Las elevadísimas temperaturas registradas por las aguas del Mar Menor este junio, con valores medios superiores a 30º, ponen a la mayor laguna salada de Europa en estado de riesgo máximo de crisis ambiental. Así lo advierte el Observatorio Permanente del Mar Menor de Fundación Ingenio, así como el colectivo Agroingenieros por el Mar Menor, que se suman al aviso lanzado el pasado martes por el presidente del Comité Científico del Mar Menor, Ángel Pérez Ruzafa. Asimismo, ambas instituciones corroboran que los datos que manejan coinciden plenamente con los publicados el pasado martes por el catedrático Ruzafa —durante su análisis anual sobre el estado de salud del Mar Menor—.
Ante esta anormalidad térmica, junto con la no detección de nitratos en la columna de agua del Mar Menor —tal y como confirmó el pasado 23 de junio el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA), dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca—, el Observatorio Permanente advierte —tal y como ya hizo Pérez Ruzafa— de que el mayor peligro ahora se encuentra en la posible entrada de vertidos urbanos procedentes de núcleos de población no conectados a la red de saneamiento, así como al mal estado de esta red de más de 1.200 km de longitud —con especial atención a La Manga—. Estas aguas contienen gran cantidad de materia orgánica, nitrógeno, fósforo y otros micronutrientes básicos para la proliferación de fitoplancton.
Fase de recuperación
“Las administraciones públicas deben garantizar a los ciudadanos que, en este periodo estival de máxima presión para el ecosistema, no van a producirse vertidos urbanos sin depurar a un Mar Menor todavía en fase de recuperación, a pesar de la afluencia máxima de turistas y del mal estado de la red de saneamiento y de las estaciones de bombeo”,reclama Natalia Corbalán, directora general de Fundación Ingenio (FI).
En este contexto, Corbalán anima a las distintas administraciones a continuar con las “necesarias inversiones” —de más de 300 millones de euros— en la mejora integral de todo el sistema de gestión de las aguas negras, que requiere un plan de renovación más intenso.