Cuando Christophe Fuquet asuma el cargo de CEO de la empresa tecnológica más valiosa de Europa el 24 de abril, no solo heredará una compañía singular, también el liderazgo de toda una industria responsable de un componente esencial de la vida moderna: los chips.
ASML, con sede en los Países Bajos, fabrica una de las máquinas más complejas del mundo, empleada por fabricantes de chips como Intel y TSMC para elaborar los avanzados microchips necesarios para el funcionamiento de los actuales smartphones, automóviles y centros de datos. Fouquet asumirá la dirección de los cerca de 40,000 empleados de ASML y dirigirá una extensa red de más de 5,000 proveedores especializados, como los alemanes Zeiss y Trumpf, cuyos láseres y espejos permiten a las máquinas de ASML proyectar minúsculos patrones en microchips tan pequeños que se miden en nanómetros (la millonésima parte de un milímetro).
El mayor fabricante de chips de Estados Unidos espera que la IA generativa, así como la preocupación del gobierno estadounidense por las ambiciones tecnológicas de China, revitalicen su negocio.
El reto para Christophe Fuquet como CEO de ASML
Fouquet, que lleva 16 años en ASML, tendrá que mantener la ventaja tecnológica de la compañía. Sus máquinas más avanzadas no tienen competidores. “Llevo años trabajando con Christophe, y ansío continuar nuestra magnífica relación mientras ofrecemos soluciones litográficas de vanguardia”, declara Ryan Russell, vicepresidente corporativo de Desarrollo de Tecnología Litográfica de Fundición de Intel. Pero Fouquet, que se ha vendido públicamente como el candidato de la continuidad, también tendrá que dirigir ASML a través de una creciente lucha de poder geopolítico que gira alrededor de los chips.
Anuncio de Christophe Fouquet como el próximo CEO de ASML.
“La compañía debe gestionar su posición en el centro de las tensiones tecnológicas entre China y Occidente”, señala Chris Miller, autor del libro Chip War: The Fight for the World’s Most Critical Technology. Fouquet declinó hablar con WIRED para este reportaje.
Esas tensiones se hicieron públicas en 2018, cuando Estados Unidos empezó a presionar al Gobierno de los Países Bajos para que impidiera el envío de tecnología de ASML a China, uno de los principales mercados de las máquinas de la empresa. Al año siguiente, ASML ya no podía vender sus sistemas más avanzados de litografía ultravioleta extrema a clientes chinos. En lugar de invertir esa estrategia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la amplió, aplicando las restricciones a los equipos menos avanzados de ASML. Este año, Estados Unidos intensificó la presión sobre los holandeses para que impidieran a la compañía incluso dar mantenimiento de las herramientas que ya había vendido a China.
En junio, Fouquet se pronunció a favor de la cooperación internacional en la industria del chip. “En ASML no creemos que la desvinculación sea posible. Será extremadamente difícil y caro”, declaró a Nikkei Asia.
“Algunos tienen la sensación de que el gobierno holandés no defendió lo suficiente a ASML, y que cedió a la presión de Estados Unidos y básicamente restringió a ASML porque los estadounidenses así lo querían”, comenta Tobias Gehrke, investigador senior de política del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Sin embargo, los analistas dudan de que algún país europeo sea capaz de resistir ese tipo de presión. “ASML es demasiado grande para los Países Bajos”, asegura Rob de Wijk, fundador del Hague Centre for Strategic Studies. “Se trata de un juego de poder, y los países individuales, incluida Alemania, son simplemente muy pequeños para este juego”. En cambio, forma parte de un contingente cada vez mayor, incluido el CEO saliente de ASML, que pide que las licencias de exportación para sectores estratégicos sean gestionadas por la Unión Europea, a fin de proteger a empresas como ASML de ser presionadas entre superpotencias. “Dejemos que lo haga Bruselas y que se ocupe de la política de poder”.
Es probable que a Fouquet, de ASML, le preocupen menos las restricciones a la exportación que reducen su mercado; los envíos de ASML a China supusieron un récord del 49% de las ventas totales en los últimos resultados de la compañía, presentados el 17 de abril. Pero a las personas que trabajan dentro de la empresa les preocupa que las acciones de Estados Unidos inciten a China a invertir en competidores potenciales de ASML, según el autor Marc Hijink, que perfila la empresa con sede en el norte de Brabante en su libro Focus: The ASML Way. “Tienen mucho miedo de que al final, cuando China no tenga acceso a las máquinas de ASML, se sientan aún más motivados para construir su propio sistema litográfico que compita con el de ASML”, destaca. “Creen que ése es el punto que le falta a Estados Unidos”. Un competidor de ASML quizá tarde en aparecer. “La litografía es compleja. Es costosa. Desde un punto de vista científico, es un reto construir una máquina así. Pero no es imposible”, añade Hijink. “Como les gusta decir en ASML, lo que se puede hacer en Brabante también se puede realizar en Pekín”.
Demis Hassabis, CEO de DeepMind, afirma que los mayores avances en inteligencia artificial están aún por llegar y que harán falta algo más que capacidad informática.
Las opciones de ASML para evitar que los competidores chinos se conviertan en un problema son limitadas. “Por supuesto, intentan presionar para conseguir más margen de maniobra”, resalta Hijink. Los representantes de ASML se reunieron a principios de mes con el jefe de la política de exportación de Estados Unidos, Alan Estevez. Pero Fouquet tendrá que decidir si los Países Bajos son el lugar más estratégico para la compañía, a medida que aumentan las tensiones en materia tecnológica. Bajo el mandato del anterior CEO, Peter Wennink, ASML amenazó con abandonar el país, alegando una retórica antiinmigración después de que el Partido por la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés) de ultraderecha ganara las elecciones de noviembre. El periódico holandés De Telegraaf informó que ASML estaba considerando Francia como base alternativa, citando a una fuente anónima. “Si no podemos traer a la gente aquí, la llevaremos a otra parte”, declaró el CEO Wennick a Politico en enero.
El éxito de ASML supone que está atrapado en medio de la lucha de poder entre Estados Unidos y China. Para muchos, la mejor defensa de Fouquet será alertar a una población más amplia sobre su causa. “Espero que la agenda del próximo CEO consista en redoblar los esfuerzos para que el caso de ASML sea un asunto europeo”, observa Gehrke. “No es solo una cuestión del gobierno holandés”.
Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Andrei Osornio.
