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Las cinco trampas que esconde la Vig-Bay

Autor: Alberto Leyenda

Ya faltan menos de dos semanas para una de las grandes citas del calendario gallego de carreras populares. El domingo 14 de abril se celebra la XXIII edición de la media maratón Vig-Bay y, como cada año, en la salida de Samil se congregarán miles de atletas con el propósito de alcanzar la meta de Baiona.

A estas alturas, los participantes, cada uno dentro de sus objetivos y de sus posibilidades, ya tendrán la preparación ultimada; correr 21.097 metros no es algo que se improvise en 12 días. A buen seguro, muchos de los cerca de 5.000 participantes serán repetidores, pero a los debutantes y a aquellos que se lo estén pensando para futuras ediciones les conviene estar alerta de las dificultades que hay a lo largo del hermoso recorrido costero.

La Vig-Bay, sobre el plano, no es una carrera de excesiva dureza: el desnivel positivo es de unos 90 metros y el negativo unos metros superior. No es un recorrido para firmar la mejor marca personal, pero tampoco es la tortura que los organizadores podrían armar con pequeñas variaciones. Ahora bien, sí conviene tener en cuenta algunas pequeñas trampas y estar muy pendientes de la previsión meteorológica porque el viento puede ser un elemento fundamental.

1.- El falso llano de Mide

Los seis primeros kilómetros de la carrera tienden tendencia ascendente y, de hecho, acumulan la mayor parte de las subidas. La parte más dura, sin duda, es la cuesta que conecta el puerto de Canido con la avenida Ricardo Mella; es un tramo corto pero de pendiente pronunciada. Es aconsejable no dejarse llevar por la alegría del arranque y el impulso eufórico del pelotón.

Después llega un llano, pero no hay que confiarse: muy poco a poco, de manera visualmente imperceptible, la carretera se va empinando. Si has pasado en coche por ahí puede que ni siquiera te hayas dado cuenta, pero el desnivel va incrementándose hasta llegar a Mide. Desde Canido, en total, son unos 2,3 km de desgaste muscular, así que es buena idea dosificar esfuerzos.

Altimetría de la carrera

Tras el arranque llano en Samil llegan los seis kilómetros más duros / Alba Villar

2.- El repecho traicionero de Panxón

Desde ese punto llegan unos cuantos kilómetros favorables, ideales para oxigenar la musculatura, estabilizar las pulsaciones y poner un buen ritmo de crucero. Hay hasta una bajada pronunciada, para ir de la Estrada pola Vía hasta, de nuevo, la primera línea de costa. Ese descenso es propicio para ganar velocidad, pero la trampa viene justo después. En lugar de ganar la playa y continuar hacia Lourido, el recorrido vuelve hacia atrás en dirección al pabellón de Panxón.

Además de este cambio de sentido contraintuitivo, el tramo tiene unos 300 metros de subida. No es muy empinada, pero tras varios kilómetros favorables las piernas notan el cambio. Hay que tener en cuenta, además, que ya estamos en el kilómetro 12 de la carrera.

XXII MEDIO MARATON GRAN BAHIA VIG-BAY Y II MINIBAY. SALIDA DESDE LA PLAYA DE SAMIL, EN VIGO / ATLETISMO. CARRERA. VIGBAY. 22 MEDIO

Tras el arranque desde Samil llega la parte más dura del recorrido / Alba Villar

3.- El final del Monte Lourido

Una vez recuperado el rumbo hacia Baiona se llanea otra vez, hasta Monte Lourido. El rodeo a la pequeña península es ondulante, pero sin demasiada dureza pese a la fama de ser uno de los puntos más complicados. De hecho, el desnivel más intenso se hace bajando. Pero al acabar de darle la vuelta, de nuevo, la carrera retrocede unos 200 metros ascendentes. No son gran cosa, pero a los 16 kilómetros cualquier cuestecilla parece el Mortirolo.

4.- La recta interminable

Superada esa dificultad, la planimetría ya solo muestra un par de falsos llanos, esta vez muy cortos e inofensivos. Todo parece hecho cuando se entra en Baiona, a menos de dos kilómetros de la meta. El final del esfuerzo ya se presiente, pero se puede hacer eterno si no se guardó algo de energía. En especial, cuando se afronta la última recta y la pancarta parece alejarse a cada paso. Es solo un espejismo, ya no queda nada.

XXII MEDIO MARATON GRAN BAHIA VIG-BAY Y II MINIBAY. META EN BAIONA / ATLETISMO. CARRERA. VIGBAY. 22 MEDIO

Recta final en Baiona / Marta G. Brea

5.- El dios Eolo

Decíamos arriba que la Vig-Bay no es excesivamente dura sobre el plano. Pero hay un factor que puede hacer de la carrera una auténtica escabechina: el viento. Durante muchos kilómetros, los corredores avanzan muy expuestos a las rachas de componente sur-suroeste, justo las que predominan estos días. Con ese régimen de vientos, en todos los tramos en los que se va costeando los atletas se encontrarían el aire de cara o frontolateral, un desgaste que haría que la dureza se multiplicase.

Para la entrada en Baiona, en cambio, la dificultad vendría del noroeste. El calor, a priori, no debería de ser un problema a mediados de abril, aunque si sale un día soleado también hay que tenerlo en cuenta para cuidar la hidratación. En todo caso, conviene echar un vistazo a la previsión para ir mentalizado y no llevarse sorpresas.

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