Dmytro, atleta de triatlón convertido en soldado, cambió los maratones por el frente de batalla. Gravemente herido en combate, ahora se enfrenta a una nueva carrera de recuperación.
El 24 de febrero de 2022, Dmytro se despertó por una llamada telefónica de unos amigos de Myrhorod: “Me dijeron que estaban siendo bombardeados. Al principio, lo entendí mal y pensé que querían decir que les estaban robando. No entendía por qué me llamaban a mí y no a la Policía”.
Dmytro, un gran corredor de maratones y competidor de triatlón, se sentía atraído desde hacía tiempo por la disciplina de las carreras de larga distancia. “Correr me permitía organizar mis pensamientos y limpiar mi mente. Era como ordenar una habitación”, explica a ‘Euronews’. Correr un maratón es una batalla mental, una prueba de resistencia y una forma de llegar al límite.
Cambiar la ropa de correr por un uniforme militar
Dos días después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, se decidió y cambió su equipo de correr por un uniforme militar, alistándose en las Fuerzas de Defensa Territorial de Poltava.
Las habilidades que había acumulado a lo largo de los años se volvieron inestimables cuando Dmytro se enfrentó a un nuevo tipo de maratón. La guerra no sólo exige fuerza física, sino también grandes reservas de resistencia emocional y psicológica.
Incluso en medio del caos de la guerra, Dmytro siguió corriendo con uno de sus camaradas y compañero, Serhii Ivanenko. “Solía entrenarle antes de la guerra. Durante nuestro servicio, siempre estábamos juntos patrullando, entrenando, corriendo“, explica Dmytro. En noviembre de 2023, Serhii murió en combate cerca de Avdiivka. “Si no hubiera sido por mi lesión, habría estado con él. Quizá las cosas habrían salido de otra manera”.
“Este es probablemente el final”
Dmytro resultó herido el 19 de enero de 2023, en una misión de combate cerca de la ciudad ucraniana de Soledar, en la región de Bajmut. Un grupo enemigo de reconocimiento y sabotaje flanqueaba a Dmytro y a su batallón. Recuerda que la batalla duró entre 30 y 40 minutos. Junto con su comandante y un camarada, se acercó al centro del combate antes de que se separaran.
“Noté fuego procedente de una pequeña aldea cercana y empecé a disparar en el primer punto para reprimirlos”, dijo, añadiendo que desde el segundo punto dispararon un tiro hacia él. “Sólo me di cuenta por el rabillo del ojo de que el proyectil venía hacia mí”, recordó.
Dmytro intentó caer en el puesto de observación para ponerse a cubierto, pero no consiguió hacerlo a tiempo. Sufrió graves heridas por la explosión: “Lo primero que pensé fue: ‘probablemente sea el final’. Pero entonces abrí los ojos y vi mis dientes esparcidos por el fondo de la fosa. Me sentí extrañamente feliz porque eso significaba que mis ojos no estaban heridos“, dijo.
Dmytro indicó al comandante que quería evacuar por su cuenta, ya que sus heridas no podían tratarse ‘in situ’ y temía perder el conocimiento por la pérdida de sangre. Finalmente, salió con algunos de sus compañeros y, tras caminar 100 metros, se dio cuenta de que podía arreglárselas por el camino.
“Les dije a mis compañeros que volvieran”, continúa. Dmytro caminó durante dos kilómetros, tirándose al suelo tras cada explosión de mortero. “Cuando llegué a la siguiente posición, nuestros soldados no me reconocieron porque estaba cubierto de sangre”. Para identificarse, tuvo que escribir su nombre en el barro.
“Si sobrevives esta noche, te llevaremos en avión a Kiev”
Poco después llegó a Kramatorsk, donde recibió el tratamiento inicial antes de ser trasladado a Dnipro. Allí, los médicos le dijeron: “Si sobrevives esta noche, te llevaremos en avión a Kiev. Se despertó a la mañana siguiente y, como le habían prometido, le llevaron en avión a Kiev, donde comenzó su largo viaje de recuperación.
“Durante el ataque, la metralla me alcanzó la cabeza y el hombro. Los médicos desaconsejaron extraerla. Según ellos, parece que se ha encapsulado y no se mueve“, explicó, diciendo que lo más probable es que esta herida le acompañe el resto de su vida.
“Otro trozo de metralla me alcanzó en el costado y otro me perforó el pulmón izquierdo, provocando su colapso. Me arrancaron la nariz por completo y casi todos los dientes superiores, de los que sólo me quedaron cuatro o cinco inferiores. También me fracturaron la mandíbula inferior“, añadió Dmytro.
Tras innumerables operaciones, los médicos consiguieron reconstruirle la nariz con piel y cartílago de las orejas y las costillas. “Me sustituyeron los dientes superiores. Todavía tengo que arreglarme los de abajo”, añade. Su recuperación sigue su curso, pero las frecuentes operaciones le están pasando factura, por lo que ahora se toma varios meses de descanso entre una y otra.
¿Correr para recuperarse?
Tras varios meses, Dmytro empezó a entrenar y a correr de nuevo, pero rápidamente redujo su entrenamiento. Correr, para él, había cambiado porque ahora no siente la necesidad de entrenarse para obtener resultados o prepararse para una gran carrera, como hacía antes de la invasión a gran escala.
“Para superar un triatlón, entrenas casi todos los días durante ocho o nueve meses, siguiendo un régimen estricto”, explica. Ahora, ése ya no es su caso. “Todo esto está, por supuesto, relacionado con la guerra, porque sólo hay una cosa que deseas: que acabe rápido. No debe terminar con la capitulación o la derrota para nosotros. Simplemente no hay otra opción”, añadió.
El maratón de Kiev arranca sin piztoletazo
“En los primeros meses, mi cuerpo reaccionaba de forma dolorosa a los sonidos fuertes”, explica. Su primer instinto era agacharse o tirarse al suelo. “Con el tiempo, empecé a tranquilizarme, pero mi cuerpo seguía estremeciéndose ante ruidos como bocinazos o golpes fuertes. Una vez, un cable de remolque roto sonó como un disparo, y me encontré agachado en el suelo”, recuerda. El sonido de los disparos también desempeña un papel en los maratones, en los que se utiliza la pistola para marcar el inicio de la carrera.
Recientemente, en el primer maratón sin barreras de Kiev, los organizadores introdujeron un nuevo sonido de salida, en sustitución de la pistola. Este nuevo sonido desarrollado por diseñadores de sonido, pretende hacer el evento más inclusivo para las personas sensibles a los ruidos de disparos, como Dmytro.
A lo largo de un mes, un equipo internacional de expertos, entre ellos artistas sonoros de Los Ángeles e investigadores en psicoacústica del Instituto Politécnico Igor Sikorsky de Kiev, colaboraron para crear un nuevo sonido de inicio para los maratones. Esta iniciativa surgió de la necesidad de sustituir la tradicional señal de pistola, que puede desencadenar traumas en los participantes, sobre todo en los veteranos.
El resultado de su investigación reveló que el nuevo sonido reducía significativamente los niveles de estrés, con una caída media de la onda alfa de sólo el 3,8 %, frente a una caída del 24,9 % asociada a la señal de pistola.
La composición final presenta una estructura en tres partes: una cuenta atrás para preparar a los corredores, una señal de salida sintética distintiva que se distingue del ruido y un eco resonante diseñado para fomentar la comunidad. Según los organizadores del maratón, las pruebas demostraron que este innovador sonido reducía significativamente los niveles de estrés en comparación con la pistola.
“Es una iniciativa fantástica”, dijo, y añadió que era alentador saber que había gente en la organización que pensaba en esto, trabajaba en ello y, lo más importante, lo hacía realidad.
Traumas de la guerra
Los sonidos fuertes, como portazos, sistemas de defensa antiaérea y explosiones, pueden desencadenar traumas de la guerra. “He visto a gente desplomarse, tener convulsiones o perder el conocimiento”, añade Dmytro.
En su caso, mantiene un diálogo interno para recordarse a sí mismo que no está en primera línea. “Estuve tomando altas dosis de antidepresivos durante un año y medio y hace un mes que los dejé. Es duro. En un momento me siento genial, y al siguiente estoy irritado o ansioso”, explica.
Para él, mantenerse ocupado le ayuda. Como aún no se ha licenciado, recauda fondos y subasta trofeos de guerra para ayudar a sus compañeros. “Me mantiene conectado y alivia la culpa de perder amigos”.
Rusia ataca con frecuencia todas las regiones del país con drones y misiles, creando una atmósfera de terror. Para los ucranianos, el sonido de las sirenas antiaéreas se ha convertido en algo normal, pero vivir en un estado constante de terror pasa factura.
“He llegado a comprender que la salud mental es incluso más importante que la física”, afirma Dmytro. “Cuando te sientes bien por dentro, todo lo de fuera irá bien”. Insistió en la necesidad de trabajar la salud mental, acudiendo a un terapeuta y practicando aficiones.
“Cuando estaba en el hospital, vino un psicólogo con un artista y pintamos. Realmente me ayudó a aliviar la presión y a liberar la agresividad. Fue mi propia creatividad la que me ayudó a volver a centrarme“, recuerda. “Funcionó, incluso esos pequeños pasos. Un psicólogo es esencial, absolutamente esencial. Si alguien con trastorno de estrés postraumático o trauma de guerra dice que no necesita un psicólogo, suele ser el primer indicador de que lo necesita”, afirma.
¿Invertir dinero en drones o maratones?
“Hay quien dice que no necesitamos maratones, que en vez de gastar dinero en carreras deberíamos comprar drones. Sí, los drones son muy necesarios, pero estos eventos también son importantes. Los maratones, los actos públicos e incluso las subvenciones para ayudar a los veteranos a hacer realidad sus ideas y sueños son esenciales”, afirmó.
Porque incluso en los momentos más oscuros nacen los sueños. “Muchos pensamientos e ideas te vienen en la guerra. La guerra es como un marcador, donde filtras todas tus creencias e ideas, y empiezas a ver las cosas de otra manera“, concluyó Dmytro.