Juan Román Riquelme avanza a paso lento. Es un tango reconocido en los adoquines de La Boca, en las noches de madrugada de CONMEBOL Libertadores. Pero el escenario ahora es otro. Es la UEFA Champions League. Es el Villarreal. Sobrevive el amarillo y azul como una reminiscencia del pasado, pero las cosas, esta vez, serán diferentes.
El estadio contiene el aliento. Minuto 87 en El Madrigal. Si convierte Román, Villarreal forzará el alargue frente al Arsenal y mantendrá viva la ilusión de alcanzar la final de la Champions por primera vez en su historia. Del otro lado, Jens Lehmann abre los ojos. Patea Román.
Soy yo.
Es él.
Soy yo.
Ataja Lehmann. Y un pueblo entero se queda congelado.
Esa noche, el 25 de abril de 2006, quedó tatuada en la memoria del fútbol. Villarreal vivía su cuento de hadas en Europa. Arsenal escribía un capítulo heroico. Y Riquelme, uno de los talentos más elegantes del siglo, el Torero que había arruinado pocos años atrás a Real Madrid en la final intercontinental de Tokio, se convirtió -sin buscarlo- en el protagonista trágico de una de las postales más dolorosas del torneo continental.
Hoy, 18 años después, el Arsenal vuelve a semifinales, y el fantasma de esa noche en Castellón reaparece. Porque no importa que los Gunners hayan goleado al Real Madrid con autoridad. No importa que el rival ahora sea el PSG. La última vez que llegaron tan lejos, Román estaba del otro lado.
El presente de Arsenal: firme y con cuentas pendientes
El equipo de Mikel Arteta vive un momento soñado. Tras una Fase Liga casi perfecta (6 triunfos, 1 empate y 1 caída), aplastó a Feyenoord en octavos (9-3 en el global) y luego despachó al Real Madrid con un contundente 3-0 en Londres y un sólido 2-1 en el Bernabéu. Spoiler alert: para volver a disfrutar, los goles de Declan Rice de tiro libre en la ida.
El 5-1 global, categórico por cierto, los depositó por tercera vez en su historia en semifinales.
Pero el dato no es menor: las dos veces anteriores que Arsenal llegó a esta instancia, fue eliminado por el finalista. En 2006, el caso citado en este artículo, derrotó a Villarreal por la mínima y cayó en la final ante Barcelona. En 2009, fue barrido por Manchester United. ¿Será esta la vencida?
El penal que marcó una era
Aquel Villarreal de Manuel Pellegrini era una mezcla de talento sudamericano y temple europeo. Mariano Barbosa, Sebastián Viera, Marcos Senna, Josico, Diego Forlán, Juan Pablo Sorin y Rodolfo Arruabarrena formaban parte de un equipo que sorprendía a todos. “El penal no lo erró Román, lo erramos todos”, recordó Josico. “Nos fuimos con la cabeza alta, pero estuvimos muy cerca”.
“Siempre vamos a tener en la cabeza el penal de Riquelme, pero no le puedo reprochar nada. Ese día jugó muy bien”, agregó Javi Venta, otro testigo de aquel drama.
Era la primera participación de Villarreal en la Champions. Llegar hasta semifinales ya era una hazaña. Pero el fútbol no vive de merecimientos ni de campeones morales. Un penal separó el sueño de la historia.
Román y un legado que persiste
Héroe recurrente en Sudamérica con Boca Juniors, Riquelme nunca pudo jugar una final de Champions. Su nombre siempre reaparece en el imaginario popular cuando Arsenal vuelve a los primeros planos. No por revancha. No por culpa. Sino porque aquel penal condensó todo lo que el fútbol puede ser: gloria, dolor, y el sabor amargo de lo que pudo ser y no fue.
Arsenal se medirá ahora con el PSG por un lugar en la gran final. Será su tercer intento. El primero -y más recordado- fue aquel de 2006, con Riquelme cara a cara con Lehmann. Esa imagen, esa escena, ese instante que definió una semifinal y quedó grabado para siempre.
Cada vez que los Gunners se meten entre los cuatro mejores de Europa, el recuerdo de Román vuelve a escena. Así funcionan las cosas. Porque en la historia de la Champions, hay goles inolvidables.
Y también, por supuesto, frustraciones que nunca se olvidan.
