Hace algunas semanas me invitaron a participar en los Diálogos por la Cultura que están realizando la senadora y músico Susana Harp y la actriz y cantante Regina Orozco por todo el país. Son encuentros que organiza Morena a pedido de la candidata a la Presidencia de la República Claudia Sheinbaum. En Morelos se llevó a cabo en el Museo Juan Soriano con una nutrida concurrencia de agentes del sector de varios municipios. A la reunión asistió la candidata Margarita González Saravia en calidad de convidada de piedra por la veda electoral. Transcribo acá parte de mi participación:
Quisiera comenzar aseverando que en los últimos 5 años el experimento de pauperización de los agentes culturales del país ha sido todo un éxito. Pasamos de la calificación de “fifis y burgueses mantenidos del estado” de principio del sexenio a trabajadores en “extrema vulnerabilidad” tal como descubrió un grupo de trabajo de Morena en el Senado que los llevó a incluirnos en la Ley del Trabajo recientemente (me disculparán la ironía y que tenga la sangre muy roja y el corazón a la izquierda). Para el objeto de sus esfuerzos -y los nuestros- urge un censo que dé claridades de la grave erosión que sufrió en esta gestión federal el ecosistema cultural mexicano, desapareciendo teatros, editoriales, galerías, escuelas de arte, centros culturales y, entre muchas otras cosas, librerías. No lo eludan, por favor, para partir de una base realista.
Con la fe puesta en que la primavera regrese a Morelos, sembrada de Margaritas, y para no hacer un rosario de los múltiples desaciertos y carencias en materia de cultura en las artes escénicas, pasemos a proponer.
1.- El 96 % de los morelenses nunca han entrado a un teatro a ver danza, performance, circo o teatro ni le han visto, de hecho, en su vida. Los Teatros Teopanzolco, Ocampo, Narciso Mendoza y Cine Morelos están subutilizados y sin mantenimiento; urgen presupuestos para su pleno funcionamiento (que incluya honorarios de artistas) así como políticas y planes para un servicio intensivo a la población. El Centro Cultural Teopanzolco nos debe la habilitación de la Caja Negra y su puesta a disposición de los gremios escénicos morelenses.
2.- Urge descentralizar las artes escénicas a través de circuitos o caravanas para que el 96% de nuestros conciudadanos puedan ejercer su derecho a la cultura. Para ello se necesita algo más que las inoperantes canchas techadas, negocio político de otros tiempos. Habilitar infraestructura abandonada y realizar adecuaciones para su óptimo uso pedagógico y escénico sería prioritario.
3.- Huir de la cultura del “evento” y acompañar las presentaciones de artistas escénicos profesionales de la derrama de saberes en las comunidades para el disfrute de la práctica escénica por nuestros conciudadanos.
4.- La cultura comunitaria se contagia, no se impone. El teatro comunitario es tejido a mano y tiene que partir del acompañamiento a los propios agentes comunitarios ya en territorio o bien contagiarse de a poco con profesionales especializados en su implementación en comunidades. Morelos tiene una larga tradición en la práctica teatral comunitaria que urge reestablecer para hacer efectivos los derechos culturales de la población.
5.- Todo trabajo escénico profesional tiene que ser bien pagado y no demandado por autoridades estatales y sobre todo municipales que lo piden en gratuidad o minimizada su valía. Tal pago tiene que ser expedito y no tardar más de 30 días.
6.- Se declare a los Espacios Escénicos Independientes y Casas de Cultura de interés público y sean protegidos, promovidos, apoyados en trámites y acompañados de presupuestos y difusión por las instancias culturales del Estado. El 80 % de las acciones escénicas que se realizan en el Estado de Morelos son fuera de la institución, con recursos propios sea en metálico o en especie. Somos los agentes culturales independientes quienes hasta hoy animamos la vida cultural del Estado y merecemos reconocimiento, acompañamiento económico y protección. Los Espacios Escénicos Independientes son las ramas y el follaje del tronco atrofiado de las instituciones. La propagación de infraestructura en manos de sociedad civil organizada y su apoyo irrestricto y protección es la única posibilidad de abatir los bajísimos índices de consumos culturales.
7.- Legislar para la articulación de estímulos que partan de créditos para fiscales a partir del Impuesto Sobre Nómina e Impuesto sobre Hospedaje (SECTUR) como ya se ha hecho en Sonora, Nuevo León, Jalisco y Chihuahua.
8.- Urge un nuevo pacto entre artistas y autoridades para verdaderamente servir a la sociedad y llegar ahí donde nuestros conciudadanos ni siquiera saben que son sujetos del derecho humano del disfrute de la cultura. Este nuevo pacto no implica claudicar críticamente ni el sometimiento de la libertad de expresión. Significa que ni los unos anteponen su ego sino su compromiso con quienes son el objeto de sus esfuerzos y las otras no anteponen el cumplir con metas y estadísticas para fines políticos.
Hasta aquí llegó mi alocución por los límites de tiempo impuestos por la organización del evento pero enlisto otros puntos que merecerían desarrollo: Programa Estatal de Teatro Escolar, Muestra Estatal de Teatro, Presupuestos para producción escénica por regiones, Descentralización formativa, Fomento a la educación escénica en niveles escolares desde primaria hasta superior, Propiciar fondos para la construcción de Centros Escénicos Independientes con proyectos anuales de derrama en comunidades, Propiciar el surgimiento de nuevos escritores de teatro con herramientas suficientes.
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