La noche empezó con Dia y acabó con Díaz. El temprano gol del delantero franco-senegalés del Villarreal hizo presagiar la gesta. El equipo de Emery igualó la eliminatoria en la primera parte y rozó el sueño con una exhibición futbolística de 45 minutos ante uno de los equipos más grandes del mundo. En la segunda parte entró Díaz y el equipo de Anfield percutió delante con el colombiano y decidió la eliminatoria con tres goles, en dos ellos el balón pasó entre las piernas de Rulli y en el tercero falló en la salida. No tuvo su noche el buen meta del Villarreal y sí el extremo del Liverpool, que fabricó el máximo peligro de los ingleses, que estarán en la gran final de París.
La intensidad, entrega y esfuerzo de una primera parte impresionante en la que el equipo de Emery desdibujó al Liverpool no pudo repetirse en la segunda mitad. El gol de Fabinho, pasado un cuarto de hora tras el descanso, fue un golpe duro para los jugadores del Villarreal. El Liverpool había recuperado el orden, el dominio y había colgado su ofensiva en los pies de un Luis Díaz habilidoso y muy peligroso. El colombiano cambió un partido que había transcurrido por la transgresión, la irreverencia, la pérdida de respeto del Villarreal al intocable Liverpool. La gesta duró una parte, pero existió. El equipo de Klopp acabó imponiendo la lógica. Ha ganado todos los partidos fuera de casa en esta Champions. Eso tampoco es casualidad.
Hoy es el turno de City y Madrid en un duelo abierto en el Bernabéu, en el que la calidad futbolística está de lado del equipo de Guardiola y la parte mágica se acostumbra a vestir de blanco. Será muy difícil que el City se deje escapar una final que se jugaría entre dos equipos ingleses que lideraron la oposición a la Superliga. Si se impone la lógica del fútbol, Guardiola estará en París, si vuelve la épica blanca será otra historia. PSG y Chelsea ya la sufrieron, pero este City tiene más mimbres tácticos y colectivos.