Gen Cohen pasó casi una década, desde los 12 años, probando diferentes dietas de moda en un intento de perder peso, pero solo terminó con un efecto rebote.
“Mi peso fue una lucha contante toda mi vida”, comenta Cohen, ahora con 29 años, a Business Insider.
Después de ganar peso en la universidad, ya no se reconocía. Decidió hacer un cambio y emprender un viaje de cambio físico, pero esta vez quería hacerlo de manera diferente.
Cohen, que reside en San Diego (EEUU), siguió una dieta alta en proteínas con un ligero déficit de calorías y siguió el principio 80/20, lo que significa que no eliminó nada de su alimentación y disfrutó de caprichos y de alcohol con moderación.
Aunque Cohen no perdió peso durante 3 meses, se mantuvo constante llegando a deshacerse de 22,6 kilos en un año. Ha mantenido su peso durante 7 años.
Cohen comenzó su primera dieta a los 12
Cohen creció en un pequeño pueblo de Connecticut donde, según ella, la salud no era una prioridad. Era activa y practicaba deportes, pero después ella y sus compañeros de equipo siempre iban a McDonald’s.
Cohen recuerda haber hecho su primera dieta a los 12 años, lo que ahora se da cuenta de que contribuyó a su imagen corporal negativa.
Cuando fue a la universidad en San Diego, poder salir a comer en cada comida era una novedad; así lo hizo, y también dejó de practicar deportes.
“Terminé ganando alrededor de 13 kilos y no pude encontrar la manera de bajarlos”, comenta Cohen. “Me sentí frustrada, triste y realmente decepcionada por los medios y la industria de la pérdida de peso porque todo lo que leí era ‘Come 1.200 calorías, elimina los carbohidratos, no comas grasas, compra estos batidos o suplementos de proteínas‘, pero parecía que cuantos más productos y soluciones rápidas probaba, más daño me causaba“.
Perdió 4,5 kilos para después recuperar 6,8, bajó 9 kilos y recuperó 13,6, resumió. Su experiencia refleja lo que muestran las investigaciones sobre cómo los métodos de pérdida de peso insostenibles pueden estresar al cuerpo y provocar una recuperación de peso.
“Comía grandes cantidades de comida y después me sentía físicamente terrible porque me faltaba cierto amor propio”.
El cumpleaños número 21 de Cohen fue un punto de inflexión
Para su 21 cumpleaños, su madre fue a visitarla. Fueron a un sitio con unas bonitas vistas y se hicieron un montón de fotos, pero cuando Cohen volvió a mirarlas después, se sorprendió por su aspecto.
“Sentí físicamente que el corazón se me bajó al estómago porque realmente no reconocí a la chica que veía”.
Llegó a casa y se subió a la báscula por primera vez en mucho tiempo y vio que su peso había subido a casi 93 kilos.
En lugar de salir a bares como hacen muchos estadounidenses para celebrar su 21 cumpleaños, Cohen pasó el resto de la noche en el suelo de su baño llorando, sintiéndose molesta, decepcionada, confundida, perdida y asustada.
“Sentí que, si el peso podía aumentar tan rápidamente sin que yo me diera cuenta, ¿cuándo se detendría?” sostiene. “Como había intentado perder peso tantas veces antes, simplemente asumí que era una causa perdida”.
Pero Cohen se dio cuenta de que tenía otra opción. “Podría sentarme en el suelo del baño por el resto de mi vida y simplemente aceptar mi destino o podría intentarlo una vez más”.
Cohen decidió amarse por estar saludable
Al día siguiente, ella y su madre fueron al centro comercial a comprar ropa deportiva, proteína en polvo y una licuadora.
Sabía que tenía que hacer las cosas de manera diferente, así que comenzó a informarse, devorando información sobre nutrición, fitness y mentalidad. Esta vez no habría soluciones rápidas, trucos ni atajos.
“Me hice la promesa de que, en lugar de odiarme por querer ser flaca, me amaría por estar sana”, indica. “Cada vez que intenté perder peso, lo intenté por un chico, por unas vacaciones, por un evento especial, para Año Nuevo, y esta fue la primera vez que realmente lo hice por mí“.
Comida casera y con un ligero déficit de calorías
Cohen sabía que necesitaría tener un déficit de calorías para perder peso, pero a diferencia de muchos de sus intentos anteriores, decidió no reducir demasiado sus calorías porque quería que fuera sostenible (que es lo que generalmente recomiendan los dietistas y nutricionistas).
En lugar de eliminar los hidratos y las grasas, como había intentado anteriormente, buscó un equilibrio saludable. También se centró en las proteínas, asegurándose de obtener una buena cantidad en cada comida (la proteína te ayuda a conservar los músculos y te mantiene lleno) y comenzó a preparar las comidas.
Cohen nunca antes había cocinado pechuga de pollo, por lo que aprendió sobre cocina y nutrición al mismo tiempo.
Todos los domingos por la mañana, organizaba un plan de alimentación para la semana, iba al supermercado y luego regresaba a casa y preparaba la comida.
Ella pesó y midió todo. Contar calorías y pesar lo que comes puede ser una herramienta educativa útil y ayudarte a aprender qué aportan los diferentes alimentos y cuánto necesita tu cuerpo; sin embargo, no es para todos ni es la única forma de perder grasa.
Lo más importante es que Cohen no fue demasiado estricta con su dieta, con el objetivo de seguir el principio “80/20”. Esto significaba que el 80% de lo que comía Cohen era nutritivo y equilibrado, y el 20% era lo que a ella le apetecía. Los nutricionistas recomiendan este enfoque porque significa que no te privas de lo que te gusta y, una vez más, es más sostenible.
Una lesión hizo que Cohen no pudiera hacer ningún ejercicio serio, pero fue constante con su nutrición.
Cohen no perdió peso en 3 meses
Durante los primeros 3 meses de su nuevo estilo de vida, Cohen no perdió ni un kilo.
“Estaba devastada, confundida, me sentí traicionada”, asegura Cohen. “Me estaban haciendo análisis de sangre, me estaban examinando la tiroides, estaba explorando todas estas diferentes vías y opciones”.
Cohen tomó la decisión de quitarle el método anticonceptivo (un DIU de cobre), a pesar de que su médico le había dicho que no afectaría su peso. A los 7 días de quitárselo, Cohen había perdido 4,5 kilos.
Los DIU de cobre, también conocidos como espirales de cobre, son anticonceptivos no hormonales y el aumento de peso no figura como efecto secundario. Si bien existen ciertas pruebas anecdóticas de mujeres que afirman que el dispositivo provocó un aumento de peso, falta evidencia científica.
Cohen no sabe si la extracción del DIU influyó en su pérdida de peso o si fue una coincidencia, porque a veces puede llevar tiempo notar cómo baja la báscula.
Cohen, que ahora es entrenadora de nutrición con certificado, sospecha que su cuerpo estaba en un estado de alto estrés después de años de dietas yo-yo, por lo que le llevó un tiempo recuperarse.
Durante los siguientes 9 meses, Cohen perdió otros 18 kilos. “Sigo diciendo que me llevó 12 meses adelgazar porque estaba trabajando con meses de anticipación”, afirma.
Cohen mantiene su pérdida de peso desde hace siete años
Después de perder todo el peso que quería, Cohen pasó a la fase de mantenimiento, lo cual no fue fácil. Fue necesaria un poco de prueba y error para descubrir cuánto debía comer para un peso estable, explica.
Aprender a preparar versiones más saludables de sus comidas favoritas le ayudó a disfrutar de las delicias mientras mantenía su silueta bajo control, y trabajó en su forma de pensar y en su amor propio, lo que la ayudó a disfrutar de todas las comidas y no sentirse culpable después.
Le gusta el alcohol con moderación, pero aprendió a tomar opciones más ligeras mientras adelgazaba. Por ejemplo, un poco de tequila en lugar de una margarita, o una gaseosa con vodka en lugar de un vodka Red Bull.
Desde que se recuperó de su lesión aproximadamente un año ha comenzado a hacer entrenamiento de fuerza 2 o 3 veces por semana y a caminar.
“No soy la típica chica fitness que tiene que ir al gimnasio 6 o 7 días a la semana”, asegura. “El gimnasio no es mi terapia. El gimnasio es mi póliza de seguro”.
Su forma más constante de ejercicio es simplemente caminar. “Camino todos los días”, indica. “Es una gran parte de mi vida”.
