Se conoce como slow jogging a una técnica milenaria que ha sido redescubierta por expertos por sus beneficios no solo en la salud física, sino también mental. Y es que este tipo de ejercicio se emplea principalmente como mecanismo de meditación activa y sirve para reconectar el cuerpo con la mente y activar la conciencia del estado anímico y energético en el que nos encontramos.
Uno de sus principales promotores es el cardiólogo Martín Lombardero, especialista en bienestar cardiaco frente a los problemas cotidianos y autor del libro “El corazón es consciente. Puedes cambiar tu destino cardiológico”, en donde invita a replantear la relación que existe entre cuerpo, mente y emociones y a reconocer la proximidad entre estos elementos y la dependencia que tienen entre sí. Para ello, recomienda el slow jogging.
¿Qué es slow jogging?
El slow jogging también es ideal para quienes tienen lesiones
Getty Images
El slow jogging es una técnica de trote en la que se practica un ritmo lento y consciente. A diferencia de cuando corremos midiendo el tiempo y llegando al máximo rendimiento, como en rutinas de alta intensidad, en este ejercicio se busca que el principal objetivo no sea la quema de grasa o los kilómetros recorridos, sino la conciencia del cuerpo y la mente en comunión, sin por eso dejar de moverse.
Es decir, esta técnica forma parte de las meditaciones en movimiento, como lo hace también el yoga, en la que sí se hace actividad física que beneficia la fuerza y elasticidad, pero sobre todo se aprovecha el movimiento para reconectar con el balance. Esto porque, según teóricos como Martín Lombardero, hoy en día se ha perdido de vista la importancia de que se vincule lo físico con lo espiritual y lo trascendente, sobre todo al momento de cuidar la salud cardiovascular, que es su área de expertise. Pero además, no por ser un ejercicio lento no tiene beneficios en la quema de grasa, pero de eso te hablaremos más adelante.
¿Cómo practicar slow jogging?
Practicar slow jogging significa mantener un ritmo cardíaco suave y estable (dentro del rango de las 110 a 140 pulsaciones por minuto), pero no solo por un periodo breve de tiempo como calentamiento, sino como ritmo general del entrenamiento. Pero ojo, que lo más importante de mantener este ritmo es aprovecharlo para meditar y conectar con las emociones y el cuerpo, y es que si empiezas a acelerar el ritmo del ejercicio, probablemente te olvidarás por un momento de tus pensamientos (algo que también se disfruta mucho del ejercicio, pero que es otro estilo de actividad física).
