Por Jason Jimenez, Op-Ed Contributor
Existe la creencia común de que el ateísmo está ganando popularidad en el mundo moderno, particularmente en Estados Unidos. Sin embargo, una interesante tendencia contradice esta suposición: un número creciente de personas que antes se identificaban como ateos ahora expresan una creencia en Dios. Si esto es cierto, uno podría preguntarse qué razones hay detrás del cambio hacia la fe entre los antiguos ateos en una sociedad cada vez más secular.
El libro de Justin Brierley El Sorprendente Renacimiento de la Creencia en Dios: Por qué el Nuevo Ateísmo Envejeció y los Pensadores Seculares están Considerando el Cristianismo Nuevamente (traducción literal) ofrece evidencia convincente del resurgimiento del teísmo. Justin documenta sus estimulantes conversaciones con destacados ateos y teístas, destacando los profundos cambios de perspectiva que experimentan muchos ateos a medida que pasan de la incredulidad en Dios a abrazar la existencia de lo divino. Una cosa que Justin notó en los últimos años al hablar y entrevistar a ateos de todos los orígenes fue su cambio de tono. Escribe: “los debates grandilocuentes entre ateos militantes y apologistas cristianos han sido mucho menos frecuentes. En su lugar ha llegado un número cada vez mayor de invitados seculares que están mucho más abiertos al valor cultural y social del cristianismo, incluso si ellos mismos no son creyentes. Algunos de estos pensadores y personalidades están preocupados por el giro de la sociedad hacia una cultura de cancelación de políticas basadas en la identidad y a menudo se encuentran más en sintonía con sus interlocutores cristianos en estos temas que con algunos de sus hermanos seculares”.
Cuando se trata del cambio hacia la creencia en Dios, está claro que no existe una respuesta única para todos. Justin descubre una amplia gama de razones, desde una comprensión gradual de que la ciencia por sí sola no puede explicar completamente los misterios del universo, hasta encuentros o revelaciones poderosas que desafían visiones del mundo anteriores, hasta un anhelo de un significado y una conexión más profundos que el materialismo no logra satisfacer. Estas diversas historias nos iluminan y nos animan a tener la mente abierta sobre las razones del creer.
Una de las conversiones más significativas del ateísmo al cristianismo en los últimos años involucró a Ayaan Hirsi Ali. Ella conmocionó al mundo académico y a muchos ateos de todo el mundo cuando publicó un artículo en su sitio web titulado “Por qué ahora soy cristiana: el ateísmo no puede equiparnos para la guerra civilizacional”. Ayaan, quien huyó de Somalia para evitar un matrimonio musulmán concertado, se identificó más tarde como atea mientras residía en los Países Bajos. También participó en conferencias junto a figuras reconocidas como Richard Dawkins y Sam Harris.
El cambio de Hirsi Ali al cristianismo no se produjo de la noche a la mañana. Con el tiempo, empezó a reconocer los crecientes peligros del Islam radical, buscó certeza moral fuera del ateísmo y finalmente encontró esperanza e inspiración en la historia del Cristianismo.
Otro cambio notable tuvo lugar dentro de uno de los principales defensores del ateísmo, el Dr. Peter Boghossian, quien escribió un libro llamado Un manual Para Crear Ateos.
Aunque Boghossian no es religioso, ha suavizado significativamente su lenguaje. Solía ver al cristianismo y a sus seguidores como los principales adversarios de la ciencia, la verdad y el pensamiento racional, pero ahora se da cuenta de que estaba equivocado. Ahora dirige gran parte de su atención a las amenazas genuinas que plantean los ideólogos de izquierda. Como dice Justin en El Sorprendente Renacimiento de la Creencia en Dios, “Peter Boghossian apenas ha tenido una conversión al cristianismo tipo Damasco. Pero ha experimentado un cambio notable en su actitud hacia las cuestiones que importan y qué batallas pelear. El ateo apasionado se ha ido, reemplazado por alguien profundamente preocupado por la dirección que está tomando una cultura post-cristiana. Él, junto con muchos de sus pares, ha comenzado a darse cuenta de que las gallinas están volviendo a casa para dormir en el Occidente post-moderno. “
Las narrativas de estos viajes espirituales son un poderoso recordatorio de que la fe es un viaje profundamente personal. Sin lugar a dudas, estas historias y otras similares encienden inspiración y motivación, llevan a las personas a reflexionar sobre sus propias creencias y alimentan una profunda sensación de que hay más en la vida de lo que parece.
El sorprendente resurgimiento del teísmo entre los antiguos ateos tiene importantes implicaciones para el futuro de la fe en el mundo. Indica que el ateísmo no es el único resultado de una era secular y que el teísmo no es cosa del pasado. Sirve como recordatorio de que los humanos tienen una capacidad inherente de asombro, trascendencia y reconocimiento de un poder superior a ellos mismos.
Esta tendencia alentadora nos invita a todos a abordar las preguntas profundas de la vida con humildad, empatía y disposición a sorprendernos por las experiencias y la belleza que revelan la presencia amorosa y la sabiduría de Dios. También demuestra que el teísmo no es un acto de fe irracional sino una respuesta razonable y racional a la existencia de Dios.
El teísmo ofrece una nueva esperanza para quienes buscan significado, propósito y verdad en un mundo caótico y desconcertante. El teísmo no es un fenómeno en declive sino próspero y en evolución.
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. (Romanos 1:20).
