En España es habitual limpiarse con papel higiénico tras acudir al baño a expulsar aguas mayores. Defecar es un acto íntimo del que a mucha gente no le gusta hablar. Aquí te dejamos algunas claves para que tu posadera esté completamente limpia tras un acto tan poco glamuroso.
El papel higiénico
No solo existe el debate de cómo colocar el papel higiénico, también está la pregunta de si el papel higiénico es la única opción posible y si es la más recomendable. Lo que es innegable es el hecho de que el papel higiénico es la forma más común de limpiarse en muchas partes del mundo. Es fácil de usar y accesible.
Sin embargo, aunque el papel higiénico puede ser suficiente para remover la materia fecal visible, no siempre asegura una limpieza completa. Puede dejar residuos y, si no se utiliza correctamente, puede causar irritación o incluso pequeñas laceraciones en la piel. Es recomendable usar papel higiénico suave y no perfumado para evitar irritaciones. Limpiar de adelante hacia atrás (en el caso de las mujeres) ayuda a prevenir infecciones.
“El papel higiénico proporciona una barrera física entre la excreción fecal y la mano“, dicen un artículo publicado en Reviews of Infectious Diseases, en 1988. Algo que puede parecer un comentario de cajón para nuestra época pero que, en el pasado, no se tenía tan claro. Es más que evidente y probado que el uso del papel higiénico ha afectado positivamente al control de enfermedades infecciosas.
Ojo con la toallitas húmedas
Son una opción cada vez más popular, ya que ofrecen una limpieza más exhaustiva y suave. Es importante utilizar toallitas diseñadas para el uso personal y sin alcohol para evitar la irritación de la piel.
¿Cuál es el principal problema ambiental de las toallitas húmedas? La forma de eliminación. Muchos usuarios insisten en tirar por el inodoro sus toallitas húmedas. Una práctica que ha crecido en los últimos años y que conforman gran parte de los atascos de los desagües.
No pasa lo mismo con el papel higiénico, a no ser que lo estemos tirando a una fosa séptica. Según un artículo publicado en Environmental Science & Technology (2012) todos los tipos de papel higiénico estudiados se desintegran tarde o temprano.
El lado oscuro del papel higiénico
No podemos mirar hacia otro lado: el uso de papel higiénico tiene un lado oscuro. Como cuentan en esta web, usamos 22 mil millones de kilómetros de papel higiénico al año. En total son 42 millones de toneladas, son 184 mil millones de rollos. Son muchos rollos. “Todo este papel higiénico podría dar la vuelta al planeta cada 10 minutos, o viajar hasta el sol y regresar cada 7 días“. Demencial
El impacto ambiental es claro: 712 millones de árboles talados, 1165 millones de toneladas de agua y 78 millones de toneladas de petróleo. En The world counts puedes elegir “Today”, para ver las cifras en un día. Es inquietante pensar en tanta gente usando papel a la vez en el mundo.
Y cómo hay que limpiarse el pompis
La cultura, religión o tradición hacen que en cada parte del mundo las personas usen una técnica u otra. En España hasta hace pocas generaciones usábamos el bidet, un recipiente que estaba en los baños y que posiblemente ni conozcas si eres milenial.
Era habitual acercarse al bidet para darse un último enjuagado con agua tras la limpieza perianal con papel higiénico. Tal vez esta práctica era una herencia de una época en la que aún no estaba extendido el uso del papel higiénico y había cierta desconfianza hacia él.
¿Acaso limpiarse con agua en el bidet u otro lugar es la forma correcta de limpiarnos el pompis? Limpiarse solo con papel higiénico no es necesariamente negativo, pero tiene ciertas limitaciones y potenciales inconvenientes en comparación con otros métodos de limpieza.
El papel higiénico puede no remover completamente los residuos fecales, especialmente si la materia es blanda o si la cantidad es significativa. Esto puede dejar rastros que pueden causar mal olor y una sensación de incomodidad. Ocurre especialmente en los más pequeños de la casa cuando empiezan a usar el papel higiénico de forma independiente.
Por otra parte, el papel higiénico no elimina completamente las bacterias ni otros microorganismos. Esto puede aumentar el riesgo de infecciones, especialmente si no se realiza una adecuada higiene de manos después de la limpieza. Especialmente cuando tenemos una enfermedad infecciosa hay que acudir al agua y jabón.
Algunas observaciones finales con la que alguna gente se siente identificada. El uso repetido de papel higiénico puede causar irritación, rozaduras e incluso pequeñas laceraciones en la piel sensible del área anal, lo que puede llevar a molestias y potencialmente a infecciones. Y un tema tabú del que poca gente habla públicamente: las fisuras o pequeños desgarros en la piel anal pueden ocurrir debido a una limpieza demasiado vigorosa con papel higiénico. Esto puede llevar a dolor y a un sangrado que nos puede hacer saltar las alarmas.
Pero no nos volvamos locos: limpiarse el trasero con papel higiénico de forma adecuada es precisamente eso, higiénico.
Referencia
- Beytullah Eren, Fatih Karadagli, Physical Disintegration of Toilet Papers in Wastewater Systems: Experimental Analysis and Mathematical Modeling, Environmental Science & Technology 2012 46 (5), 2870-2876
- Walter T. Hughes, A Tribute to Toilet Paper, Reviews of Infectious Diseases, Volume 10, Issue 1, January 1988, Pages 218–222