La Pascua es la principal fiesta del cristianismo en la mayoría de sus ramificaciones, ya que la resurrección de Cristo es el centro de la fe. A pesar de ello, a diferencia de la Navidad, esta celebración cae en una fecha distinta cada año, más allá de que siempre se celebre un domingo.
El Domingo de Pascua es inamovible ya que, según la tradición y la Biblia marca, Jesús resucitó un domingo, pero cada año varía su ubicación en el calendario, aunque siempre es en torno a marzo. A partir de ahí, se ubican el resto de los días relacionados con esta fiesta y el calendario litúrgico del cristianismo.
Empezando la cuenta desde ese domingo, se marcan el Sábado de Vigilia, el Viernes Santo (día de la muerte de Cristo), Jueves Santo (celebración de la Última Cena) y el Domingo de Ramos (día que se recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén e inicio de la Semana Santa). A partir de este último, se cuentan también 40 días hacia atrás en el calendario y se establece ese día como el Miércoles de Ceniza.
Ese miércoles comienza el tiempo de preparación para la Pascua, conocido como Cuaresma y que recuerda el tiempo que Jesús pasó en el desierto retirado y en oración antes de iniciar su misión. Esos 40 días no son los únicos que se cuentan a partir de cuando cae el Domingo de Pascua, sino también que se cuentan otros 40 días hacia adelante para la celebración de la Ascensión de Cristo y diez más para la fiesta de Pentecostés.
Sin lugar a dudas parecen muchos cálculos para nuestro calendario, donde siempre varía la fecha de la Pascua. Esto se debe a que el calendario gregoriano, que se utiliza actualmente en la mayoría de los países cristianos, se rige por el sol, mientras que la Pascua se define por el antiguo calendario lunisolar que se utilizaba antiguamente.
Según este calendario, la celebración de la Pascua va de la mano con las fases del sol y la luna lo que hace que varíe el día y mes en que se festeja cada año. En síntesis, la celebración de la Pascua se celebra el domingo siguiente a la primera luna llena después del primer equinoccio del calendario gregoriano, el inicio de la primavera u otoño dependiendo del hemisferio.