Nueva realidad de la frontera sur en un año electoral. La Administración Biden ha anunciado que mantendrá el veto al asilo instaurado en el verano. Esto a pesar de que el número de cruces ilegales ha bajado y se ha estancado en los meses recientes, alcanzado cifras similares a las de Donald Trump al final de su Gobierno. El presidente demócrata va ahora más allá y, desde este lunes, hace más difícil levantar la polémica medida. Esto significa que el cierre de la frontera se mantendrá de forma indefinida en los meses que le restan en la Casa Blanca.
El Ejecutivo de Biden anunció en junio que negaría el trámite del asilo a los inmigrantes que lo solicitan mientras la frontera con México estuviese saturada. La medida auxilió a las autoridades federales a reducir el número de cruces ilegales en un 59% e hizo de julio y agosto los meses con menos encuentros (procesamiento de detenidos) desde septiembre de 2020. La baja hizo a muchos preguntarse si Biden levantaría el veto en plena campaña electoral.
Para que las restricciones al asilo fueran retiradas, Biden había fijado primero como techo que el número de procesados en la frontera por el Departamento de Seguridad Interior fuera de 2.500 personas diarias en promedio a lo largo de siete días. Washington ha bajado este lunes la cifra aún más. Ahora tendrán que estar por debajo de 1.500 detenciones de media al día durante 28 días consecutivos. Esto hace prácticamente imposible que las restricciones desaparezcan. La Patrulla Fronteriza ha procesado estas semanas a 1.700 personas diarias en promedio. Lo hace en el momento de menor inmigración ilegal en cuatro años.
La Administración sostiene que la medida ha ayudado desde junio a deportar al 70% de los adultos que han llegado solos o acompañados con algún familiar a territorio estadounidense. Esto incluye 119.000 individuos de más de 140 países. Washington ha triplicado el porcentaje de expulsiones en caliente de los no ciudadanos y ha rebajado a la mitad el número de personas que son liberadas por la Patrulla Fronteriza a la espera de un proceso de deportación. En el recorte del flujo también ha colaborado el Gobierno mexicano, que ha hecho más difícil continuar el camino dentro de su territorio para llegar a su frontera norte.
La decisión ha hecho que arrecien nuevamente las críticas de las organizaciones en favor de los derechos humanos de los inmigrantes. “El presidente Biden será recordado por afianzar un veto al asilo que ha puesto a cientos de miles de individuos vulnerables en peligro”, señaló el centro Las Americas Immigrant Advocacy Center. La American Civil Liberties Union aseguró que la norma no solo es “inmoral sino ilegal”. El grupo ha llevado al Ejecutivo a los tribunales para intentar suspender la prohibición al asilo, que había sido uno de los pilares fundamentales de la política migratoria de Estados Unidos.
Este veto será uno de los legados que Biden dejará a su sucesor en la Casa Blanca. Incluso si su vicepresidenta, Kamala Harris, gana los comicios presidenciales del 5 de noviembre. La candidata demócrata mostró el viernes que está dispuesta a continuar los duros controles de la frontera que han sido implementados por el Ejecutivo.
“Como presidenta haré más por hacer más segura la frontera. Para reducir los cruces ilegales, adoptaré más acciones para mantener la frontera cerrada entre puntos de entrada”, aseguró Harris en un mitin en Arizona, uno de los siete Estados en disputa rumbo a las elecciones de este otoño. La candidata prometió incrementar las penas para los inmigrantes ilegales reincidentes. El Gobierno de Biden ya había fijado para estos prohibirles la entrada al país por cinco años.
Para intentar ordenar el flujo migratorio, la Administración ha apostado por una aplicación en línea, CBP One, que debe ser llenada por aquellos que deseen migrar a Estados Unidos. El formulario de la app debe ser completada en sus países de origen y antes de iniciar el viaje al norte. Las autoridades procesan unas 1.450 citas diarias de la aplicación. “Entendemos que mucha gente está desesperada para migrar al país, pero nuestro sistema debe ser ordenado y seguro”, añadió Harris el viernes.
Frontera bajo control
La Patrulla Fronteriza documentó durante septiembre 54.000 cruces ilegales. La cifra, aún preliminar y adelantada por la cadena CNN, indica que la situación es prácticamente la misma desde que Biden hizo entrar en vigor su veto al asilo, en junio pasado. En el ocaso de su Gobierno, el mandatario ha logrado controlar uno de los flancos de ataque más explotados por los republicanos. La Administración registra ahora los números más bajos en cuatro años de cruces ilegales.
La dinámica en la frontera ha cambiado mucho. Diciembre de 2023 rompió todos los récords con unos 250.000 encuentros procesados por las autoridades federales. Esto llevó a Washington a replantear las medidas de control en la frontera. El veto al asilo ha sido la herramienta más exitosa. Entre julio y septiembre los cruces no han llegado nunca a los 60.000 mensuales. Agosto, con 58.000 detenciones, representó un muy ligero aumento respecto a julio (56.400), pero no hizo saltar las alarmas en la Casa Blanca. Septiembre confirma nuevamente la tendencia a la baja.
A pesar de esto, la inmigración se mantiene, junto con la economía, como uno de los principales temas rumbo a las elecciones. Donald Trump ataca a Harris y Biden asegurando que han dejado entrar a Estados Unidos a unos 20 millones de inmigrantes ilegales, un número que rechazan los datos oficiales. Muchos de estos, dice el candidato republicano, han abandonado prisiones y manicomios en El Salvador y Venezuela, otra afirmación que ha sido desmentida una y otra vez. Harris acusa a Trump, en cambio, de haber matado en el Senado una legislación bipartidista que habría dado más recursos a para el control fronterizo. Harris promete promulgar la norma de llegar a la presidencia.