El 11 de julio de 2021 será recordado en la historia cubana como una página de luto del pueblo en contra de una cruel dictadura; día marcado por la represión de un régimen totalitario sobre miles de personas que, pacíficamente, exigían mejoras. Fue en esa jornada que un joven cubano de 36 años, negro, pobre, marginado que vivía en la humilde Güinera, en Arroyo Naranjo de nombre Diubis Laurencio Tejeda, fue asesinado por la espalda por uno de los esbirros del régimen, el subteniente del MININT Yoennis Pelegrín Hernández.
En el 11J se materializaron las mayores manifestaciones contra el Gobierno desde el Maleconazo de 1994. El joven asesinado quería ser músico, quería construirle a su madre una casita. Le gustaba que le llamaran el “Pikiri Rasta” porque era su nombre artístico. Joven alegre, compartidor, familiar, bueno y tranquilo; nunca se metía en problemas. Sin embargo, todas sus quimeras se esfumaron. Como si él fuera algo prescindible, desechable cayó asesinado y su muerte no fue reconocida ni castigado su victimario.
Ahora, a tres años de ese terrible momento, las redes se hacen neco de la presencia en Estados Unidos del subteniente Pelegrín Hernández, algo que de ser cierto, resulta un hecho indignante, repudiable, prácticamente imposible de creer. Mientras Laurencio Tejeda salía valientemente a las calles para exigir el respeto de sus derechos humanos y libertades fundamentales, el oficial le disparaba a traición en crimen que no fue juzgado.
¡La justicia se puede hacer ahora! Este trabajo está acompañado por las fotos del subteniente, quien incluso, porta una amenazante pistola en la mano. La deportación, de ser cierta su presencia en este país, es la menor de sus sanciones.