En la constante evolución del panorama tecnológico y social, nos encontramos inmersos en lo que podríamos llamar la nueva economía del silicio. Esta era se caracteriza por una sociedad en progreso habilitada por la magia del silicio, ese maravilloso elemento químico y material del cual se fabrican los transistores que conforman los llamados “chips”, que son fabricados por este material perteneciente a los elementos semiconductores y que son esenciales para mantener y habilitar las economías modernas.
Hoy más que nunca, estamos presenciando el poder transformador de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA), la computación ubicua, la conectividad omnipresente y la nube, mismas que están habilitando nuevas posibilidades para que nuestra calidad de vida sea mejor, todo respaldo por el silicio.
En este sentido, es crucial que empresas y gobiernos reconozcan la importancia estratégica de invertir en tecnología y la industria de los semiconductores. Esta perspectiva abarca más que la sola producción y desarrollo de hardware; implica una gestión integral de la tecnología y una cadena de suministro resiliente y balanceada a nivel global. Según Statista (2022), el crecimiento de la industria de los semiconductores está experimentando una aceleración notable, con una tasa de crecimiento esperada del 10,4% para 2024. Esto subraya la creciente relevancia de los chips en un entorno globalizado y en constante evolución.
Recordemos que detrás de cada pantalla, cada dispositivo, está un microprocesador y múltiples otros tipos de Chips. Estos son más que circuitos y transistores; son la manifestación de nuestra habilidad para imaginar, crear y dar forma a un mañana lleno de innovación y nuevas oportunidades.
Esto nos ha llevado a identificar y clarificar nuestras prioridades dentro de la industria de tecnología, como la necesidad de colaboración entre diferentes sectores, tanto públicos como privados, para mejorar la vida en la era digital. Este enfoque colaborativo se alinea perfectamente con la naturaleza interconectada de la economía del silicio, donde el éxito depende de la capacidad de trabajar juntos para impulsar el desarrollo de soluciones y abordar los desafíos emergentes.
En este contexto, es crucial garantizar un suministro seguro, equilibrado y sostenible de semiconductores, ya que esto beneficia a toda la economía global al fomentar la creación de empleos y facilitar la innovación respaldada por el silicio para abordar los retos globales más complejos. Según un informe económico de SIA/Oxford (2021), la industria de los semiconductores emplea a más de 300,000 personas solo en Estados Unidos y genera cinco veces más puestos de trabajo en toda la economía relacionada con el silicio, lo que la convierte en un motor crucial para desarrollar soluciones avanzadas de impacto global. Adicionalmente, hoy por hoy esta industria ya representa 574 billones de dólares americanos, y ya impacta en 8 trillones de dólares americanos en la economía tecnológica Global según la consultora Forrester.
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Hacia una nueva era de crecimiento en Latinoamérica: bienvenidos a la economía del silicio
La economía del silicio también plantea importantes preguntas sobre la equidad y la inclusión en la economía digital. A medida que nos adentramos en esta nueva era de crecimiento económico impulsado por la tecnología, es fundamental asegurarnos de que todos los sectores de la sociedad puedan beneficiarse de sus avances. Esto requiere que todas las empresas y organizaciones impulsen la capacitación y la educación tecnológica, así como políticas que fomenten la accesibilidad y la igualdad de oportunidades en el espacio digital.
Afortunadamente, en los últimos años, muchos países latinoamericanos han invertido en el desarrollo de talento tecnológico. Con un aumento de programas locales para fomentar la innovación, el crecimiento de las universidades técnicas y las tasas de graduación en ingeniería en niveles récord, Latinoamérica cuenta con una reserva de talento relevante y altamente especializada.
Desde 2022, Intel ha venido colaborando con el gobierno mexicano, logrando acuerdos de colaboración de alto valor con la Secretaría de Economía Federal para fortalecer la cadena de suministro de semiconductores a través de las capacidades y el talento del Centro de Diseño de Intel en Guadalajara (GDC), uno de los centros más importantes de la región para la industria. Como resultado de esta colaboración, el Gobierno de México ha declarado a la industria de semiconductores como un sector estratégico para la economía del país.
Esto ha permitido el despliegue progresivo de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) a través del desarrollo de chips, permitiéndola llevar a todas partes de la vida moderna, incluida la educación, esto debido a los esfuerzos conjuntos de diversas empresas y organizaciones.
Durante la pandemia, los países latinoamericanos presenciaron un notable aumento del 43% en la adopción de IA, según el informe de la aseguradora HelloSafe (2022). Este fenómeno evidencia la rápida integración de la IA en diversos sectores y refleja un compromiso renovado de fortalecer el ecosistema tecnológico regional en su totalidad.
Sin duda, esta nueva era de una economía basada en el silicio representa una oportunidad emocionante para el crecimiento humano en cada rincón del mundo. Ahora más que nunca, el mundo depende de la tecnología y la tecnología depende de la nueva economía del silicio. Sin embargo, para aprovechar al máximo su potencial, es necesario un enfoque integral que aborde no solo el desarrollo tecnológico, sino también cuestiones críticas como la colaboración entre sectores y la inclusión digital. Al hacerlo, podemos construir un futuro donde la tecnología y el silicio no solo impulse el progreso económico, sino que también mejore la calidad de vida de todas las personas en esta era digital en constante evolución.
¿Qué es lo más emocionante de todo esto? México hace parte de un puñado de países a nivel global que cuenta con las competencias y condiciones para aprovechar esta oportunidad, y de esta forma capitalizar en la economía del silicio para el bienestar de la nación y sus habitantes.
Contacto:
Santiago Cardona, director general de Intel para Hispanoamérica
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