El expresidente de Estados Unidos Donald Trump llegó este lunes a la Corte de Nueva York donde dió comienzo el juicio civil en su contra por fraude continuado durante años en la Organización Trump.
El caso fue impulsado por la Fiscalía del estado de Nueva York, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Trump advirtió que acudiría en persona para los argumentos orales con el objetivo de limpiar su nombre y reputación, pero no se le vio entrar por la escalinata frente a la que estaba apostada la prensa, en una plaza de Foley Square vallada y llena de policía, prensa, y manifestantes en su contra, ya que lo hizo por una entrada lateral.
El presidente entró a eso de las 9.30 a.m en la Corte Suprema estatal y también han accedido junto a él sus hijos Eric, Donald Jr. y otros socios acusados de inflar el valor de los activos de la empresa para obtener ventajas económicas.
Ya en el interior, Trump señaló a los medios que se trata de una “continuación de la caza de brujas” contra él, consideró el caso un engaño y se reafirmó en la validez de sus declaraciones financieras sometidas a escrutinio y en el valor de sus propiedades.
Además, y siguiendo una línea argumental repetida durante meses, aludió a supuestas intenciones de influir en las próximas elecciones, en las que parte como el favorito republicano: “Esto tiene que ver con una interferencia electoral, pura y simple.
Están tratando de dañarme para que no me vaya tan bien como me está yendo en esta elección (del próximo año)”.
La fiscal general del estado Letitia James, a la que Trump ni siquiera miró, hizo también unas breves declaraciones y aseguró que “la justicia prevalecerá” ante sus argumentos, que ya han sido suficientes para que el juez resolviera el cargo principal del caso la semana pasada y considerara a Trump, su empresa y sus hijos mayores responsables de fraude, ordenando cancelar sus licencias de negocio en el estado.
James, pide $250 millones en multas y la prohibición de que Trump haga negocios en Nueva York.
La sentencia del juez de la semana pasada, si se mantiene en apelación, podría obligar a Trump a renunciar a propiedades en Nueva York, entre ellas la Torre Trump, un edificio de oficinas en Wall Street, campos de golf y una finca en las afueras.
En el centro de la plaza, dos decenas de manifestantes observaba los acontecimientos con pancartas que acusaban a Trump de ser un criminal y le cuestionaban cuántos abogados se necesitan para fastidiar la democracia.
Aun siendo pocos, eran la mayoría frente a media decena de defensores de Trump que lucían carteles como “Trump ganó”, así como un ciclista que paseaba ondeando una fotografía con el lema “nunca te rindas”.