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Lincoln, Kennedy, y ahora Trump: la historia de violencia política en Estados Unidos

Autor: Constanza Vacas

El reciente “intento de asesinato” al ex presidente y actual candidato Donald Trump ha hecho emerger en la memoria colectiva otros sucesos similares que, con un peor o mejor desenlace, han marcado la historia de Estados Unidos y, en consecuencia, del mundo.

En esta ocasión, Trump se encontraba dando un mítin en Pensilvania cuando una bala atravesó su piel, de acuerdo con la descripción que el mismo protagonista dio en su propia red social Truth Social tras ser protegido por un equipo del Servicio Secreto. Más tarde, se confirmó que, a pesar de que el disparo impactó en su oreja, Donald Trump se encontraba a salvo: “Es increíble que un acto así pueda ocurrir en nuestro país”, añadió.

Distintas voces de la escena internacional ya han transmitido su apoyo al candidato, alegando que se trata de un ataque a la democracia. El suceso, además, “pone de relieve el peligro de quienes buscan votos en un país cuya Constitución garantiza a los ciudadanos (desde los propios orígenes de la nación) el derecho a portar armas“, expresa el analista político Thomas Klassen para The Conversation.

Así pues, esta escena que quedará marcada para siempre en la historia de Estados Unidos solo ha cambiado de víctima, pero no es en absoluto nueva: desde que este país se independizara en 1776, 4 presidentes han sido asesinados mientras ocupaban su cargo, y otros 3 han sido víctimas de atentados no mortales. Hagamos un repaso de los acontecimientos. 

Todo empezó con Abraham Lincoln

El atentado contra Abraham Lincoln, el 16º Presidente de los Estados Unidos, tuvo lugar el 14 de abril de 1865, cuando un simpatizante confederado de 26 años, llamado John Wilkes Booth, le disparó en la cabeza mientras este asistía a una representación en el Teatro Ford de Washington D.C. 

El presidente, que se encontraba junto a su esposa, Mary Todd Lincoln, y otros acompañantes como Henry Rathbone y Clara Harris, fue inmediatamente trasladado al hospital, donde falleció el día después, protagonizando así un duro golpe para el país, que acababa de salir de la Guerra civil. 

Y con respecto a Booth, 12 días más tarde murió durante un intento de las autoridades por capturarlo, aunque no se sabe si fueron estas quienes dispararon contra él, o si él mismo se suicidó.

Aún así, Booth se negó a entregarse, y, segundos después, se oyó un tiro. No se sabe si el disparo vino de un soldado o si Booth se disparó a sí mismo, pero poco después estaba muerto.

En cualquier caso, Abraham Lincoln fue la única víctima de una conjura mucho más ambiciosa, porque lo cierto es que, tal y como te contamos en este artículo, el plan inicial era nada menos que asesinarlo a él, al vicepresidente Andrew Johnson, al Secretario de Estado William Seward, y a Ulysses Grant, el victorioso general de las tropas del norte. ¿El objetivo? Crear un vacío de poder en Estados Unidos para reavivar la guerra, o bien vengar la humillación de los Estados Confederados.

Garfield y McKinley: dos asesinatos en solo 20 años

1881 y 1901. Tan solo 20 años separan dos de los asesinatos a presidentes de los Estados Unidos, demostrando así que el período de entre finales del siglo XIX y principios del XX fue muy convulso en la escena política del país. 

A James Garfield la muerte le llegó un 19 de septiembre de 1881, cuando las infecciones resultantes de extraer una bala recibida hacía meses empeoraron su condición. Y es que el 2 de julio de ese mismo año, en la estación Baltimore and Potomac de Washington D.C., un abogado llamado Charles J. Guiteau -que fue juzgado y condenado a muerte tras el suceso- disparó contra el presidente en la espalda y en el brazo. 

mckinley

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Asesinato de William McKinley (1843-1901), 25º presidente de EEUU desde 1896, tiroteado por el anarquista Leon Czolgosz, Buffalo, N.Y., y muerto 8 días después.

Cordon Press

 Algo similar le ocurrió, dos décadas más tarde, a William McKinley: el 25º Presidente de los Estados Unidos fue asesinado el 6 de septiembre de 1901 a manos del anarquista Leon Czolgosz.

Mientras el gobernador saludaba a su público en una exposición celebrada en Buffalo, Nueva York, este le disparó en el pecho y en el abdomen. Asimismo, McKinley no murió inmediatamente: logró recuperarse de la cirugía inicial, pero una semana más tarde desarrolló una gangrena que causó su fallecimiento.

Los Kennedy, una familia víctima de magnicidios

El asesinato de John Fitzgerald Kennedy, el 35º Presidente de los Estados Unidos, es quizás el más conocido en la actualidad, no solo porque ocurrió hace apenas 61 años, sino también porque todavía es objeto de debate y especulación

La mañana del 12 de noviembre de 1963, el presidente se encontraba viajando en una caravana presidencial por el centro de la ciudad de Dallas (Texas) cuando recibió disparos -uno en la garganta y otro en la cabeza- desde un edificio cercano, el Texas School Book Depository. El presunto autor del magnicidio era Lee Harvey Oswald, un ex marine que fue arrestado poco después del suceso. 

Los servicios sanitarios actuaron con rapidez, pero no pudieron salvar a Kennedy, que finalmente murió en el Hospital Parkland Memorial ese mismo día. Y por su parte, Oswald fue asesinado por Jack Ruby, dueño de un club nocturno, mientras esperaba en una comisaría de policía para ser trasladado a la cárcel. 

La tragedia del apellido Kennedy no acabaría ahí, porque 5 años más tarde su hermano, que para entonces era Senador de Nueva York y candidato a la presidencia de Estados Unidos, también fue asesinado. La hora de Robert F. Kennedy llegó el 5 de junio de 1968 en Los Ángeles (California), tras dar un discurso por su victoria en las primarias demócratas de ese Estado. 

El responsable del magnicidio fue Sirhan Sirhan, un palafrenero palestino que disparó contra él a quemarropa con un revólver. Este fue arrestado en el mismo lugar de los hechos y condenado a muerte posteriormente, si bien su sentencia fue rebajada a cadena perpetua en 1972, cuando California abolió temporalmente la pena capital. 

Heridos, pero no asesinados: Theodor Roosevelt y Ronald Reagan 

Theodor Roosevelt se encontraba dando un discurso en Milwaukee (Wisconsin), el 14 de octubre de 1912, cuando fue alcanzado por la bala de John Flammang Schrank, un hombre de origen bávaro que había desarrollado una obsesión por el presidente, el 32º de los Estados Unidos. 

roosevelt

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Fotografía ampliamente reproducida de los candidatos republicanos, Theodore Roosevelt, a la izquierda, y Charles W. Fairbanks, inspirada en la fotografía de la campaña de 1896.

Cordon Press

No obstante, el propio guion del discurso fue lo que probablemente salvó la vida de este personaje histórico: en el bolsillo de su chaqueta, Roosevelt llevaba un documento de 50 páginas con todo lo que debía decir en el acto y el estuche de sus gafas.

Ambos elementos consiguieron amortiguar el impacto del disparo y permitieron que el presidente continuase ofreciendo su discurso durante 90 minutos, antes de ser trasladado al hospital. No obstante, la conmoción por el suceso no le garantizó la reelección.

Por su parte, Ronald Reagan, el 40º Presidente del país, también fue víctima de un intento de asesinato el 30 de marzo de 1981, en Washington D.C., apenas 69 días después de que asumiera su cargo. Este sucedió en el exterior del Hotel Washington Hilton, cuando un joven llamado John Hinckley Jr. disparó contra Reagan y otras tres personas: el agente del Servicio Secreto Timothy McCarthy, el policía Thomas Delahanty y el secretario de prensa de la Casa Blanca, James Brady, que resultaron gravemente heridos.

Reagan se recuperó de la herida y retomó sus funciones el 11 de abril de ese mismo año. Y con respecto a su atacante, Hinckley fue posteriormente declarado no culpable por razones psiquiátricas.

El peligro de los candidatos a la presidencia

El 15 de mayo de 1972, el candidato a la presidencia George Wallace, también Gobernador de Alabama entre 1963 y 1967, fue víctima de un intento de asesinato durante un acto de campaña celebrado en Laurel, Maryland. El autor del suceso fue Arthur Bremer, que al parecer tendría problemas mentales y una gran obsesión por la notoriedad. 

trump

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El ex presidente de Estados Unidos daba un discurso ante simpatizantes cuando se registraron varios disparos.

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Las balas dirigidas a Wallace impactaron en su pecho y abdomen, y causaron heridas en uno de los agentes del Servicio Secreto y otros dos espectadores del mítin. Afortunadamente, nadie falleció, pero sí es cierto que el aspirante a la presidencia sufrió graves daños en la columna vertebral que le provocaron la parálisis con la que convive hasta el día de hoy. 

A diferencia de él, por el momento se sabe que Donald Trump se encuentra sano y salvo tras el reciente ataque. Si bien aún queda mucho por investigar sobre el suceso y las motivaciones del atacante, Thomas Matthew Crooks, de apenas 20 años, lo que sí está claro es que el rival político de Joe Biden se ha unido a un “club no tan exclusivo de presidentes que han sido blanco de balas”, en palabras de Krassen, y que sin duda el acontecimiento tendrá un gran peso en los resultados de las próximas elecciones en Estados Unidos, previstas para noviembre de 2024.

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