Actualmente, los usuarios emplean la inteligencia artificial para casi todo lo que uno sea capaz de imaginar. Herramientas como ChatGPT ejercen de entrenadores personales, como agentes de viajes y, en ocasiones, no faltan incluso quienes van más allá y aprovechan los chatbots de formas que casi parecen sacadas de una película de ciencia ficción en toda regla.
Por supuesto, mucha gente también se sirve de la IA como si fuera una especie de consultora médica. Por mucho que la mayoría de expertos lo desaprueban. No ya porque la IA (al menos a día de hoy) sea incapaz de consultarse con un doctor humano, sino porque se equivoca bastante. Aún, es un tema complicado y no faltan quienes lo denuncian: “está ejerciendo la medicina sin licencia”.
La inteligencia artificial ¿puede ser un peligro para la salud?
Aunque cabe la posibilidad de decir que cada uno es libre de usar la inteligencia artificial como mejor le venga en gana, lo cierto es que esta polémica protagonizada por la IA y la salud va más allá. De hecho, tanto es así, que sin ir más lejos, en Norteamérica ya se están tomando medidas legales para intentar cambiar la tendencia que parece que se está creando.
Como señalan algunos medios estadounidenses, una coalición de organizaciones de defensa del consumidor y la salud mental presentó una denuncia ante la FTC y fiscales estatales de Estados Unidos. En ella alegaban que plataformas como Character AI y Meta AI Studio permiten crear bots que actúan como “terapeutas” certificados, aunque no cuentan con licencias reales.
En realidad, y tal como señalan los expertos, la cosa es bastante más compleja y profunda que preguntar a ChatGPT o alguna IA por el estilo qué te puede estar pasando solo porque hayas estornudados tres veces. Estos bots afirman confidencialidad, experiencia profesional y dan consejos sin supervisión médica; ocultan su condición de IA y no advierten a nadie de sus limitaciones.
Todo eso, por supuesto, es mentira. La experiencia profesional es una entelequia, y tampoco pueden garantizar ningún tipo de privacidad. Aunque así lo digan en ocasiones, se ha dejado claro muchas veces que las compañías detrás de las IA utilizan las conversaciones de los usuarios para entrenar a sus herramientas. Incluso hablamos de trabajadores humanos, sí.
¿Está la IA infringiendo las normas?
Si se analiza con cierta profundidad todo lo anterior, no es difícil entender el porqué del disgusto de los expertos. En muchos países, entre los que se incluye Estados Unidos, pero también España, solo aquellos médicos que cuentan con una licencia pueden ejercer la medicina. Como es lógico, eso dejaría fuera a la inteligencia artificial. Incluso entendiendo lo útil que puede ser a veces.
Por otro lado, está el argumento incontestable de que la IA tiende a fallar en sus diagnósticos. La gran mayoría de pruebas al respecto que se han llevado a cabo con ChatGPT y herramientas similares han dado como resultado unos porcentajes de aciertos insuficientes. Por no hablar de problemas como dar dos respuestas diferentes ante un mismo diagnóstico. Algo digno de preocupar.
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Etiquetas: Inteligencia artificial, Salud, Software
