El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, evitó hoy su destitución gracias al boicot de los legisladores de su partido que se ausentaron de la votación de una moción en ese sentido, presentada por la oposición luego de la imposición efímera de una ley marcial esta semana.
Se necesitaban 200 de los 300 votos para destituir al presidente
Yoon, pero se presentaron solo 195 legisladores en la votación. “Por lo tanto, declaro que la votación sobre este tema es inválida”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional, Woo Won-shik.
La crisis que se desató en uno de los principales aliados y socios estratégicos en Asia de Estados Unidos comenzó el pasado martes. Aunque en Corea del Sur nueve de cada diez personas dicen que en su país hay un clima de polarización y disputas entre partidos, según un estudio del Pew Research Center, lejos estaban de imaginarse que el presidente declararía una ley marcial con superpoderes ejecutivos.
En Corea del Sur, el reloj marcaba las 10:30 p. m. En una inesperada alocución televisiva, Yoon Suk Yeol anunció que en el país quedaban prohibidas las actividades políticas, la “propaganda falsa” y las huelgas. Argumentando la presencia de fuerzas pronorcoreanas y antiestatales en el territorio, el mandatario le pidió al ejército que bloqueara el acceso al Parlamento para evitar que los legisladores revirtieran su orden.
Era la primera vez en las últimas cuatro décadas que en este país de 52 millones de habitantes se imponía una ley marcial. El hecho le recordó a muchos surcoreanos las épocas de régimen militar que vivieron desde la guerra de Corea hasta 1987, cuando se instauró la democracia en el país.
Me sorprendió mucho lo que sucedió y no creía que algo así pudiera pasar en un país desarrollado como este, pero por suerte la gente actuó bien y con rapidez. Aun así, estoy muy preocupado por la situación
Sin embargo, la aventura golpista naufragó en apenas seis horas. Ante la noticia, cientos de diputados de la oposición y un puñado del propio partido de Suk Yeol salieron de sus casas sobre la medianoche para votar en contra de la ley marcial. Decenas de ciudadanos también hicieron lo propio y empezaron marchar hacia la sede parlamentaria.
Al llegar, unos 300 soldados ya estaban apostados en la entrada del Parlamento tratando de bloquear las entradas. Sin embargo, el ejército no pudo evitar que los civiles ayudaran a los legisladores a saltar las barreras y celebrar una sesión extraordinaria para poner fin a la ley marcial. En total, unos 190 legisladores entraron al hemiciclo, contra todo pronóstico.
A las afueras, soldados comenzaron a romper ventanas en un intento por entrar al edificio principal y evitar la votación. Asesores y trabajadores del Parlamento hicieron una suerte de barrera humana para frenar el avance de los uniformados.
Momentos después, la votación la conoció todo el país: los 190 parlamentarios -entre ellos 18 del partido gobernante- tumbaron la ley marcial. No hubo ninguno en contra.
Sobre las 4:30 a. m. del día siguiente, el presidente anunció que respetaba la decisión y desde entonces, no se le ha vuelto a ver en público.
“Me sorprendió mucho lo que sucedió y no creía que algo así pudiera pasar en un país desarrollado como este, pero por suerte la gente actuó bien y con rapidez. Aun así, estoy muy preocupado por la situación”, le resumió horas después una persona en las calles de Seúl a la agencia Efe.
Una vez confirmada la destitución, el presidente fue suspendido y el primer ministro tomó temporalmente el cargo.
Lo que se espera ahora es que la Corte Constitucional avale la destitución en un periodo de 180 días. A partir de ese momento, los surcoreanos deberán ir a las urnas en un plazo de 60 días para elegir un nuevo presidente.
El historial de líos del presidente de Corea del Sur
Suk Yeol, un fiscal que luego se convirtió en presidente, llegó al cargo en el año 2022. Pero desde abril pasado ha enfrentado líos de gobernabilidad cuando el opositor Partido Democrático obtuvo las mayorías legislativas. En el Parlamento, su partido apenas tiene 108 escaños mientras que la oposición tiene 192. Esto le ha complicado el camino para impulsar sus iniciativas de gobierno y el Parlamento le ha bloqueado nombramientos, así como el presupuesto del próximo año.
La oposición recortó unos 4,1 billones de won (2.800 millones de dólares) de la cartera para 2025, “todos los presupuestos clave esenciales para las funciones básicas del país”, según el presidente.
Sin embargo, según Gi-Wook Shin, un profesor de la Universidad de Stanford, estas dificultades, combinadas con una investigación sobre su esposa y sus bajos niveles de popularidad (13 por ciento, según el último sondeo de Gallup), no justificaban imponer la ley marcial.
Una medida tan drástica “suele reservarse para situaciones como una guerra, emergencias u otras preocupaciones similares que amenacen la seguridad nacional”, dijo Shin a la agencia AFP.
¿Qué hará ahora Estados Unidos con su relación con Corea del Sur?
Corea del Sur es un aliado clave de Occidente y un importante baluarte democrático en una región dominada por regímenes autoritarios, que ahora queda en una situación incómoda después de las acciones emprendidas por Yoon Suk Yeol. De hecho, Washington escogió a Seúl como sede de la tercera cumbre Mundial por la Democracia, un evento impulsado por la administración de Joe Biden que este año se llevó a cabo en marzo.
Luego de que el país dio marcha atrás a la ley marcial, el Departamento de Estado expresó “alivio” por el retiro de la norma, pero dijo esperar “que los desacuerdos políticos se resuelvan pacíficamente y de acuerdo con la ley”.
Una de las principales estrategias de Biden para intentar establecer una fuerza disuasoria contra China y Corea del Norte ha sido fortalecer las relaciones militares con sus aliados en Asia. Estableció una nueva asociación de seguridad trilateral con Corea del Sur y Japón. El año pasado, recibió a Yoon y Fumio Kishida, entonces primer ministro de Japón, en Camp David, Maryland, para anunciar el nuevo acuerdo, un logro importante dada la enemistad histórica entre Corea del Sur y Japón
Corea del Sur, sin embargo, no solo se ha vuelto un aliado estratégico para Washington por compartir “valores políticos”. En territorio surcoreano están estacionados unos 30.000 soldados estadounidenses que sirven como una suerte de fuerza disuasoria contra China y Corea del Norte que operan bajo el mando Indo Pacífico y en coordinación estrecha con el ejército surcoreano.
“Una de las principales estrategias de Biden para intentar establecer una fuerza disuasoria contra China y Corea del Norte ha sido fortalecer las relaciones militares con sus aliados en Asia. Estableció una nueva asociación de seguridad trilateral con Corea del Sur y Japón. El año pasado, recibió a Yoon y Fumio Kishida, entonces primer ministro de Japón, en Camp David, Maryland, para anunciar el nuevo acuerdo, un logro importante dada la enemistad histórica entre Corea del Sur y Japón”, explica un artículo de The New York Times.
Así las cosas, la gran pregunta ahora es qué pasará con la entrante administración republicana con Donald Trump a la cabeza, quien el pasado ha sugerido que Corea del Sur pague por tener soldados estadounidenses en su territorio como respaldo de sus propias fuerzas.
De acuerdo con un cable de la agencia AP, la misma oficina de presidente surcoreano reconoció que Suk Yeol había desempolvado sus palos de golf para volver a practicar su “swing” y llevar al magnate al campo de juego para impulsar la relación con el próximo inquilino de la Casa Blanca, de quien se sabe es un gran amante de ese deporte.
De momento,
habrá que esperar a conocer quién asumirá las riendas de Corea del Sur y si tendrá o no la capacidad de lidiar con el desafío de mantener aceitada la relación entre Washington y uno de sus socios más importante que tiene como vecino al impredecible dictador Kim Jong-Un.
CARLOS JOSÉ REYES – Subeditor Internacional – EL TIEMPO