El bienestar animal parece estar sujeto a variaciones territoriales, planteando interrogantes sobre la coherencia en la aplicación de la ley. La discrepancia entre regiones respecto a lo que constituye una falta en el cuidado de los animales refleja una preocupante disparidad en los criterios normativos. Genera dudas sobre la equidad y coherencia del sistema legal.
Que diferentes administraciones tengan o apliquen diferentes criterios ante una misma situación o hecho es normal, dado que diferentes personas y/o equipos, pueden tener sensibilidades y enfoques distintas respecto al mismo hecho. Que diferentes territorios tengan distintos usos y costumbres que justifican diferentes soluciones a un mismo problema es entendible y aceptado. Lo que no es de recibo es que una misma administración aplique criterios totalmente distintos ante una situación objetivamente idéntica por estar en uno u otro territorio difiriendo los criterios por motivos totalmente ajenos al objetivo de la ley o norma.
Excepciones en Extremadura y el País Vasco
Esta reflexión viene a cuento del acuerdo al que ha llegado la Administración central con Extremadura y el País Vasco con relación a la Ley de Bienestar Animal. Según este, entre otras lindezas, en estos territorios no es una falta el dejar a un perro solo 24 horas, lo cual es una falta en el resto del territorio estatal. Alguien debería explicarnos muy bien que lo que, en Andalucía, Castilla La Mancha o Catalunya es un atentado contra el bienestar de un perro, no lo es en Extremadura o en el País Vasco, cuando se trata de la misma situación. Obviamente no hay justificación ni explicación a esta situación. Como tampoco la hay a que la pérdida de un animal deba ser denunciada en un periodo máximo de 48 horas en el resto del estado so pena de recibir una multa de 500 a 10.000 €. En cambio no se exige lo mismo en estas dos comunidades autónomas.
Incoherencias del Estado
Es sobradamente conocido que en este estado los deberes y obligaciones van por barrios. Lo demuestran las enormes diferencias que los ciudadanos tenemos a hora de pagar impuestos según la zona del estado en la que vivamos. Pero que estas diferencias y discriminaciones lleguen a los animales de compañía no es de recibo. Que lo que en una parte del estado sea considerado una falta que atenta contra el bienestar animal no lo sea en otras partes del mismo es, simplemente, absurdo y falto de toda lógica y justificación.
Conxita Parals González Presidenta de Asac Publicado en EspeciesPro Nº 273
