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Álex Luna
Curioso, cuanto menos, es saber que durante el transcurso de la próxima jornada liguera el Girona podría estar matemáticamente clasificado para Europa a falta de ocho jornadas. Con 24 puntos por disputarse, la distancia entre el los catalanes y el Betis -equipo que ocupa la séptima plaza- es de 23, por lo que una victoria en tierras colchoneras o cualquier pinchazo de los verdiblancos haría oficial y matemática una plaza en el continente para los de Míchel.
Digno de frotarse los ojos por cualquier aficionado ‘gironí’, el club se prepara para algo histórico, también como novato en una nueva época en la que deberán gestionarse grandes trámites en pequeños tiempos. Aún así, con la ilusión primando cualquier acción, los ‘blanc-i-vermells’ cumplieron frente a los andaluces las capacidades impuestas por el técnico vallecano. Y es que, Míchel Sánchez, no titubeó en la previa del partido para mostrar la absoluta confianza de ganar los nueve partidos que restaban por aquel entonces si el equipo mostraba la mejor de sus versiones.
Visto lo visto, la cruz sobre el cuadro bético ya asoma sobre la hoja de ruta que completan Atlético, Cádiz, UD Las Palmas, Barça, Alavés, Villarreal, Valencia y Granada -fuera de casa y en Montilivi alternada y respectivamente-. El combinado gerundense fue, precisamente, capaz de superar a un equipo que, aunque no esté en su mejor momento, aspira a ocupar puestos europeos por nivel y plantilla. Montilivi volvió a tomar por bandera el cartel de ‘fortín’ como ha hecho en todas las citas que se han jugado durante el curso, a excepción de la visita del Real Madrid en la primera vuelta.
Es una nueva resaca dulce que llega después de lo que bien pudo ser un ‘Domingo de Resurrección’, un paso clave al frente para no atraer las dudas y plantarse en el Cívitas Metropolitano con, ahora sí, mucho que perder y poco que ganar, porque la Europa League ya parece más que lograda y sellada con cinta americana.
Sin embargo, durante un nuevo parón por la final de la Copa del Rey, el Girona afrontará estos días con unas sensaciones totalmente distintas y una presión algo distinta a la que podría coexistir en los entrenamientos para prepararse frente a los rojiblancos. Además, el pinchazo de alguno de sus perseguidores da la bienvenida a una ráfaga de aire fresco que permite seguir manteniendo un colchón de puntos agradable para no perder los nervios antes de tiempo.
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El gol de Stuani en el añadido no llegó para sellar la Europa League, sino para dar muestras de vida a una competición que traería a Montilivi a los mejores equipos del continente europeo con un himno que, por si acaso, ya empieza a tararearse.
