Águilas imperiales, milanos reales, buitres negros… y así hasta 665 animales muertos envenenados o cazados con métodos ilegales ha encontrado el Seprona de la Guardia Civil durante la campaña Atrax para combatir estas prácticas, que ha culminado con 62 personas detenidas y/o investigadas tras más de 500 inspecciones. Son los resultados de una campaña de la que este martes ha informado la Dirección General de la Guardia Civil y que ha desarrollado el Seprona en coordinación con el Servicio Cinológico del cuerpo.
Entre los 665 animales muertos envenenados o cazados con métodos ilegales hay águilas imperiales, milanos reales o buitres negros (Guardia Civil)
En las más de 500 inspecciones realizadas se han detectado 91 infracciones penales -la mayoría relacionadas con delitos de caza como furtivismo y uso de medios prohibidos- y 351 administrativas -incumplimientos de la normativa de caza y de espacios protegidos, sobre todo-.
Cien cebos envenenados, 669 medios de caza prohibidos, 230 kilos de productos fitosanitarios, ocho armas de fuego y once accesorios ilegales para la caza
Durante las inspecciones, llevadas a cabo en explotaciones agrícolas, ganaderas, naves de aperos y cotos de caza, se han localizado 665 animales muertos, el 91 por ciento de ellos aves. Así, entre ellas destacan tres águilas imperiales (Aquila adalberti), 35 milanos reales (Milvus milvus), cuatro buitres negros (Aegypius monachus) y un águila real (Aquila chrysaetos).
En total se han aprehendido 100 cebos envenenados, 669 medios de caza prohibidos -incluyendo 215 lazos, 44 cepos y 364 costillas, perchas y losetas-; 230 kilos de productos fitosanitarios prohibidos, que son habitualmente empleados para elaborar venenos; ocho armas de fuego y once accesorios prohibidos para la caza, como silenciadores y visores nocturnos.
La campaña ha estado orientada tanto a la prevención y disuasión, como a la investigación de sucesos concretos de especial relevancia. Uno de los principales objetivos de la campaña ha sido retirar del medio natural los métodos de caza no selectivos que causan una grave amenaza para la biodiversidad debido a su carácter indiscriminado y puede perjudicar a todas las especies del ecosistema donde se aplica. Incluso, infiltrarse en la cadena trófica, con riesgo potencial para la salud humana, recalca la Guardia Civil.
Principales operaciones
Entre las actuaciones, destaca una en una finca de Alicante donde se retiraron más de 400 pastillas de rodenticida y nueve kilogramos del producto almacenado, tras detectar su uso junto a madrigueras de conejos. Se hallaron cadáveres de conejos y un ejemplar de abubilla, especie protegida.
Mientras, en Antequera (Málaga) se localizaron 44 lazos en un coto de caza, donde dos ejemplares de zorro habían sido atrapados. Las investigaciones permitieron identificar a los autores, que fueron investigados por el uso de medios prohibidos. En Castuera (Badajoz) se detectó la colocación de 134 cepos tipo ballesta, con los que ya se habían capturado un lirón y varias aves protegidas como mirlo, petirrojo y curruca cabecinegra.
Los agentes intervinieron en una finca de frutos rojos en el paraje de La Grulla, en Huelva, una carabina de aire comprimido sin documentación, además de 140 dispositivos ilegales: cepos, lazos y perchas trampa. También se localizó un bote con posible aldicarb, fitosanitario prohibido.
Ya en Teruel se inspeccionó una explotación avícola en Santa Eulalia tras el hallazgo de dos milanos negros muertos. Se localizaron 32 cadáveres de milano negro y uno de milano real, todos con signos de envenenamiento.
Una denuncia ciudadana en Cantabria permitió investigar a un individuo vinculado a la colombofilia por la captura de aves rapaces mediante cepos.
Simulacro en Madrid
EFE ha acompañado al Seprona en un simulacro de investigación de la muerte por envenenamiento de un águila imperial en la sierra de Navacerrada de Madrid. Responsables de la Unidad de Protección de la Naturaleza (Uprona) de la Comandancia de Madrid explican que son los agentes de la patrulla a bordo de motocicletas los que llegan primero al lugar, hacen la inspección ocular y recogen todos los vestigios.
En este caso, observan líquido debajo del pico el ave y sospechan que ha podido ser envenenada. Por lo tanto, al tratarse de un supuesto delito, es el equipo de investigación quien se hace cargo de las pesquisas.
Así, se empieza a trabajar sobre el cadáver del animal, si tiene algún tipo de fluido o vómito, si las patas están contraídas… “En fin, elementos que nos hace pensar en que el animal ha muerto de una forma muy súbita, de una forma violenta”, señala el brigada Luis. El cuerpo se traslada a un laboratorio para la necropsia, que ya puede aclarar cómo ha muerto el animal, qué ha causado esa muerte y qué elemento o qué sustancia ha podido ser utilizada para matarlo.
También se estudian las circunstancias del lugar dónde se ha producido el suceso, si ha habido episodios anteriores o si hay rencillas entre la gente que vive en la zona, por ejemplo. “No podemos olvidar que el uso de venenos en el campo, aparte de que es un delito y ya está penado con una falta menos grave que puede llegar a 24 meses de prisión, es dañino para el medio ambiente”, recalca el brigada, que aprovecha para aconsejar a quien encuentre en el campo un animal muerto, que llame al 062 y que no toque el cuerpo.



