Y este imaginario mensaje de bienvenida no es más que el miedo a lo desconocido y desconocimiento a las grandes oportunidades disponibles para todos. Sí, todos estamos invitados a esta fiesta. Y para comenzar, es necesario reconocer una verdad irrefutable: la falta de conocimiento y de educación financiera, sumado al miedo a perderlo todo, o pensar que la inversión es un privilegio (cuando en realidad es una necesidad), nos está haciendo perder dinero.
Creo que es necesario (urgente) replantear la manera en cómo percibimos la inversión, la forma en la que vemos al mundo de las finanzas, y desde mi perspectiva, la nueva óptica que debemos adoptar es la de un mundo accesible, plural, y en el que todas y todos cabemos.
Las inversiones no son el selecto club de millonarios que habitualmente pensamos; son, por el contrario, herramientas para cuidar nuestro dinero y patrimonio. ¿Qué estamos haciendo para prever nuestro retiro? ¿Qué acciones llevamos a cabo para hacer crecer nuestro negocio? ¿Cómo podemos hacer que el dinero trabaje para nosotros, en lugar de que trabajemos por y para él? ¡Esa es la inversión! Hacer que el dinero trabaje para nosotros.
En primer lugar, sugiero eliminar la idea de que es un gasto, y más allá de una simple inversión, debe ser una filosofía, un estilo de vida. ¿Por qué desconfiar del sistema financiero? No hay razón de esto. El destino de nuestro capital y nuestros ahorros estará más seguro en una inversión, que debajo del colchón. Y me refiero a que, si planeamos bien nuestros gastos y eliminamos fugas de efectivo en compras irrelevantes, nos daremos cuenta que nos da margen perfectamente para comenzar a planear nuestro retiro o generar más recursos para nuestro negocio. Si vemos a futuro nos daremos cuenta que la inversión nos permitirá, en un momento determinado, vivir la vida realmente, con una bolsa de protección, en una zona cómoda, vivir con dignidad con los frutos de nuestros años de trabajo. Y lo mejor, tiempo de calidad.
Y es que, expresamente en el tema de ahorrar para nuestro retiro, históricamente lo hemos visto como una tarea fastidiosa, engorrosa y obligatoria, porque el gobierno nos lo descuenta, o una afore nos lo ‘retiene’, y desafortunadamente no se profundiza en las políticas y filosofía del retiro. Entonces los inversionistas, los hombres dedicados en cuerpo y alma a este menester de la inversión, deberían tener la sensibilidad de que, en la cancha de las inversiones y de las finanzas pueden jugar todas y todos: si tenemos una fonda, si somos conductores de plataforma, si somos empleados, amas de casa, si tenemos una ferretería o somos microempresarios. Acceso para todos, hay.
Aquí hago un paréntesis. Ojo, hablo de porcentajes, no de cantidades específicas. Considero que el gran trabajo por realizar en el mundo de las finanzas y las inversiones, es darnos cuenta que con objetivos claros, todos podemos ahorrar e invertir dicho ahorro. Por ejemplo, el 4% de nuestras ganancias, el 10% de nuestros ingresos y darle un sentido a ese recurso, una razón a mediano o largo plazo; eventualmente y sin un objetivo, ese dinero terminaría en gastos inútiles, gastos hormiga, gastos irrelevantes.
Y claro, se trata de nuestro dinero, lo que menos queremos ¡es perderlo! Pero, por el contrario, están quienes confían incongruentemente en herramientas peligrosas como las tandas, o en gente que con un poco más de dinero comenzó un negocio desleal de préstamos con altísimos intereses, y sus víctimas que pasan un año (mínimo) pagando cantidades brutales, a veces impagables, terminan en lo que temían: sin recurso y con una deuda perpetua.