuidad, pero sin procedimientos innecesarios y, siempre, con tratamientos adaptados a todas las edades, personalizada al detalle”.
¿Tiene importancia la edad en la medicina estética?
La edad de los pacientes de Mira+Cueto “podríamos situarla entre los 35-45 años. Sin embargo, en los últimos años estamos asistiendo a un descenso en la edad de los pacientes que consultan por primera vez en nuestras consultas de medicina estética, al igual que a un incremento del volumen de hombres que comienzan a tomar partido en sus cuidados faciales”.
Entre un 15-20% de los pacientes se encuentran entre los 20-25-30 años. Las buenas noticias es que “acuden para valorar el estado de la piel, en ocasiones con alteraciones (como acné, rosácea, manchas hormonales). O, simplemente, vienen buscando un asesoramiento y seguimiento dermocosmético aspirando a mejorar la luminosidad y la salud de la piel en general”, aclaran las doctoras.
“Cuando consultan por tratamientos inyectables suele ser con demandas de unidades anatómicas concretas, como los labios o la nariz, o con deseos de mejorar líneas de expresión. Sí que percibimos que las generaciones millennial y centennial tienen interiorizado una búsqueda del autocuidado y de los tratamientos preventivos”.
El peligro de las Redes Sociales en personas jóvenes
Las doctoras advierten del cuidado que hay que tener con las redes sociales, ya que a pesar de que los usuarios quieren mostrar a los demás su mejor cara e imagen, y esto ha ido calando la idea del autocuidado, el uso excesivo de filtros puede perjudicar y distorsionar la realidad.
“El uso excesivo de filtros y el acostumbrarnos a vernos con una falsa imagen de piel sin poros y rasgos exagerados que nos hacen vernos más delgados o con labios voluptuosos, lleva a muchos pacientes a tener expectativas irreales de los resultados o a demandas inalcanzables”.
Por ello, las doctoras consideran que los profesionales de la medicina estética tienen la gran responsabilidad de explicar y educar al paciente, aconsejarles y no realizar tratamientos que lo alejen de su esencia, de lo que es estéticamente armónico, de respetar unas proporciones anatómicas.
“Cuando las demandas de pacientes pasan por enseñarte una foto con filtro, es que algo va mal. Ya debemos detectar un riesgo de dismorfia: no solo está buscando eliminar un defecto que, en realidad, no existe, sino que quiere llevar a la realidad una imagen irreal, imposible de alcanzar fuera del mundo digital, pero que no paras de ver en redes y acabas por concebir como alcanzable”, apuntan las expertas.
Un dato curioso que han detectado las doctoras de Mira+Cueto es que, muchas veces, “consultan por un atributo concreto como los labios o la nariz, pero también es frecuente que busquen una piel sin poros (aspecto inalcanzable, ya que el poro es una estructura anatómica de salida de la glándula sebácea e imborrable)”.
En definitiva, las redes sociales pueden ser un arma de doble filo. Un buen uso de ellas potencia muchas de nuestras destrezas, pero un mal uso puede llevar a perjudicar nuestra autoestima y salud mental.