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El documento de la Santa Sede sobre Inteligencia Artificial: una oportunidad pero con riesgo de esclavitud

Autor: Religion Confidencial

A finales de enero, la Santa Sede publicó una Nota titulada  “ANTIQUA ET NOVA”sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana. Un documento que han trabajado el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el de la Cultura y la Educación. Toda la nota se puede leer en este enlace. 

Este documento está dirigido principalmente a quienes están llamados a educar y transmitir la fe, pero también a quienes comparten la necesidad de un desarrollo científico y tecnológico “al servicio de la persona y del bien común”. 

En 117 parágrafos, Antiqua et Nova pone de relieve los retos y las oportunidades del desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en los ámbitos de la educación, la economía, el trabajo, la salud, las relaciones y la guerra.

No sé ustedes, pero cada vez que consulto con el Chatgpt me produce una doble sensación: por una parte, en algunos asuntos proporciona mayor rapidez para buscar documentación o información de cualquier materia. Por otra, esa relación que se establece “cuasi humana”, es decir, sus comentarios tan amables y empáticos, que invitan a darle las gracias y pedir por favor, me producen cierto desasosiego. 

Por cierto, no hay que olvidar que como advierte el robot, “ChatGPT puede cometer errores. Considera verificar la información importante”. 

A lo que íbamos. El Vaticano advierte que “la IA no es una forma artificial de inteligencia, sino uno de sus productos”.

Y aunque la Inteligencia Artificial tiene potencial y nos puede servir para ser mejores profesionales y como fuente de documentación e información, tal y como dice Paolo Benanti fraile franciscano, presidente de la Comisión para la IA del Gobierno de Italia y consultor del Vaticano, no hay que olvidar que existe una “línea roja” en la aplicación de la IA que es “la dignidad humana”. 

Por eso, la Santa Sede ha advertido de los peligros. Por ejemplo, el potencial de la IA podría aumentar los recursos bélicos “mucho más allá del alcance del control humano”, acelerando “una carrera armamentística desestabilizadora con consecuencias devastadoras para los derechos humanos”. 

En cuanto a las relaciones humanas, el documento señala que la IA puede conducir a un “aislamiento perjudicial” que “la antropomorfización de la IA” plantea problemas para el crecimiento de los niños y que representar a la IA como una persona es “una grave violación ética” si se utiliza con fines fraudulentos. Del mismo modo que utilizar la IA para engañar en contextos como la educación, las relaciones, la sexualidad, es “poco ético y requiere una cuidadosa vigilancia”. 

Me remito como siempre al editorial de Andrea Tornielli, Director editorial de Dicasterio de Comunicación del Vaticano: “La IA, una herramienta que no sustituye la riqueza del ser humano” “La IA es un instrumento: realiza tareas, pero no piensa. No es capaz de pensar. Por tanto, es engañoso atribuirle características humanas, porque es una «máquina» que permanece confinada a la esfera lógico-matemática. Es decir, no posee una comprensión semántica de la realidad, ni una capacidad genuinamente intuitiva y creativa. Es incapaz de reproducir el discernimiento moral o la apertura desinteresada a lo que es verdadero, bueno y bello, más allá de cualquier utilidad particular. En resumen, carece de todo lo que es verdadera y profundamente humano”. 

Zenón de Elea. 

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