“¡Feliz día de Domingo de Ramos, feliz Semana Santa!”, dijo el Papa a los miles de fieles que en un primer instante, los más cercanos al lateral, se había movido con rapidez para poder verlo y saludarlo de cerca
No había confirmación oficial, pero se esperaba que, en línea con las últimas cuatro ‘apariciones sorpresa’ que ha hecho el Papa esta semana, Francisco se dejase ver al menos unos instantes tras la ceremonia de la misa del Domingo de Ramos
No había confirmación oficial, pero se esperaba que, en línea con las últimas cuatro ‘apariciones sorpresa’ que ha hecho el Papa esta semana, Francisco se dejase ver al menos unos instantes tras la ceremonia de la misa del Domingo de Ramos, que marca el inicio de las ceremonias de Semana Santa, en las que siempre se ha hecho presente, incluso en la que hace ahora cinco años, con motivo de la pandemia, sobrecogió al mundo con un Pontífice caminando en solitario por una plaza de San Pedro desolada.
Y apareció. Lo preanunciaba también la presencia del pendón con el escudo pontificio en la fachada de la basílica de San Pedro y la presencia de miembros de la Guardia Suiza apostados por todo el contorno de la icónica plaza vaticana. Salió por un lateral de la basílica, guiado en su silla de ruedas por su enfermero, quien le llevó hasta el altar, donde, tras saludar al cardenal Sandri, quien unos instantes antes había presidido la misa del Domingo de Ramos, pronunció, en voz todavía ronca, un breve saludo.
“¡Feliz día de Domingo de Ramos, feliz Semana Santa!”, dijo el Papa a los miles de fieles que en un primer instante, los más cercanos al lateral, se habían movido con rapidez para poder verlo y saludarlo de cerca.
Muy pocas palabras, pero que fueron acogidas con aplausos por toda la plaza, por donde inmediatamente, siempre guiado por Massimiliano Strappetti, se movió para saludar tanto a los obispos y cardenales como a las autoridades invitadas, así como a los fieles que están en los pasillos más cercanos.
Paseo rápido y sin estrechar muchas manos
Tras unos instantes en los que se evitó pasar demasiado tiempo departiendo con los presentes, y en donde tan sólo estrechó unas pocas manos de las muchas que se le tendían, Francisco regresó pronto al interior para seguir la convalecencia pautada por los médicos tras sus 38 días de ingreso hospitalario y que aún se mantendrá, en principio, por unas cinco semanas de las ocho inicialmente recomendadas.
Aunque el vaticano no ha confirmado la presencia del Papa en el resto de ceremonias de la Semana Santa recién inaugurada, se da por seguro que, al igual que ha hecho esta mediodía, ya con algunos rayos de sol calentando la plaza, Francisco vuelva a hacerse presente en alguna de ellas.
