Toda la atención se centró al inicio de la temporada 2024 de Fórmula 1 en el radical cambio de concepto de Red Bull en su monoplaza, uno que dejó atrás su dominante diseño para tratar de demostrar que la idea de Mercedes no estaba tan lejos de funcionar. El genio de la aerodinámica, Adrian Newey, lo volvió a hacer, pero junto con Pierre Wache, no cesó en su empeño de mejorar, y para el Gran Premio de Australia, nuestros compañeros de Motorsport.com Italia pudieron analizar en detalle su innovador sistema de refrigeración.
Dicha estructura cuenta con cuatro elementos distintos, todos ellos modulares y adaptables en función de las necesidades, que varían de un circuito a otro, aunque los problemas de fiabilidad causaron estragos en el trazado de Albert Park.
Esas soluciones se desarrollaron con dos objetivos, ofrecer un mayor grado de libertad en la definición de las formas aerodinámicas y, al mismo tiempo, controlar el centro de gravedad, ya que elevar el suelo para aumentar la distancia con respecto al asfalto podría provocar un desplazamiento del peso hacia arriba, con el consecuente empeoramiento de la maniobrabilidad del coche.
Si entramos más en detalle en el RB20 y vemos a otros aspectos interesantes del coche, no pasa desapercibida otra característica del monoplaza de Adrian Newey. En la suspensión delantera, el británico mantuvo el brazo delantero del triángulo superior anclado al borde de la carrocería en la parte superior, mientras que el elemento trasero está inclinado sujeto al chasis mucho más abajo.
La primera razón es que Red Bull quiso llevar al límite el efecto anti-dive. Gracias a ese diseño de la cinemática es posible controlar el comportamiento de todo el chasis en frenada, y es ahí donde el RB20 consigue reducir el ‘cabeceo’, evitando cambios bruscos de altura, por lo que no se produce una pérdida repentina de carga aerodinámica, dando a los pilotos la sensación de tener entre manos un coche más equilibrado.
Sin embargo, ese aspecto puramente mecánico también está asociado a una importante función aerodinámica. Giorgio Piola dibujó una línea amarilla que une los dos brazos superiores de la suspensión, y si se prolonga se verá que llega justo a la entrada de los canales Venturi de la parte inferior.
Adrian Newey, por tanto, consiguió que el aire laminado por la suspensión genere un flujo limpio con dirección al fondo, con la intención de aumentar la carga aerodinámica y, por tanto, la eficiencia del RB20. Al poder contar con una mayor carga aerodinámica generada por la carrocería, Red Bull podría permitirse alerones menos resistentes.
Por enésima vez queda demostrado que de cada elemento que compone un monoplaza de Fórmula 1, el genio inglés solo exige que se garantice la función primaria, y que los efectos positivos surjan de múltiples beneficios que hay que poner en común.
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