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Patagonia Run, desde adentro: la felicidad de correr en la nieve, como si fuera un viaje de egresados a Narnia

Autor: Clarin

No puede ser verdad. Será una ilusión óptica. Imaginación pura. Una alucinación generada por las ganas de que sucediera nomás. ¿Cómo entender si no tanta belleza? ¿Cómo explicar esta obra de arte que la naturaleza brinda sin más a cambio que el respeto por observarla, transitarla, abrazarla y amarla? ¿De qué planeta viniste, barrilete cósmico? El regalo se ofrece manso y hermoso a todos los intrépidos que el miércoles 3 de abril se largaron a correr los 21 kilómetros de Patagonia Run, esa fiesta del trail que en 2025 celebrará sus 15 años. Las laderas y el bosque del Cerro Chapelco de repente eran Narnia, pero sin haber entrado por ningún armario. Horas y horas caminando, trotando y corriendo bajo y sobre la nieve. Una fiesta blanca de pura felicidad. Inigualable.

Allí donde el año pasado todo era césped verde ahora había un tapiz nevado impoluto. Y los aficionados lo transformaron en un segundo o tercer viaje de egresados. A tres kilómetros de la largada desde la base, la adrenalina seguía a full en plena trepada. Algunos habían esquivado el primer charco de barro como si no supieran que lo que los esperaba era un mejunje marrón y blanco hasta el final. Pero entonces… ¡zas! El primer golpe al corazón. Un mallín convertido en la sede mundial de la alegría.

Todo el que llegaba abandonaba el sendero señalizado y se lanzaba de lleno a la nieve. Selfies por doquier. Algunos saltaban para posar en el aire sobre el manto blanco. Otros directamente se arrodillaban y agradecían al cielo. Había quienes encaraban una batalla de bolas de nieve. Un señor abandonó todo, ubicó su celular sobre un tronco y empezó a bailar desafíos de TikTok en una videollamada en vivo con su familia. Era un descontrol de felicidad supina. Todo en medio de la legendaria carrera organizada por TMX Team y NQN Eventos en esa afrodisíaca piedra preciosa de Neuquén llamada San Martín de los Andes.

Si Lucy, Edmund, Susan y Peter descubrían la nevada Narnia al entrar a un armario mágico, aquí y ahora eran cientos de hombres y mujeres los que descubrían que lo que a simples mortales puede parecerles un obstáculo natural es sobre todo una oportunidad para disfrutar la alegría de correr en la naturaleza. Si esto es la locura, bienvenida con creces…

Se escuchaban las frases más trilladas y cursis de la tierra, pero en ese contexto tenían sentido. “¡Viva la patria!”, lanzó un vozarrón en plena caminata. “¡Viva!”, le respondieron. “¿Para qué vinimos? Para esto”, fue otra consigna. “Vida hay una sola”, se escuchó. Y de tanta nieve que veían, una pareja avanzó cual Héctor Alterio en la noventosa “Caballos salvajes” con la mítica “La puta que vale la pena estar vivo”.

Jamás en la vida este corredor aficionado transitó tanto tiempo por la nieve. Debajo de los pies y sobre su cabeza. Imágenes a recordar por siempre. Sensaciones inolvidables. Lecciones aprendidas. Lo advirtió en el primer puesto de asistencia, donde saludó a un conocido sin saber que era uno de los camarógrafos del histórico streaming oficial que mostró las siete distancias de Patagonia Run durante los cuatro días de la fiesta de trail y ultra trail más importante de América Latina.

Que el respeto al corredor es prioridad en la organización de Patagonia Run había quedado claro de entrada cuando advirtieron que el clima estaría áspero por el frío y la humedad/lluvia/nieve, por lo que pedían utilizar calzado e indumentaria adecuadas. Y la inmensa mayoría hizo caso, lo que habla de una madurez para aplaudir. Nadie se quejó de la decisión de última hora de cancelar la trepada al filo del Chapelco. Lo entenderían al escalar y ver lo que era eso ahí arriba.

La nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto Marcelo Tucuna / @marcelotucunafotografiaLa nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto Marcelo Tucuna / @marcelotucunafotografia

“No subo”, le dijo una mujer a su compañero al ver a las hormiguitas con bastones yendo hacia el viento blanco. “Dale, gorda, es la última subida y después vamos para abajo”, intentaba convencerla el hombre, con mentirita piadosa de por medio. “Vas tranquila, paso a paso, de a poquito”, se sumó una señora. “Dale que esto es de a diez centímetros. Siempre para adelante”, se prendió el narrador. Y subieron.

Fue impresionante. Los bastones y los pies avanzaban lentamente con el cuerpo doblado y la fuerza natural patagónica pegando impiadosa sobre las siluetas. Acá nadie sacaba el celular para retratar el momento, so pena de congelamiento. Estupideces, no. Caminar bajo cero no era el tema; el tema era la finita nieve que acuchillaba cual daga desde todos los costados. En la subida, desde la derecha. En la recta, desde atrás y pronto desde la izquierda. Así es el viento blanco. Correr podía terminar en una patinada picante. Los rescatistas de rojo iban y venían guiando y aconsejando. Extraordinario todo.

Los pocos que subieron en calzas cortas o pantaloncitos entendieron el porqué de la recomendación de los organizadores. Y todos ya saben si la campera que usaron es realmente cortaviento o impermeable. Y si la capucha funcionó para cubrir la cara. Es parte de la responsabilidad del corredor.

Lo cierto es que al llegar al puesto de abastecimiento de Pradera del Puma nadie hablaba de otra cosa, mientras circulaban los caldos y cafés calentitos, y se reponían bebidas en vasos portátiles personales. Nada de botellas para concientizar que la basura liquida la naturaleza.

La nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.comLa nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.com

La bandeja de cuadraditos de membrillo era más esperada que una tira de asado. Glucosa pura. Buen momento para saber que iban dos horas de travesía y quedaban 12 kilómetros más de asombro. De repente, una voz de mujer se escuchó cerca: “Soy una bendecida por estar acá, amor. Te amo”.

Al borde del quiebre emocional, la señora bajita enviaba esas palabras en un mensaje de voz. Se acercó un cincuentón incipiente con buena percha y le dijo: “Mirá, en 2019 me abrieron al medio y me hicieron tres by pass. Todo hereditario. Y aquí estoy”. Entonces la mujer se animó y contó: “Yo tuve trombosis pulmonar. Por eso soy una bendecida por estar acá”.

A esa altura, el testigo en primera fila hacía fuerza para que no se le nublara la vista y cerró el minidiálogo con una invitación: “¿Cómo no vas a ser una bendecida por estar acá?. Mirá lo que es esto. Vamos juntos que hay mucho más para disfrutar”. Y partieron los tres.

La aventura seguiría con más sorpresas naturales. Si los embudos nunca son lindos de aguantar en una carrera, porque hay quienes se enervan por esperar parados y, cual banquineros en Semana Santa hacia la Costa, pasan por donde no hay que pasar, menos agradables son al aire libre, con temperaturas bajo cero y ganas de seguir. Pero no hay mal que por bien no venga.

La nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto Marcelo Tucuna / @marcelotucunafotografiaLa nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto Marcelo Tucuna / @marcelotucunafotografia

Es el tiempo de entender que cada uno tuvo que pasar por el momento de aprender cómo encarar una bajada, cómo ubicar sus bastones y sus pies para no patinarse en el chocolate barroso, cómo enfrentar el vértigo o el miedo. Si la señora de adelante se siente más cómoda haciendo culipatín en lugar de bajar en dos patas, se la banca.

Al cabo, correr en la montaña implica el respeto de códigos que en la calle no se ven. Aquí nadie mira el reloj ni el ritmo. La empatía y la solidaridad con el que se siente mal es prioridad. Se lo ayuda si le falta liquido o si busca algo en su mochila. Se lo aconseja. Se lo alienta a seguir. Se lo hace reír. Se lo mima. Y en caso de fuerza mayor, se corre la bola hasta que un rescatista se entera, lo encuentra y define qué hacer. Debiera ser sencillo de entender.

Si “Appetite for destruction” de Guns N’ Roses y el álbum negro de Metallica habían sido motores ideales para el comienzo, el debut triunfal de Los Raviolis en las orejas fue la mejor elección posible para ese tramo lento. El único problema es que los demás entendieran que si escuchaban carcajadas detrás suyo no era porque se rieran de ellos al bajar, al patinarse, al cruzar puentes, al esquivar troncos o al inventar acrobacias agarrándose de las sogas dispuestas en el recorrido.

La culpa la tenían las geniales letras de “Hoy no vino la niñera”, “Pasaporte dorado”, “El hámster”, “Contacto estrecho”, la mítica “Por qué no te mandé al turno tarde”, “Nunca te gusta”, “Límites difusos” y las ya desopilantes “Macho proveedor”, “Nene neoliberal” y “Papi progre”. ¿Que no se puede escuchar música corriendo en la montaña porque te perdés el ambiente? Je, je, je…

La nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.comLa nieve fue protagonista de la fiesta que para los corredores fue la 14° edición de Patagonia Run en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.com

El bosque patagónico es mágico y tiene un microclima propio. Se habla poco. La introspección manda. Se llena el cerebro de preguntas. Quienes corren distancias largas de noche han contado las más variadas anécdotas: desde escuchar pasos detrás suyo cuando no los sigue nadie (¿o sí?) hasta ver puntos de luz que los miran e incluso una figura parecida a una “monja blanca”. Por las dudas nadie los contradice. No vaya a ser cosa que sea cierto. Eso sí, todos quieren volver. Más aún después de lo visto este año.

No puede ser verdad. Será una ilusión óptica. Imaginación pura. Esto es Narnia en serio. Nieve por todas partes. En cada hoja de cada rama de cada especie de cada árbol. El espectáculo es inenarrable. Blanco por doquier. Y el festival es completo cuando una ráfaga de viento sacude las copas y los misiles de nieve caen cerca de los cuerpos o literalmente explotan en las cabezas cubiertas de los corredores. Una bendición de la naturaleza a quienes se decidieron a visitarla en este miércoles de abril.

Las Pelotas y Ana Prada acompañan en los oídos para potenciar la pócima mágica. Habrá que tener cuidado en la bajada de la pista Panamericana y clavar las guampas al ritmo de Callejeros. Y el tramo final será con Miley Cyrus cantando el estribillo de “The climb”: “Siempre habrá otra montaña / Siempre voy a querer hacer que se mueva / Siempre va a ser una batalla cuesta arriba / A veces voy a tener que perder / No se trata de lo rápido que llegue / No se trata de lo que está esperando del otro lado / Es la subida”.

La medalla coronó la novena edición personal de Patagonia Run. La aventura de correr en Narnia. El delicioso placer de caminar y trotar en busca de Blancanieves, los siete enanitos y hasta el mismísimo Walt Disney. Literatura fantástica en forma de trail, con la naturaleza como combustible para que la emoción todavía no decaiga y ya se piense en regresar. Porque siempre es lindo volver donde uno fue feliz y amó la vida.

Los dueños de las sonrisas

Sergio Gustavo Pereyra cruza la meta como ganador de las 100 millas de Patagonia Run, en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.comSergio Gustavo Pereyra cruza la meta como ganador de las 100 millas de Patagonia Run, en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.com

Cada uno de los corredores de 32 países inscriptos en alguna de las siete distancias de la 14° edición de Patagonia Run Mountain Hardwear by TotalEnergies participó por su propio razón: por un objetivo, como desafío o con una misión personal que solo ellos saben. Pero, claro, hubo ganadores y ganadoras en cada categoría y aquí se desglosan.

El neuquino Sergio Pereyra tuvo que apretar más de la cuenta para volver a vencer en las 100 millas con un tiempo de 20 horas, 25 minutos y 46 segundos. Lo escoltaron el español Cristofer Clemente (20h31m14) y el uruguayo Maxi Vázquez (20h42m46).

Entre las damas festejó la legendaria esquelense Verónica “Pitu” Ramírez con un registro de 26h01m02, seguida por la mendocina María Eugenia Gabrielli (26h25m33) y Magdalena Aristi, de Bragado (26h32m07).

Verónica Ramírez conquistó las 100 millas de Patagonia Run, en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.comVerónica Ramírez conquistó las 100 millas de Patagonia Run, en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.com

En los 110 kilómetros, el chubutense Luis Epele cruzó la meta en 14h08m15, escoltado a gran distancia por el comodorense Carlos Bergesi 14h52m30 y el barilochense Claudio Nahuelquin (15h12m06). Entre las damas ganó la chilena Graciela Clavijo (17h51m37), mientras que la británica Matilda Staffor Allen y María Silvina Bruno, de General Pico, llegaron juntas en 18h46m57.

En los 70 kilómetros, la prueba fue para el bielorruso Uladzimir Yakubouski tras 7h42m03, escoltado por los neuquinos Rafael Morales (8h05m28) y Esteban Albornoz (8h35m34). Mientras que entre las damas el podio lo integraron Tania Díaz Slater (9h43m53), Bianca Domínguez (10h02m59) y Yennifer Castro (10h25m29).

Los 42 kilómetros quedaron en manos del catamarqueño Joaquín Narváez en 3h22m33 y de la zapalina Roxana Flores (4h16m36). El podio masculino lo completaron el esquelense Hugo Rodríguez (3h35m25) e Ignacio Reyes, de Allen (3h42m31), mientras que el femenino lo formaron la neuquina Florencia Iuorno (4h37m29) y Ruth Irene Oñate Guerrero, de Bariloche (4h43m49).

Joaquín Narváez conquistó los 42k de Patagonia Run, en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.comJoaquín Narváez conquistó los 42k de Patagonia Run, en San Martín de los Andes. Foto www.fotosdeaventura.com

En los 21 kilómetros, Javier Carriqueo fue el más rápido. El dos veces olímpico cruzó el arco de llegada en 1h41m16, seguido por Ulises Toledo (Neuquén) con 1h41m27 y por el esquelense Darío “Lalo” Ríos con 1h46m27. Entre las damas, la sanmanuelina Fernanda Martínez por tercera vez consecutiva se quedó con la distancia en 2h07m05, fue escoltada por la brasileña Carolina Souza (2h25m41) y la neuquina Vanesa Dinamarca (2h26m57).

Los 10 kilómetros quedaron en manos del zapalino Julián Acuña (45m43), seguido por Gabriel Muñoz Soto (Plottier), con 46m29, y por Tomás Márquez (Junín de los Andes), con 47m59. El podio femenino lo integraron Andrea Piñeyro (CABA), con 1h01m47, Mía Borrajo (San Martín de los Andes) con 1h03m08 y Romina Álvarez (San Martín de los Andes) con 1h04m30.

Con un tiempo de 26m27, Gabriel Muñoz Soto, de Plottier, resultó ganador del PR Vertical Race. Lo escoltaron Diego Rebolledo (Zapala), con 27m24, y Jeremías Abba (Rosario), con 28m00. Mientras que entre las damas el podio lo integraron Natalia Cosatto (Córdoba), con 35m55, Karen Benedetti (CABA) con 37m35 y Bárbara Burgoa (Zapala) con 37m45.

El impacto económico y la magia del Parque Nacional Lanín

Los recorridos de las siete distancias de Patagonia Run pasaron por paisajes y vistas espectaculares en San Martín de los Andes. Foto Marcelo Tucuna / @marcelotucunafotografiaLos recorridos de las siete distancias de Patagonia Run pasaron por paisajes y vistas espectaculares en San Martín de los Andes. Foto Marcelo Tucuna / @marcelotucunafotografia

Un evento deportivo no es solamente eso. Que lo digan los sanmartinenses, que cada año ven cómo se mueve su lugar en el mundo durante la semana de Patagonia Run Mountain Hardwear by TotalEnergies, que emplea a alrededor de 600 personas y forma parte del circuito Spartan Trail.

La carrera genera un impacto económico, marketinero, social, aspiracional y turístico inigualable en esta ciudad-pueblo o pueblo-ciudad, con hoteles y cabañas abarrotadas, compras en negocios y consumo en gastronomía local de calidad. Ni hablar de la Expo con productos deportivos que se vendieron como pan caliente: desde bastones y zapatillas a indumentaria y geles especiales.

“Nosotros tenemos en claro que Patagonia Run genera un impacto de 10 millones de dólares en San Martín de los Andes. Entre corredores y acompañantes, son entre 10 y 12 mil personas que se alojan aquí durante 4 o 5 días. Y ese dinero no alcanza solamente a la capa alta sino que se distribuye”, le contestó a Clarín Mariano Álvarez, uno de los organizadores junto a Gabriela Azcárate y Sergio Ochoa.

Desde el municipio tienen todo bien estudiado y por eso acompañan de la mano a esta cita que comenzó en 2010 y que en 2025 hará lo que promete ser una impactante fiesta de 15.

“Según las encuestas que realizamos durante el año pasado, calculamos que cada persona que vino a Patagonia Run tuvo una estadía promedio de cinco noches y gastó 221,64 dólares diarios. Es muy importante porque aporta a la generación de trabajo: en San Martín de los Andes el 72 por ciento del empleo registrado lo genera el turismo”, señaló Alejandro Apaolaza, secretario de Turismo del municipio.

“Eventos como éste multiplican la promoción en el país y en el mundo, lo que vemos en las ferias turísticas a las que concurrimos, además de fomentar el deporte, la salud y las buenas costumbres”, agregó.

Los trabajadores del Parque Nacional Lanín, movilizados en comunión con los corredores de Patagonia Run en San Martín de los Andes.Los trabajadores del Parque Nacional Lanín, movilizados en comunión con los corredores de Patagonia Run en San Martín de los Andes.

Una de las claves de esta carrera es que gran parte de sus siete distancias se corren en algunas de las 412 mil hectáreas del bellisimo Parque Nacional Lanín. Por eso la concientización sobre el cuidado de la naturaleza. Y por eso tocó muy de cerca la movilización de los trabajadores del Parque por el despido de cinco trabajadores esenciales como parte de la reducción del empleo estatal llevada a cabo por el Gobierno Nacional.

“La Administración de Parques Nacionales cuenta con 55 áreas protegidas de 18 millones de hectáreas, entre superficie marítima y terrestre. El Lanín en un Parque de mucha complejidad con tres sedes administrativas en Junín de los Andes, San Martín de los Andes y Aluminé. Conservamos flora y fauna que no se pueden ver en otros lugares y estábamos empezando con el proyecto de introducción del huemul”, le contó a Clarín la delegada María Virginia Gallardo.

“Los Parques han quedado muy vulnerables con estos despidos. Entonces es imposible pensar en la seguridad, en garantizar la protección de los bienes ambientales comunes y en el prestigio de 120 años de conservación. En los Parques no sobra nadie“, añadió.

La relación intrínseca de Patagonia Run con el Parque Nacional Lanín quedó en evidencia porque Gallardo habló en la previa de la largada de las 100 millas y en la premiación de las categorías, y fue aplaudida por los corredores y sus familias. Las razones son evidentes y ella las expuso con claridad: “Este tipo de eventos no se hacen en el Parque porque sí. Es un escenario natural que hemos podido proteger y garantizamos la calidad ambiental y la seguridad para los corredores. Los Parques Nacionales son de todos los argentinos“.

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