El tortazo de Courtois a Ancelotti para justificar el chasco del Real Madrid en el Mundial de Clubes

Las expectativas estaban disparadas para el debut de Xabi Alonso en el Real Madrid. Si bien las atracciones principales eran Dean Huijsen y Alexander-Arnold, el mayor foco de atención del madridismo apuntó hacia el entrenador tolosarra. Sin embargo, el Real Madrid, en un 4-3-3 que acabó por desarmar a los blancos con Carlo Ancelotti, volvió a repetir los vicios del pasado, con una posesión estéril, sin fluidez, precisión ni dinamismo, y una presión alta que se difuminó conforme avanzó el choque contra el Al-Hilal (1-1).

La conclusión principal es que el técnico blanco tiene mucho trabajo por delante. El Real Madrid fue un flan en defensa, pero en muchas ocasiones, el problema vino derivado de su comportamiento con la pelota. El centro del campo no funcionó a pesar de tener un primer pasador de élite como Huijsen en la salida de balón. Xabi Alonso aseguró que Jude Bellingham tiene “alma de centrocampista” y que no debía correr más, sino mejor.

No obstante, el poco peso con pelota del anárquico interior inglés reflejó que no está cómodo, no le encuentran y que su magullado hombro es un problema muy serio. Tampoco se salvaron Tchouaméni, primero de centrocampista en la base, y luego central, ni Fede Valverde. El uruguayo no fue el centrocampista capaz de mover al Real Madrid a su antojo como Toni Kroos había vaticinado tras su retirada. Sigue faltando un creador y más mecanismos colectivos.

El centro del campo es un problema

La entrada de Arda Güler en la segunda parte mejoró al equipo blanco por su dinamismo en la mediapunta, creatividad en el pase y velocidad en los envíos a sus compañeros. El turco, el jugador más imaginativo con la pelota de todo el Real Madrid, impulsó al equipo de Xabi Alonso, pero el penalti de Fede Valverde acabó en las manos de Bono.

Tras el choque, la sensación era de decepción por la puesta en escena del nuevo Real Madrid. Eso sí, cabe recordar que Xabi Alonso lleva poco más de una semana al mando y que el equipo no tiene interiorizado todavía lo que quiere el técnico español. Así lo explicaría Thibaut Courtois, voz autorizada del vestuario, nada más terminar el choque en DAZN.

“Hemos jugado un poco lento con el balón y ante un bloque que está bien puesto hay que jugar rápido y aumentar el ritmo”, decía. “Nos ha faltado buscar más entre líneas y tener más posesión para no correr tanto detrás del balón con este calor. Ellos han sido mejores en la primera parte y el penalti ha sido un poco tonto para dejarles el 1-1″, apuntó el belga.

La herencia de Ancelotti no ayuda

El portero se explayó en su explicación… con un dardo a Ancelotti. “Xabi tiene su manera de jugar. Quiere defender de una manera y atacar de otra y es lo que tenemos que buscar y hacer. Hemos estado cuatro años con Ancelotti y tenemos otros automatismos. Es lo que tenemos que intentar cambiar, para hacer lo que quiere el míster de ahora, pero no es algo que en cuatro días salga directamente. Estamos viendo vídeos y hablando mucho, y yo creo que saldrá mejor”.

“Los medios no tienen que estar tan cerca de la defensa, sino más alejados para buscar los espacios entre líneas. Así, el delantero de ellos tendrá que elegir si ir más adelante y dejar más espacio a los centrales o saltar a los centrales. Nuestros medios tendrán más espacio, y si los suyos saltan, los delanteros tendrán ese espacio”, añadió en zona mixta.

“Eso es lo que queremos buscar y mejorar, y estamos intentando hacer cosas diferentes, obviamente. Pero en cuatro días no puedes dejar de hacer todo lo que has hecho en cuatro años. Los automatismos aún están, pero aun así hemos intentado hacer cosas nuevas”, sentenció el belga en Miami.

Las expectativas estaban disparadas para el debut de Xabi Alonso en el Real Madrid. Si bien las atracciones principales eran Dean Huijsen y Alexander-Arnold, el mayor foco de atención del madridismo apuntó hacia el entrenador tolosarra. Sin embargo, el Real Madrid, en un 4-3-3 que acabó por desarmar a los blancos con Carlo Ancelotti, volvió a repetir los vicios del pasado, con una posesión estéril, sin fluidez, precisión ni dinamismo, y una presión alta que se difuminó conforme avanzó el choque contra el Al-Hilal (1-1).