En los últimos años, la cuestión de los límites de pista se volvió cada vez más central en el trabajo de la FIA, no solo para garantizar la coherencia dentro de una temporada, sino también para responder a todas esas controversias inevitables que surgen en ciertas rondas del campeonato de Fórmula 1. Anteriormente, solo se vigilaban en algunos puntos concretos de determinados circuitos, es decir, en aquellos trazados en los que el director de carrera consideraba que podía haber una ventaja al sobrepasar la línea blanca.
Sin embargo, eso se basaba en algunas simulaciones de la federación y en las opiniones del director de la cita, por lo que podía haber claras diferencias durante la campaña. Por ello, para garantizar la coherencia en la toma de decisiones, decidieron hace unos años adoptar una política de “tolerancia cero” en materia de límites de pista, para que todos se juzgaran de la misma manera y con el objetivo de garantizar una mayor seguridad.

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No obstante, aunque esa política permitió dar un claro paso adelante en la coherencia de las decisiones en todo el campeonato, eso no quiere decir que no tuviera algunos puntos débiles, principalmente relacionados con la forma en que se vigilaban.
El problema de los comisarios deportivos en F1
Los comisarios disponen de varios medios para controlar los límites de la pista, como las imágenes de la Fórmula 1, las cámaras de un circuito cerrado, el GPS y los oficiales de pista, pero eso no siempre es suficiente. El mejor ejemplo es el Gran Premio de Austria en 2023, cuando la FIA tuvo que revisar más de 1.200 posibles infracciones.
Fue un trabajo que tardó mucho tiempo en completarse tras la bandera a cuadros, con la inevitable polémica sobre el impacto y el método de adjudicación de las sanciones. En ese caso, la federación se vio inundada de posibles sanciones, saturando tanto a los comisarios como a los que tenían que tomar las decisiones.

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Uno de los problemas fue el hecho de que fuera un comisario que vigilaba los límites de la pista en la curva 9 el que estuviera en la curva 10, aunque estaba en línea para tener una mejor visión de la curva 9, la distancia a la pista seguía siendo grande. Además, el hecho de que hubiera un bordillo rojiblanco después de la línea blanca no facilitaba la tarea de los comisarios que supervisaban.
La FIA recomienda que haya al menos dos personas a pie de pista, es decir, una que observe lo que ocurre en la pista y otra que tome nota, enviando la información a la dirección de carrera, pero es lógico que con más de mil infracciones resulte complejo gestionar cada incidente en tiempo real. Esa resultó ser una de las razones que impulsaron al organismo rector a mejorar la instalación remota de Ginebra, ofreciendo más apoyo.
Disuasión natural para reducir los límites de pista en la F1
Aunque el organismo rector llevaba tiempo trabajando en ello, lo ocurrido en Austria fue la gota que colmó el vaso, lo que llevó a la FIA a adoptar soluciones rápidamente. La primera fue reintroducir una franja de grava más allá del bordillo en puntos concretos, para que los pilotos tuvieran una referencia tangible para saber dónde estaba el límite.

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La grava forma parte de lo que la federación define como un elemento disuasorio natural, es decir, un recurso que disminuye la carga sobre el neumático y, en cierta medida, ayuda a reducir la velocidad. Terminar en la franja de grava resta claramente adherencia al asfalto, con un impacto en términos de tiempo por vuelta.
Aunque también hay otras opciones, la grava se considera la mejor solución, ya que ofrece un agarre más constante en diferentes condiciones, en comparación con, por ejemplo, la hierba, que varía mucho entre seco y mojado, o el Astroturf, que hay que sustituir cada cierto tiempo y es difícil de pegar entre sesiones en caso de problemas. La franja de grava también se coloca a una medida precisa, que en Fórmula 1 es un metro y medio de la línea blanca, que es la anchura del coche menos la anchura de los neumáticos.
Sin embargo, hay otro elemento para simplificar la gestión de los límites de la pista: la introducción de una línea azul junto a la línea blanca. Ese recurso se concibió sobre todo para dar mayor contraste entre la línea blanca y los pianos, como por ejemplo en el Gran Premio de Austria, donde se pintaron de blanco y rojo, facilitando tanto el trabajo de los comisarios a pie de pista como el de los que analizarán las fotos.

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Todos esos expedientes permitieron disminuir significativamente el número de casos, pasando de 1.200 para en 2023 a 70 posibles infracciones en 2024 con las nuevas medidas.
La ayuda de la tecnología en F1
Para facilitar el trabajo, la FIA también optó por apoyarse en la tecnología y, en concreto, en una rama de lo que hoy se denomina inteligencia artificial, la visión por ordenador. Mediante un software especial desarrollado para reconocer determinados elementos, los ordenadores analizan los fotogramas tomados por cámaras situadas en puntos específicos de la pista.
Eso no siempre es suficiente, ya que las cámaras pueden tener diferentes resoluciones y, por consiguiente, diferente calidad de imagen. Sin embargo, con la ayuda de la visión por ordenador es mucho más fácil y rápido para los comisarios ver incidentes dudosos, aunque evidentemente siempre hay un margen de error.

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Como se puede ver en las imágenes publicadas por la FIA sobre la curva 1 de Abu Dhabi, se toman varias referencias para evaluar. Al tratarse de una cámara estática, es más fácil colocar referencias tanto en la pista, como con la línea roja dibujada en el centro, como en el borde de la pista, con la línea blanca y la línea azul. El software reconoce el número de píxeles de una referencia dada y a partir de ahí puede determinar si un coche ha rebasado el límite.
Sin embargo, ese sistema no siempre es fiable al 100%, ya sea por limitaciones técnicas relacionadas quizá con la resolución de la cámara, o porque algunos casos son extremadamente difíciles de juzgar, como ocurrió precisamente en el Gran Premio de Abu Dhabi en 2024, cuando Charles Leclerc acabó fuera en la Q2 debido a que cancelaron su tiempo, mientras que Sergio Pérez, a pesar de una incertidumbre al inicio, se consideró que estaba dentro de los límites de la pista.
Soluciones para el futuro en la F1
Está claro que la inteligencia artificial evoluciona día a día y la FIA también planea dar más espacio a la tecnología, utilizándola para controlar los límites de pista.

Los límites de pista de Pérez y Leclerc en Abu Dhabi en 2024: no siempre son fáciles de juzgar
Photo by: FIA
Para el futuro se barajan varias opciones, como la grava ‘sólida’, como la del Gran Premio de Países Bajos, en la que se hace compacta a través de una resina, de forma que sigue ofreciendo menos agarre que el asfalto, pero sin que las piedras acaben en la pista causando un peligro potencial.
La FIA también está pensando en zonas temporales de grava, para que los circuitos, especialmente los que acogen múltiples competiciones y categorías, tanto de dos como de cuatro ruedas, puedan modificar la escapatoria con un costo menor, pudiendo volver a la configuración anterior para otros usos.
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Gianluca D’Alessandro
Fórmula 1
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