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¿Qué sigue ahora en la campaña presidencial de Estados Unidos tras el anuncio de Biden?

Autor: Sergi Alcalde

El terremoto político en Estados Unidos está servido. Después de una semana de elucubraciones, el presidente Joe Biden ha anunciado en redes sociales que abandonará su candidatura a las elecciones presidenciales, de 2024, una decisión poco habitual en la historia política de Estados Unidos que añade más incertidumbre a la campaña presidencial tras el intento de asesinato contra su principal oponente, el republicano Donald Trump.  

momento sin precedentes en la historia política de EEUU 

La decisión de Biden, producida después de varias semanas de intenso debate entre las filas demócratas, ha dado un carpetazo al debate interno sobre si es o no el mejor candidato posible, pero deja toda la presión sobre las filas de su partido, que deberán encontrar uno nuevo en el menor tiempo posible y con las encuestas en contra. Hasta la fecha, ningún presidente de Estados Unidos ha abandonado la carrera tan cerca de la cita electoral, lo que abre la puerta a todo tipo de especulaciones sobre qué sucederá a partir de ahora.  

La renuncia no solo supone un duro golpe en el tablero de la precampaña, también en el propio sistema político de Estados Unidos, un país muy poco acostumbrado a los liderazgos compartidos entre los candidatos presidenciales de un mismo partido, y mucho menos a un cambio de candidato a pocos meses de las elecciones. Toda la presión está puesta ahora en la fórmula (ticket) demócrata, que tendrá que encontrar un nuevo candidato a menos de un mes de la Convención Demócrata, prevista para el 19 de agosto. ¿Qué sucederá a partir de ahora? ¿Quién sustituirá a Biden? ¿Se presentarán nuevos candidatos?  

La edad entra en el debate electoral 

La preocupación por la edad de Biden ha sido una constante en toda la campaña, aunque adquirió una especial importancia a raíz del debate electoral celebrado el pasado 27 de junio, en el que el presidente se mostró en numerosas ocasiones despistado, hablando con constantes titubeos y parecía perder el hilo constantemente. Sin embargo, incluso antes de aquel momento, las encuestas desvelaron que el electorado pensaba que Biden era demasiado mayor para ser reelegido, teniendo en cuenta que acabaría su segundo mandato con 84 años.

Aunque la Casa Blanca y los asesores negaron durante años que la edad pudiera ser un impedimento para la candidatura, la imagen dada durante el debate electoral delante de más de 50 millones de telespectadores minó la popularidad del presidente y lo hundió en las encuestas. En este momento arreciaron las dudas sobre si una persona tan mayor debería gobernar el país, especialmente ente el electorado demócrata, hasta que algunos cuadros del partido, entre ellos el expresidente Obama, empezaron a pedir abiertamente a Biden que diera un paso a un costado en favor de la causa demócrata. 

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— Joe Biden (@JoeBiden) July 21, 2024

crisis en el partido demócrata

La renuncia de Biden se produce a poco menos de un mes de una de las crisis de partido más explosivas de la historia reciente de Estados Unidos: la protagonizada en el Partido Demócrata tras el debate televisado frente a Trump. Al día siguiente arreciaron las críticas sobre el peso que la avanzada edad de Biden, de 81 años, podía tener en las encuestas, y, aunque representantes del Partido Demócrata señalaron días más tarde que aquel episodio no era más que la consecuencia de un proceso gripal que había padecido días antes, durante la cumbre del G7, el suceso generó un profundo debate entre las filas del partido, preocupado por la mala imagen del candidato.  

¿Quiénes decidirán el candidato? 

Igual que sucede con el partido Republicano, las filas demócratas también eligen a su candidato en una convención nacional. Así, el expresidente Trump obtuvo el pasado 15 de julio el apoyo unánime de los casi 2.500 delegados del partido conservador elegidos en procesos de caucus y primarias, para convertirse en el candidato oficial a la contienda. La Convención Nacional Demócrata se celebrará el próximo 19 de agosto en Chicago. En ella, un total de 3.939 delegados deberá tomar la difícil decisión de quién releva a Biden en la candidatura demócrata, todo ello a menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales programadas para el 5 de noviembre.  

¿Será la vicepresidenta Kamala Harris la elegida? 

Con Biden fuera del tablero, la candidatura demócrata queda en suspense. Muchas voces del Partido Demócrata argumentan que la vicepresidenta Kamala Harris es la única que podría desafiar en igualdad de condiciones al candidato Trump. Otras alegan que el partido debería evitar encumbrar a la vicepresidenta que ha mantenido un perfil bajo en la agenda gubernamental durante lo que ha durado este mandato. 

Sea como fuere, Harris ha recibido el apoyo explícito del actual presidente, quien le ha ofrecido su respaldo para ser la nueva candidata. Asimismo, ha obtenido el espaldarazo de pesos pesados del partido, como Bill y Hillary Clinton, que han escrito en un comunicado que “harían todo lo posible para apoyarla”, mientras, según el rotativo The New York Times, circula una carta interna entre los delegados en la que se insta a cerrar filas en torno a la vicepresidenta.  

Sin embargo, Jaime Harrinson, presidente del Comité Nacional Demócrata, el máximo órgano del partido, ha manifestado en las redes sociales que el partido “llevará a cabo un proceso transparente y ordenado para seguir adelante que se regirá por las normas y procedimientos internos”. Eso significa que, aunque Harris parte en cierto modo con ventaja en las quinielas internas, la elección del candidato idóneo dependerá del apoyo que tengan entre los donantes y los cuadros del partido, que en última instancia influirán en los 3.939 delegados que tomarán la decisión final en la Convención Demócrata. Estos son otros candidatos:

Gavin Newsom

El gobernador de California es una de las caras visibles con opciones a encabezar la candidatura demócrata. Newsom fue alcalde de San Francisco entre 2004 y 2011, en un momento en el que la ciudad todavía luchaba contra las secuelas de la caída de las puntocom del año 2000.  Más recientemente, se convirtió en uno de los principales baluartes del presidente Biden en los momentos de mayor zozobra de la campaña demócrata. Incluso ha repetido en numerosas ocasiones que se enfrentaría a la candidata Kamala Harris si tuviera ocasión. El hecho de ser un candidato consolidado le confiere cierta ventaja, aunque su currículum político está plagado de luces y sombras, pues su mandato en California ha tenido que lidiar contra problemas enquistados, como la falta de vivienda, los impuestos elevados y el aumento del coste de la vida.

Gretchen Whitmer

Hasta hace poco, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, partía como una de las posibles candidatas a competir por la candidatura con Harris, aunque recientemente ha manifestado su renuncia a entrar en la contienda. En 2022, lideró una campaña que dio la victoria a los demócratas en el disputado estado por primera vez en 40 años, lo que la colocaba en una buena posición para encabezar cualquier candidatura con posibilidades de éxito. De hecho, en las anteriores elecciones presidenciales ya encabezó la lisa de posibles candidatas a la vicepresidencia. Al igual que Newsom, Whitmer defendió enérgicamente la candidatura de Biden durante la crisis demócrata, aunque nunca ha ocultado su ambición política. 

J.B. Pritzker

El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, es uno de los políticos del Partido Demócrata que más han combatido a Donald Trump, a quien ha acusado directamente de delincuente, racista y estafador. 

Estos mismos ataques le han valido el favor de los simpatizantes demócratas. A su favor tiene sus victorias políticas en cuestiones tan espinosas como el aborto o el control de armas, así como su enorme fortuna: el heredero de la cadena de hoteles Hyatt tiene un patrimonio estimado de unos 3.500 millones de dólares, lo que lo convierte en el cargo electo más rico de Estados Unidos. En la política estadounidense, cincelada a golpe de donaciones, es un factor importante.

Josh Shapiro

Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania y ex fiscal general del Estado, tiene en su haber un importante índice de aprobación entre los encuestados. Además, es un orador eficaz y un centrista declarado, cualidades que lo impulsan hacia una posible candidatura en un partido Demócrata poco dado a los extremos. Pero se ganó la mala reputación entre parte del electorado joven al ofrecer un apoyo incondicional a Israel y denunciar algunas de las manifestaciones propalestinas como antisemitas. 

A su favor tiene el hecho de ser el gobernador de un estado clave para el ticket demócrata, y es que derrotó al candidato republicano con un 56% de los votos, y eso es algo que valoran los delegados del partido. 

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