Cárteles de Sinaloa y Jalisco dejan estela de cadáveres y siembran terror entre civiles y quienes cruzan la frontera con Guatemala
EL PASO, Texas (Informe fronterizo) – Dos acontecimientos recientes con un gran número de víctimas ilustran la disputa de un año de duración entre dos cárteles de la droga mexicanos por el control de la frontera con Guatemala, que continúa cobrándose vidas y poniendo en peligro a los migrantes en su camino a Estados Unidos.
El domingo, miembros de un grupo autodenominado Cartel de Chiapas y Guatemala (CCYG) irrumpieron en una comunidad agrícola cerca del pueblo de La Concordia. La Secretaría de Seguridad Pública de México dijo el miércoles que cinco personas fueron asesinadas a tiros y 21 vehículos incendiados.
Horas más tarde, los pistoleros dispararon contra tropas de la Guardia Nacional Mexicana en un segundo sitio cerca del pueblo. El tiroteo dejó cinco pistoleros muertos y resultó en el arresto de 13 ciudadanos guatemaltecos, dijo el ministerio. Se incautaron 21 fusiles tipo AK-47.
Un día antes, la vecina Fiscalía General de Oaxaca confirmó el ahogamiento de ocho ciudadanos chinos que pusieron sus vidas en manos de contrabandistas para evitar ser detenidos en Chiapas. Los cuerpos de siete mujeres y un hombre aparecieron arrastrados en una playa llamada Playa Vicente.
Scott Stewart, vicepresidente de inteligencia de TorchStone , una firma de seguridad global, dijo que dos importantes cárteles de la droga están en guerra por el control de las rutas de la droga, el tráfico de migrantes, la extorsión y otras actividades ilícitas en la “otra frontera” de México.
“Esto ha estado sucediendo durante más de un año. La facción de Los Chapitos del cartel de Sinaloa está básicamente en guerra con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los chicos de Chiapas, que creo que son el CJNG, sólo que con una marca diferente”, dijo Stewart a Border Report. “Es un terreno clave por su proximidad a Guatemala para el tráfico de narcóticos y también de personas”.
Esta guerra se ha intensificado en parte debido al flujo masivo de inmigrantes que llegan a México. “No se trata sólo de sudamericanos y centroamericanos. Estamos viendo chinos, estamos viendo asiáticos centrales, estamos viendo africanos… todo el mundo está saliendo adelante”, dijo.
Una vez que llega el cartel, nadie está a salvo. Los delincuentes comienzan a extorsionar no sólo a los inmigrantes sino también a los empresarios locales y amenazan con violencia extrema.
“Si alguien no juega con ellos, se vengarán duramente. Si se trata de un traficante de inmigrantes, es posible que se lleven (a sus inmigrantes) y que maten a su gente para dejarlo sin negocio”, dijo Stewart. “Pone en mala situación a los empresarios y agricultores. Si un cartel llega y te exige extorsión, te atacarán si no pagas, pero si pagas, podrías ser atacado por el otro cartel porque estás apoyando a su rival”.
La guerra de los cárteles también coloca al gobierno mexicano y a las autoridades locales en una posición difícil: si no actúan, se dice que les pagarán; si lo hacen, se les acusa de abusos contra los derechos humanos.
“Veinticinco personas fueron asesinadas en La Concordia, según testimonios, en una pelea entre un grupo criminal y la Guardia Nacional. “Los civiles que esperaban un ferry para cruzar un embalse quedaron atrapados en el fuego cruzado”, dijo el colaborador del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé en un comunicado, en el que parece acusar al gobierno de ocultar las muertes de civiles.
El presidente de México a principios de esta semana mantuvo la versión oficial.
“Ese grupo habla de 20, 25. Eso no es cierto. Fueron cinco en un evento y cinco en otro. No sé de dónde sacarán esa cifra”, dijo el miércoles el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En un video difundido en las redes sociales, la CCYG acusó a funcionarios mexicanos de estar en nómina de sus rivales y desmintió cualquier vínculo con el cartel de Jalisco.
Stewart dijo que es difícil esperar declaraciones veraces de los miembros del cartel. En octubre pasado, por ejemplo, la facción de Los Chapitos del cartel de Sinaloa (CDS) colgó pancartas que decían que habían renunciado a traficar fentanilo a Estados Unidos y amenazaron con matar a cualquier miembro de la pandilla que traficara con fentanilo. Hoy en día, no sólo el fentanilo sino, según Stewart, también el carfentanilo, más potente y mortal, continúa fluyendo hacia el norte a través de Tijuana, una zona de influencia del CDS.
Esas drogas contribuyeron al número récord de muertes por sobredosis en Estados Unidos el año pasado. En cuanto a la participación de los cárteles en el tráfico de migrantes, Stewart dijo que sólo los grupos criminales saben qué porcentaje de sus ingresos ahora se deriva del tráfico de personas y la extorsión de ciudadanos extranjeros en tránsito por México.
“Con los flujos que vemos y con la gente obligada a acampar (en México) por períodos más largos, les da a los criminales un período más largo para victimizarlos. Parece que ha aumentado su capacidad para secuestrarlos, extorsionarlos y retenerlos”, dijo el experto en seguridad internacional.
