El personal de la Empresa Pública de Aseo (Emaseo) contó algunas de sus experiencias y el pedido para la ciudadanía en estos festejos capitalinos
Las fiestas de Quito son una colorida celebración llenas de música, baile y, lamentablemente, una estela de basura que los trabajadores de la Empresa Municipal de Aseo (Emaseo) enfrentan con dedicación y un buen sentido del humor. Cuatro de ellos compartieron historias que demuestran que en medio del caos también hay momentos curiosos y, a veces, inesperadamente cómicos.
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Estos trabajadores tienen algo en común: su llamado a la ciudadanía. Entre risas y reflexiones, piden que todos los quiteños disfruten con conciencia, colocando la basura donde corresponde y respetando a quienes trabajan para que las calles luzcan impecables al amanecer. Porque, como Rosa Elena Rivera dice con orgullo: “El Ecuador es hermoso, y mantenerlo limpio es tarea de todos”.
Karina Tituaña: “Los farreros no quieren dejar la fiesta”
Karina comenzó su carrera barriendo las calles de la capital. Su ascenso a supervisora fue posible gracias a estudios y esfuerzo. Sin embargo, los recuerdos de sus días como barrendera siguen frescos: botellas de cerveza apiladas como torres, teléfonos celulares olvidados entre la basura y, ocasionalmente, ¡gente que no quiere irse! “A veces necesitamos apoyo policial porque los farreros no quieren dejar la fiesta”, cuenta. Su mensaje para los quiteños es claro: “Disfruten, pero ayuden colocando la basura en los tachos y respeten las frecuencias de recolección”.
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Rosa Elena Rivera: Cuatro décadas de historias
Con 38 años de servicio, Rosa Elena tiene un arsenal de anécdotas. Desde accidentes que la dejaron helada, hasta su propia caída cómica sobre un montón de basura que describió como un “patas arriba memorable”. También ha encontrado documentos y hasta un teléfono móvil que guardó por años con la esperanza de devolverlo. “Ahora ya es mío. Lo uso porque nadie lo reclamó”, admite entre carcajadas.
Viviana Cruz: La barrendera multitarea
Viviana lleva cuatro años dedicándose al barrido manual en zonas como la Asunción y Bolívar. Además de dejar las calles impecables tras las fiestas, a veces marcha detrás de manifestaciones limpiando lo que queda a su paso. Lo que más le impresiona es la cantidad de basura acumulada en las fiestas de mercado: “Es como si toda la ciudad viniera a dejar sus cosas”.
Luis Minagua: “Compiten por quién deja más basura”
Luis tiene siete años trabajando en el hidrolavado. Desde monedas hasta gorras de marca, su trabajo lo ha llevado a encontrar objetos curiosos y devolver carteras completas con documentos. “Lo más complicado es limpiar después de las fiestas. Parece que no solo celebran, sino que compiten por quién deja más basura”, dice entre risas.
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