Un bisturí. Una escritura que hace tajos. Un filo quirúrgico para abrir y mostrar. Todos esos símiles, de tan recurrentes, podrían reducirse al cliché, pero quizá se pueda admitir usarlos una vez más para transmitir lo que logra Historia de la enfermedad actual, debut literario de la neuróloga estadounidense Anna Deforest.
Es la profesión de la autora, más precisamente sus años de formación en la carrera de medicina y las prácticas en un hospital de Nueva York, lo que la novela encara con una crudeza brutal. Se lee en el comienzo: “Todo esto ocurrió, poco más, poco menos. He visto latir un corazón en un pecho abierto. Este lugar ha sido una tierra de milagros. Ni siquiera se muere nadie hasta que se lo permitimos”.
Lo que sigue es el relato del primer día en el gabinete de trabajos prácticos, durante la clase de anatomía. Un grupo de jóvenes enfundados en guardapolvos blancos se disponen a hacer sus primeras armas en las tareas de disección con el cadáver de una mujer negra. Hay que separar la piel de la grasa. Hay que quebrar las vértebras con cincel y martillo hasta dejar al descubierto la médula espinal. ¿De dónde viene este cuerpo?, se pregunta la narradora. ¿Pertenecía a una donante, a una indigente que nadie reclamó? ¿Había sido extraído sin mayores protocolos de una fosa común, para terminar cortado en pedacitos, y el resto en trozos que se queman y se guardan en un armario?
“Por lo que leí, es normal encariñarse en cierta medida con el cadáver asignado, aunque parece que solo los estudiantes mujeres lo admitimos”, se expone la narradora, en una suerte de lección de anatomía que se revierte en un examen de los propios tejidos emocionales, marcando el tono de toda la novela.
El tema del poder del sistema médico, el clasismo y el racismo omnipresentes (en el contexto estadounidense, las personas pobres de color negro son las que llegan en peor estado y reciben tratos que dejan mucho que desear), los cuidados paliativos encarnizados, la insensibilidad del personal hospitalario trabajada como escudo para soportar el roce diario con el dolor y la muerte, el vínculo con los familiares de los pacientes y la tortuosa comunicación que se establece con los deudos son algunas de las llagas que Historia de la enfermedad actual deja ver.
Con una frialdad a veces shockeante, incluso con destellos de humor negrísimo, sin anestesia (para usar otro símil con la medicina), Deforest logra no obstante dibujar una línea de piedad que amortaja el cuerpo y el alma de las personas atravesadas por el sufrimiento.
El miedo, la amenaza de un nuevo derrumbe psíquico, una historia familiar muy problemática que incluye una madre alcohólica con tendencias suicidas y abusos de padrastros, la vida sentimental casi inexistente y las autolesiones son la otra parte de la trama. Son las propias cicatrices y las heridas de la narradora las que finalmente quedan a la vista. La novela es un intento de sutura.
- Historia de la enfermedad actual. Anna Deforest. Fiordo Editorial. 134 páginas. $ 9.000.
