Donald Trump ha querido iniciar la nueva era de los aranceles ‘cerca de casa’. El magnate neoyorquino ha anunciado esta semana un gravamen del 10% adicional al objetivo clásico de su ‘guerra comercial’, China, pero también de un 25% a sus dos vecinos, México y Canadá. Según el presidente electo el 20 de enero, cuando entre oficialmente en la Casa Blanca, esta medida formará parte de la primera batería con la que debute en el cargo. El motivo fundamental sería castigar con ello la inmigración ilegal y el tráfico de drogas y, tal y como el mismo reconoció, se aplicaría a cualquier producto que cruce la frontera. Sin embargo, los expertos han advertido de que esta primera medida podría ser una de las que tenga efectos más devastadores tanto en EEUU como en México como en Canadá. El motivo que generaría un incendio en el petróleo que dispararía la inflación.
Para entender el porqué estos gravámenes pueden ser tan dañinos, hay que pensar que las industrias energéticas de los tres países interconectadas de manera crítica. Ya no es solo que México y Canadá hayan emergido como potencias petroleras el último año y medio, siendo elementos clave en el superávit que ha arrastrado los precios del barril, sino que EEUU se ha convertido en ‘regulador’ de su ‘oro negro’. Aunque el petróleo bombeé desde Alberta o Yucatán, las grandes refinerías están en EEUU. Esto ocurre especialmente con Canadá, con quien se ha generado una simbiosis casi completa y que produce mucho más que México. En cualquier caso, aunque los tres países están viviendo diferentes historias de su éxito energético, la realidad es que por su geografía y confianza, sus industrias han confluido en un único ‘monstruo petrolero’ de tres cabezas.
Desde S&P Global hablan abiertamente de un “panorama impredecible” para la industria petrolera y los precios energéticos si se confirman las sanciones. Para la agencia la decisión de Trump, en caso de aterrizar, “resultaría en aumentos de costes para las refinerías y precios más altos de la gasolina en todo Estados Unidos”. “Canadá y México son nuestros principales socios comerciales en materia de energía, y mantener el libre flujo de productos energéticos a través de nuestras fronteras es fundamental para la seguridad energética de América del Norte y para los consumidores estadounidenses”, afirmó Scott Lauermann, portavoz del Instituto Americano del Petróleo.
El peligro del ‘amigo’ del norte
En unos pocos años, Canadá ha logrado disparar su producción de petróleo, pasando de un bombeo de unos 4 millones de barriles diarios a rozar los 5 millones, gracias al boom de las arenas bituminosas o petrolíferas que se extraen en la vasta región de Alberta. Teniendo en cuenta este tipo de petróleo arenoso, Canadá es uno de los países con mayores reservas de crudo probadas en el mundo. Ahora que las conexiones con EEUU habían mejorado (gracias a la renovación de un oleoducto clave), la industria petrolera de Canadá estaba desatando todo su potencial, convirtiéndose en el cuarto mayor productor de crudo del mundo, solo por detrás de EEUU, Rusia y Arabía Saudí.
Mucha culpa este boom petrolero lo tiene EEUU. Canadá se ha convertido en la pieza del puzle petrolero que le faltaba a Washington. Es cierto que EEUU es el mayor productor de crudo del mundo, pero aun así necesita importar petróleo para cubrir toda su demanda, que se cifra en unos 19 o 20 millones de barriles cada día. El petróleo de Canadá ha sido durante los últimos años esa ‘pieza’ que lograba completar casi por completo la demanda total de crudo, generando una situación casi perfecta para EEUU, logrando una independencia energética parcial, puesto que el crudo canadiense es una fuente mucho más segura y cercana (Canadá y EEUU son aliados muy estrechos) que el crudo que venía de países de Oriente Medio.
Las importaciones de crudo de Estados Unidos desde Canadá alcanzaron un récord de 4,3 millones de barriles diarios (b/d) en julio de 2024, tras la ampliación del oleoducto Trans Mountain de Canadá. La ampliación del Trans Mountain (TMX) ha triplicado la capacidad anterior de este oleoducto. Este proyecto permite transportar grandes cantidades de crudo producido en la provincia de Alberta, al este de Canadá y sin salida al mar, desde donde puede ser exportado.
Después de 12 años, 34.000 millones de dólares en inversión y alrededor de 15.000 trabajadores, el oleoducto Trans Mountain comenzó a funcionar en Canadá en mayo de este año. Este oleoducto es vital para la economía de país y, sobre todo, para su industria petrolera. Canadá, pese a tener unas de las mayores reservas de petróleo del mundo, se ha enfrentado históricamente a dos problemas u obstáculos: uno es la dificultad para transportar crudo desde sus zonas productoras (que no tienen salida al mar) hasta las regiones que consumen más crudo en el mundo, lo que limita, en buena parte, su producción. Ahora, los aranceles de EEUU pueden echar por tierra esta inversión tan polémica y costosa.
Este proyecto ha costado miles de millones de dólares y si ahora no puede rentabilizarse, la economía de Canadá puede meterse en un buen lío. El proyecto incrementa la capacidad del oleoducto desde los 300.000 barriles por día (bpd) a 890.000. Como Canadá ha exportado recientemente cerca de 4 millones de bpd, la expansión tiene el potencial de impulsar las exportaciones de petróleo en un 15%. Eso aumentaría las exportaciones totales en un 2,5%, equivalente al 0,7% del PIB, según los cálculos de Capital Economics. Todo ese escenario estaba planteado sin los aranceles,
Históricamente, la mayoría de las exportaciones de crudo desde Alberta se dirigían a las refinerías del Medio Oeste de Estados Unidos a través de oleoductos o a la Costa del Golfo estadounidense mediante transporte ferroviario (mucho más caro e ineficiente), donde se consumían en refinerías o se cargaban en buques para reexportación marítima. Con la ampliación del TMX junto al anterior oleoducto Trans Mountain, ahora es posible mover mayores volúmenes de crudo hasta la costa de Columbia Británica para ser exportados directamente a compradores del Océano Pacífico y para el propio consumo interno de EEUU. La conexión petrolera entre Canadá y EEUU es más grande que nunca, por eso estos aranceles son ahora, también, más peligrosos que nunca para ambos países.
Desde que el TMX comenzó a operar en mayo, los datos iniciales indican que las refinerías de la Costa Oeste de Estados Unidos han sido los principales compradores de estos nuevos volúmenes de exportación. Entre junio y septiembre, la Costa Oeste de Estados Unidos representó poco más de la mitad de todas las exportaciones marítimas de crudo desde el oeste de Canadá, mientras que el resto se dirigió a destinos en Asia, según datos de Vortexa Analytics. En julio de 2024, la Costa Oeste de Estados Unidos importó 498.000 b/d de crudo, un récord histórico para la región y un aumento del 115% en comparación con julio de 2023. Todo eso está ahora en riesgo con los aranceles.
Las exportaciones totales de petróleo crudo canadiense se valoraron en 124.000 millones de dólares el año pasado, según el Regulador de Energía de Canadá, y el 97% de ese petróleo se destinó a Estados Unidos en 2023. Si se aplicaran los aranceles, provocarían contracción, desempleo y recesión”, asegura Dennis McConaghy, ex ejecutivo de TC Energy en Calgary.
El ‘oro negro’ azteca pasa por Texas
En el caso de México, a pesar de que hay riesgo en sus campos petroleros de cara al futuro ante signos de agotamiento que ya se están produciendo, ha sido otra de las sorpresas positivas para el abastecimiento. Tras llegar a caer hasta un mínimo de 1,64 millones de barriles diarios, ahora ha repuntado hasta los 1.862 millones. Esto ha venido en buena medida por la demanda del vecino del norte. En 2023 cerca de 733.000 barriles diarios se enviaron desde el sur, un 15% más. Por su parte EEUU enviaba a México cerca de 1,2 millones de barriles.
Según S&P Global México empezó a convertirse en 2022 en una “alternativa para cerrar al 100% las importaciones de crudo ruso de EEUU” sin sufrir en el proceso. La simbiosis que ya existía empezó a crecer ese año y, prueba de ello, es que Pemex, la petrolera estatal compró ese mismo ejercicio una refinería norteamericana en Texas para que sea la principal fórmula para tratar su ‘oro negro’, más pesado.
“A pesar de los esfuerzos de la actual administración por aumentar la capacidad de producción y almacenamiento, México seguirá dependiendo de EEUU”
En total Pemex cuenta con seis refinerías nacionales que han logrado procesar un récord de 1 millón de barriles diarios, su récord en ocho años. Este esfuerzo se debe al sueño de López Obrador y ahora Sheinbaum de lograr la ansiada “soberanía energética” pero la realidad es que desde 2014 el país está inmerso en numeroso proyectos para lograrlo y aún no se ha acercado ni de lejos a este objetivo. Actualmente el país importa un 74% de todo su suministro energético de crudo refinado y un 90% de estas importaciones vienen de EEUU. Transportation Energy Institute comentaba que con sus propios medios Mexico solo podria lograr satisfacer 3,6 días de demanda. “A pesar de los esfuerzos de la actual administración por aumentar la capacidad de producción y almacenamiento, México seguirá dependiendo de EEUU como principal fuente de suministro de combustible durante los próximos diez a quince años”.
EEUU, por su parte, ha encontrado grandes utilidades para su suministro energético a la hora de comprar crudo azteca. “La mayor parte de las importaciones se dirigen a la costa del Golfo, donde se concentra casi la mitad de la capacidad total de refinación del país. El fuel oil de México es fundamental para el procesamiento en las unidades secundarias de refinerías complejas. Volúmenes más pequeños se dirigen a las costas este y oeste” comentan los expertos de S&P Global. En ese sentido, “México se convirtió en una opción obvia debido a su producción y su proximidad a las refinerías de Texas y Luisiana.
Farol… o caos energético
Las relaciones son tan profundas con ambos países que S&P Global cree que Trump está jugando un farol y que no se atreverá introducir la medida. “En su primer mandato, Trump a menudo anunció posibles aranceles a países extranjeros como paso previo a las negociaciones” comenta S&P Global. “El 20 de enero, probablemente dirá: ‘os canadienses y los mexicanos han tomado una posición adecuada y vamos a negociar. Creo que ese es el resultado más probable. Pero hay que planificar la imposición real, porque es lo único prudente que se puede hacer”.
Coincide Bob McNally, presidente de Rapidan Energy Group, que explicaba que el anuncio supone “un disparo de advertencia destinado a obtener concesiones en materia de política fronteriza”. Si Estados Unidos impusiera un arancel del 25% a las importaciones de crudo “aumentaría los precios en el surtidor ya que las exportaciones canadienses de crudo pesado y agrio y las refinerías del complejo PADD 2 están inextricablemente entrelazadas y tienen pocas opciones para desviar las exportaciones o sustituir la materia prima”.
Propias empresas del sector ya se han pronunciado al respecto. “Las políticas comerciales que se han propuesto podrían inflar los costes de las importaciones, reducir los suministros accesibles de materias primas y productos derivados del petróleo o provocar aranceles de represalia” comentaba American Fuel and Petriquimical Manufacturers. En consecuencia, esto tiene “el potencial de afectar a los consumidores y socavar nuestra ventaja como principal fabricante mundial de combustible”.
“Las refinerías de EEUU dependen de Canadá y podrían enfrentar una potente reducción de márgenes que les obligue a subir los precios, afectando al consumidor”
Desde Goldman Sachs coinciden con este punto Daan Struyven, codirector de investigación de materias primas globales de Goldman Sachs comentaba que “las refinerías de EEUU dependen de Canadá y podrían enfrentar una potente reducción de márgenes que les obligue a subir los precios, afectando al consumidor“. Por contra “los productores canadienses recibirían un duro golpe si les cuesta más enviar sus barriles a EEUU y no logran redireccionarlos a terceros países”. En resumen, “si viéramos un arancel del 25% sobre las exportaciones energéticas canadienses, creo que podría tener algunas ramificaciones muy significativas para los flujos comerciales”, dijo Struyven.
Además, no hay mucho lugar a dudas respecto a una retirada de los aranceles solo en el crudo mientras ataca otras industrias. En su comunidad en Truth Social menciona que la medida afectará a todos los productos, sin hacer referencia específica al crudo. Sin embargo, Reuters publicó en exclusiva este miércoles que sí ha estudiado expresamente las sanciones sobre los barriles aztecas y norteños y que estaría incluida en las sanciones.
Queda por ver si Trump vuelve a emplear la táctica del ‘susto y la negociación’ o si finalmente descuentos con uno o ambos países le llevan a cumplir lo prometido. Se tome en serio o no su voluntad de emprender estos aranceles en lo que todos coinciden es en que el resultado devendría en una mayor inflación. El IPC de EEUU ahora se encuentra en el 2,6% ya cerca del objetivo y, aunque se ven recortes de tipos en el horizonte, la fortaleza de la economía de EEUU está llevando a la Reserva Federal a aplicar un enfoque cauteloso. Un repunte en este frente podría terminar de sentenciar los recortes. Será el 20 de enero cuando esta amenaza se materialice o se disuelva por completo.