La compañía del multimillonario Elon Musk, Neuralink, ha anunciado que su esperada creación del chip cerebral inalámbrico comenzará los ensayos clínicos en unos seis meses. Unos ensayos que se llevarán a cabo en humanos.
Musk ha dicho que su compañía está desarrollando interfaces de chips cerebrales, que permitirían a los pacientes con discapacidad volver a moverse, al igual que comunicarse. Ese es uno de los principales objetivos: permitir el movimiento de los músculos. El multimillonario ha avanzado que dicho chip también se centrará en restaurar la visión: “Incluso si alguien nunca ha tenido visión, nunca, como si hubiera nacido ciego, creemos que aún podemos restaurar la visión”.
La empresa tiene su sede en el Área de la Bahía de San Francisco y Austin, Texas. Neuralink, durante los últimos años ha estado realizando pruebas en animales, a la espera de la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA), para así comenzar con los humanos esos ensayos.
En la presentación, Elon Musk, ha dicho que quieren ser “extremadamente cuidadosos y estar seguros de que funcionará bien antes de colocar un dispositivo en un ser humano”, unas declaraciones proporcionadas por Reuters, y a las que añadió que “al principio, el progreso, particularmente en lo que se refiere a los humanos, parecerá tal vez angustiosamente lento, pero estamos haciendo todo lo posible para llevarlo a escala en paralelo”.
Lo cierto es que la empresa Neuralink se está retrasando en los plazos establecidos. En 2019 Musk se aventuró a decir que tanto su empresa como él tenía como objetivo recibir la aprobación regulatoria para finales de 2020. Aunque en 2021 dio una nueva fecha, dijo que las pruebas en humanos comenzarían este año. Pero por lo que parece, 2022 también se le está resistiendo.
Los negocios de Elon Musk
Elon Musk, conocido por sus numerosos proyectos, dirige el fabricante de vehículos eléctricos Tesla, la plataforma Twitter de redes sociales, o la empresa de cohetes SpaceX entre otras. En los últimos meses, los cambios que pretende instaurar en Twitter están en el centro de la polémica. Su iniciativa de obligar a pagar por el check de verificación sentó mal a los usuarios de la red social y tuvo que dar marcha atrás. Tampoco han gustado los despidos masivos a los trabajadores de todo el mundo ni las nuevas condiciones que intenta imponer dentro de la empresa.
