Los días 9, 10 y 11 de abril se realizó el primer Congreso Internacional de Movilidad Humana en Chile, denominado Desafíos de la migración hoy, en el cual participaron expositores de diversos países latinoamericanos. Estamos viviendo un momento muy complejo y desafiante para la movilidad humana en el mundo, y particularmente para nuestro país. Las guerras, las restricciones a la movilidad, las crisis sociopolíticas y los crecientes efectos del cambio climático, obligan a tomar medidas urgentes y que no se piensen solo localmente y en el corto plazo. En Chile, en un año que estará marcado por las elecciones presidenciales y parlamentarias, necesitamos más que nunca poder desarrollar propuestas de políticas públicas realistas, que se basen en evidencia y tengan una mirada de futuro, y que sean realmente un aporte a un debate muchas veces saturado con información incompleta y visiones sesgadas. Para lograr esto necesitamos crear instancias que permitan- efectivamente- dialogar y llegar a acuerdos entre personas y sectores con visiones distintas; que también podamos aprender de las experiencias de otros países que han sido exitosas y prometedoras en distintos aspectos de la gestión migratoria; y establezcamos canales permanentes de colaboración para enfrentar los desafíos actuales y venideros de la migración. Sin duda que esto es una deuda que tenemos como país.
El Congreso Internacional de Movilidad Humana desarrollado en Chile es un primer paso en este camino. Convocado por diversas organizaciones, es una instancia que surge -precisamente- por la necesidad urgente de dialogar, aprender y colaborar. Durante tres días se juntaron personas del mundo académico, de la sociedad civil y del sector público, para abordar, pensar y hablar sobre la migración latinoamericana desde distintos puntos de vista y dimensiones, tales como seguridad, género, salud y educación. También se conversó sobre cómo estamos implementando mecanismos de protección internacional en la región para abordar la crisis humanitaria de Venezuela, Cuba, Haití y otros países, así como la forma en que se entrega asistencia legal.
Otro foco relevante fueron los desafíos que se enfrentan para promover la integración multidimensional de las personas extranjeras, tanto en materia de habitabilidad, acceso a servicios, como también de convivencia comunitaria en la vida diaria. Otros temas de gran importancia tuvieron que ver con las consecuencias respecto al desplazamiento humano producto del cambio climático, las situaciones de violencias que sufren las personas en sus trayectorias migratorias y las políticas públicas dirigidas a estos grupos.
A partir de las más de 100 presentaciones y discusiones que se desarrollaron, es posible establecer algunas conclusiones centrales:
- Son muchos los flujos de migración que hoy en día se están dando en contextos de alta vulnerabilidad y exposición a riesgos. No se reducen solamente a Venezuela -que sin lugar a dudas es el más numeroso y visible- sino que hay más nacionalidades que lo están viviendo y se encuentran menos visibilizadas, como el caso de Cuba y Ecuador.
- Chile está enfrentando los mismos problemas que el resto de los países de la región para recibir e integrar a personas extranjeras. En este sentido, hay algunas experiencias que deben ser tomadas en consideración para incorporarlas a nuestras políticas públicas.
- Hay una necesidad urgente de mejorar la forma en que entendemos y aplicamos la protección internacional. Hace poco tiempo finalizó el proceso de Cartagena + 40 que estableció un plan de 10 años para abordar el trabajo con personas refugiadas, y es sin duda un eje que debe trabajar colaborativamente y a nivel internacional, dado el contexto de profunda crisis de la región.
- Las respuestas no deben ser reactivas y unidimensionales. Nuestras políticas públicas deben reflejar cómo queremos que sean nuestros países y sociedades en las próximas décadas, debido a que la población migrante, principalmente los niños y niñas, están creando hoy la forma de relacionarse con la sociedad en Chile.
- El abordaje de migración no está solo en el sector público, también se encuentra tanto en la academia como en la sociedad civil, donde se está desarrollando un trabajo robusto y generando conocimiento útil para las decisiones públicas. En este sentido, la cooperación y colaboración público-privada es también un elemento imprescindible para la gestión de la movilidad humana.
El Congreso ha finalizado exitosamente, no obstante, el riesgo de que las discusiones y acuerdos se pierdan en el tiempo es alto. En ese sentido, las organizaciones convocantes han establecido un proceso de continuidad, que hagan de éste, un espacio permanente. Por lo pronto, en las próximas semanas y meses se divulgarán los trabajos y discusiones que se han sostenido, de manera transversal y dirigido a todo el público. A su vez, se ha anunciado ya la segunda edición del Congreso para realizarse el año 2027 en la ciudad de Bogotá, Colombia. Con estas acciones, se espera sostener este esfuerzo y seguir avanzando hacia el abordaje de la movilidad humana en América Latina. Se espera también, para esta segunda edición, estrechar los lazos y colaboración con todos los países de América Central y del Norte, ya que los flujos de movilidad humana están siendo cada vez más continentales.
Como señaló en la inauguración del Congreso el director del Servicio Nacional de Migraciones, para avanzar, desde la academia, las organizaciones y el Estado, debemos hacernos cargo de las tensiones y los dilemas que se generan. Y es justamente lo que hemos logrado con este evento, encontrándonos con prácticas y evidencia nacionales e internacionales que nos muestran que es posible una migración segura, ordenada y regular, a partir de una gestión que conjugue procesos de integración y cohesión social positivos y armónicos, pero que comparten un elemento necesario para su éxito: un compromiso político y social transversal por construir territorios y sociedades mejores para todos y todas quienes los habiten.