Jaël Bestué.
La carrera de Medicina reserva un cupo de plazas universitarias para deportistas, como Jaël Bestué, alumna de la Facultat de Medicina de la Universitat de Barcelona. Bestué, que participó en los Juegos Olímpicos de París 2024, sus segundas olimpiadas en los 200 metros, tras Tokio, y primera vez en el relevo 4×100. Tras la competición deportiva, la atleta se encuentra a caballo entre cuarto y quinto de Medicina, compaginando los estudios con el deporte de élite, pero hasta el MIR. “La carrera es compatible, pero pienso que la residencia en mi caso no lo es con seguir compitiendo profesionalmente”, asegura en una entrevista a Redacción Médica.
Bestué mira realizar la residencia a largo plazo, ya que su previsión es hacer los tres cursos de Medicina que le restan en cinco años. “Iré viendo, puedo cambiar de opinión. No sé si habré terminado mi etapa deportiva y puede que me plantee otros caminos que no sean el MIR“, señala. La atleta lleva seis años estudiando Medicina, por lo que los compañeros con los que empezó se están preparando ahora el examen.
La estudiante de Medicina ve lejos aún ese paso porque piensa alargar su etapa deportiva hasta, como mínimo, el 2032. Por el momento, habla e intercambia sensaciones con otros compañeros que también compaginan Medicina con el deporte de élite. Bestué reconoce que para entonces puede que ya no viva en España, se decante por seguir formándose en países donde no es necesario el MIR, continúe estudiando un posgrado o trabaje en un centro privado.
“Es un tema bastante desconocido para mí y me gustaría tener más información sobre las salidas de Medicina sin hacer el MIR. Si fuera imprescindible, me lo podría preparar y hacerlo“, afirma Bestué, a pesar de que pasara algún año de por medio entre finalizar la carrera y presentarse al examen.
Atracción por Medicina
Bestué sigue la estela de otros atletas de élite que han estudiado Medicina y, realizando tres cuartos de curso por año, empieza “a ver la luz al final del túnel” con las primeras asignaturas de quinto. Antes de Bachillerato se interesó por las Ciencias de la Salud para entonces encaminarse hacia Medicina, una carrera que le gusta “mucho” y que podría afrontar “en más de seis años” por su estabilidad económica.
Para ella, la carrera es “una vía de escape” del entrenamiento y competición. En cuanto a compatibilizar ambas cosas, la atleta marca en rojo cada año en el calendario los eventos deportivos para así diseñar su programa formativo de ese curso. “En invierno puedo dedicar más horas de prácticas, mientras que en verano necesito estar más enfocada en las competiciones“, apunta.
La exigencia de Medicina para una deportista de alto rendimiento se puede ajustar a sus necesidades. Al hacer tres cuartos de curso por año, Bestué tiene flexibilidad previo acuerdo con la universidad para cambiar algunas prácticas o exámenes, aunque su intención es siempre equipararse a la actividad del resto de compañeros porque el plan docente “es el mismo para todos” y está de acuerdo en seguirlo tal y como está.
En cuanto a su especialidad favorita, la atleta manifiesta que ha cambiado de opinión durante la carrera. Bestué nombra las cirugías, Cardiología, Ginecología y Otorrinolaringología, algunas de ellas aún por descubrir a fondo en los siguientes cursos. “Me queda camino por recorrer en Medicina y veré qué me gusta, es una de las ventajas de hacer la carrera de forma más lenta, que tengo más tiempo para decidir“, sostiene.
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