Hernán Díaz del Castillo Guerrero (Pasto, Colombia, 1948) es economista jubilado colombiano, pero descendiente de españoles. Está de paso en Madrid, tras visitar Egipto y Turquía, y nos ha traído el regalo de un libro. Se titula ‘Mi fe en Jesucristo a pesar de la corrupción de su iglesia’, con lo cual, ya desde el propio título,sugiere muchas cosas. Un libro divulgativo, escrito por un laico, pero que entiende mucho de teología, que ha estudiado mucha teología y la ha asimilado tan bien que es capaz de transmitir las cosas complejas de la religión de una forma sencilla y al alcance de todos.
Discípulo del padre jesuita Alfonso Llano Escobar (y de los grandes teólogos modernos, desde Hans Küng a Pagola o Castillo), Hernán pretende, con su libro, convencer a sus hijos de que la Iglesia de Constantino no es la Iglesia del Evangelio de Jesús y que, por eso, “hay que buscar una forma de ir socializando el Evangelio”. Porque “la religión que les han enseñado en los colegios, la que no les han enseñado, la que se predica en los púlpitos de las iglesias de los domingos está muy distante del Evangelio”.
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Bienvenido, Hernán
Muchas gracias José Manuel.
¿Estás contento de lo que has logrado con el libro?
Sí, estoy contento porque la verdad fue la manera en que lo he hecho. Es un libro que me ha ayudado mucho. Y en la medida en que fui creciendo y madurando intelectualmente, esos problemas se fueron haciendo mayores. Y como narro en el libro un poco anecdóticamente, el buscar, el hacer preguntas me causó problemas. Me causó problemas en el colegio, que era un colegio de religiosos. Yo hacía preguntas que incomodaban.
Incluso en algún colegio te echaron por hacer preguntas
Me echaron varias veces, pero me volvieron a recibir.
¿Ah sí?
Me volvieron a recibir, porque cuando me echaban, después me llamaban y decían ¿Por qué ha hecho esto? Venía un diálogo y finalmente me decían: bueno, venga pues, siga. Me echaron dos o tres veces y me volvieron a recibir. Y finalmente terminé en el mismo colegio.
La dedicatoria del libro es un canto de amor a tu mujer y a tu familia
Sí, sí. La dedicatoria está hecha a mi esposa, a mis hijos, a mis nietos y a mi perro.
¿Cómo se llama?
Duque.
¿Por qué también dedicado a Duque?
Por lo que tú has dicho. Era un libro estrictamente familiar. Pero cuando mis hijos lo han leído, han dicho: papá, eso hay que publicarlo. Nosotros somos trece, mi esposa, mis hijos, mis nietos y yo somos trece. Iba a sacar quince copias. Publica, haz una publicación mayor. Bueno, finalmente se hizo una publicación mayor. No se ha vendido, se ha distribuido pidiéndole a las personas que lo reciben que hagan una pequeña donación a una obra que hay en Colombia para niños muy pobres, en la zona de Tumaco. Entonces, esa es la contraprestación.
¿Cómo se llama la obra?
Es una obra internacional que educa niños de la zona de Tumaco, niños de raza negra, muy pobres, muy, muy pobres. Y es una obra fantástica. Entonces, uno adopta un niño, uno es el padrino del niño y uno paga la educación de la persona. O sea, que no solo uno aprende al leer tu libro, sino que además colabora con una buena obra.
¿Eres un teólogo aficionado? ¿Cómo llegaste a poder responder a esas preguntas que te hacías desde niño y responderlas bien, responderlas fundamentadas, responderlas con aval teológico serio?
He estudiado mucho. A ver, he hecho varias cosas. En primer lugar, en la misma universidad javeriana donde estudié mi profesión que he tenido para vivir, hay una excelente facultad de teología.
¿Qué profesión tienes?
Yo soy economista. Y trabajé en la rama de petróleo durante muchos años, casi 30 años. Fui educado por jesuitas. Y dentro de los jesuitas he tenido varios amigos. Uno de ellos, el padre Alfonso Llano Escobar, que fue silenciado por los obispos conservadores de Colombia y finalmente por el superior general de Roma, porque no les gustaba lo que escribía.
¿Estamos hablando de qué años?
Los últimos 20 años. Él murió hace dos años, pero siguió dictando sus cursos en la facultad de Biología. Y yo hice con el padre Alfonso Llano Escobar todos los cursos que él dictó. Por otra parte, empecé a estudiar por mi cuenta todos los libros que él había mencionado como bibliografía y que trataban temas que a mí me interesaban. Entonces, allí fue donde, digamos, que hice la mayor inversión, la mayor inversión intelectual de tiempo y de esfuerzo, leyendo a Pagola, leyendo a Rhaner, leyendo a Hans Küng, que murió también hace unos pocos años. Conocí personalmente a Hans Kling en un seminario que dictó en Bogotá de tres semanas que fue extraordinario. Bueno, y me dediqué a leer. Los últimos 20 años digamos que el 80% de mi tiempo laborable lo he dedicado a estudiar.
¿Qué pretendes con el libro, aparte de expresar todo lo que has vivido o parte de lo que has vivido?
Si volvemos al origen del libro, que eran mis hijos y mis nietos, lo que yo busqué fundamentalmente es tratar de que ellos entiendan que la religión que les han enseñado en los colegios, la que no les han enseñado, la que se predica en los púlpitos de las iglesias de los domingos está muy distante del Evangelio. Y ellos ya son conscientes desde hace mucho tiempo de eso. Y por esa razón uno ve que ellos y sus compañeros y una gran cantidad de personas jóvenes se apartan de la iglesia. Entonces, lo que yo pretendía era decirles: miren, entiendan que una cosa es una iglesia conservadora, una iglesia encasillada, una iglesia que olvidó el reino de Dios que Jesucristo vino a predicar y abrazó con fervor el reino de Constantino, que era un reino material. Esa es una cosa. Y eso sigue siendo un reino material en muchos aspectos. Pero el cristianismo no es eso.
¿Lo han entendido y han dado el paso a experimentarlo?
El mayor de mis hijos, que tiene 48 años, se ha leído el libro con calma, ¿no? Fue una lectura con papel y lápiz. Y después de casi un año, me ha dicho: quiero que hablemos de tu libro. Y me he sentado con él tres horas haciéndome preguntas y yo respondiendolas. Objetándome y yo respondiendo a las objeciones. Y al final me ha dicho: mira, ese cristianismo sí me gusta. Entonces, me he dado cuenta de que el libro está cumpliendo su propósito. Y eso me hace sentir profundamente satisfecho. Y como se amplió el campo de acción, no solamente a mis hijos y a mis nietos, sino a un montón de gente, ese montón de gente, muchas de esas personas me han llamado y me han pedido lo mismo que yo siempre hice con mis hijos.
Eso se llama evangelizar, ¿no?
Resulta que Pagola, por ejemplo, dice que él es muy directo en sus cosas y muy provocador. Dice, por ejemplo, yo nunca me he sentido cura, yo soy un evangelizador. Pues, yo siento lo mismo. Yo no soy cura, ni hubiera querido ser cura, pero sí siento la obligación en la medida de mis cortas posibilidades, porque no me puedo comparar nunca con ninguno de los grandes teólogos de hoy, sí me siento en alguna medida que puedo evangelizar algo, que puedo enderezar un poco criterios oscuros, criterios que alejan a la gente de la Iglesia.
¿Cuáles son los mayores obstáculos a la evangelización hoy: La institución en sí misma o la sociedad que mira a otro lado, que va por otro lado, pero que también busca espiritualidad auténtica?
Yo creo que la Iglesia, muy lentamente, porque desafortunadamente… las cosas dentro de la curia romana caminan con una enorme lentitud, se ha dado cuenta de lo que está sucediendo y ha empezado a cambiar, lentamente, pero ha empezado a cambiar. La gente se está dando cuenta, ese cambio está llegando a la gente. Se ha dado cuenta, pero muy lentamente, porque el cambio ha sido lento. Entonces, lo que se necesita es un dinamizador del cambio, un acelerador del cambio. Alguien que salga a decir: mire, esto, esta puertecita que se ha abierto, hay que abrirla del todo. Y esto que dice, que ha dicho el párroco, o esto que ha dicho el obispo, o esto que ha dicho el papa, lo ha dicho con timidez y va mucho más allá. Si nos vamos a la fuente que es el Evangelio, va mucho más allá. Y una explicación de que la gente busca la espiritualidad verdadera es la cantidad de iglesias cristianas, pseudoiglesias, que han surgido. En Colombia, por lo menos, cada tres cuadras hay una iglesia cristiana. Que lo único que busca es enriquecer al fundador, que es un pastor que no tiene idea de nada.
¿Los obispos y los curas están transmitiendo ese cambio que viene del papa Francisco, que viene de arriba, que viene de Roma?
Unos sí y otros no. Porque desafortunadamente, y es uno de los grandes problemas, en mi opinión, es que La Iglesia está profundamente dividida. Uno encuentra un grupo de la iglesi ultraconservador, que ataca a Francisco por ser demasiado liberal. Y otro grupo que ataca a Francisco porque le falta más claridad en su idea de avanzar, de salir del anquilosamiento de la iglesia. Entonces, cuando estamos en esos dos extremos, sucede lo que sucede en política: que todo es polarización, que todo se vuelve lucha. Hay que buscar una forma de ir socializando el Evangelio. Es la palabra que a mí más me gusta, socializar el Evangelio. Un poco al margen de lo que diga el cura conservador. En Colombia hay unos grupos conservadores terriblemente fuertes. Y hay grupos también de avanzada.
¿Cómo se consigue tener fe a pesar de esa lentitud en el cambio y a pesar de la corrupción eclesial que denuncias en tu libro?
Yo no tengo una fórmula. La verdad, no tengo una fórmula clara. Pero creo que Hans Küng, en el libro que se titula ‘¿Tiene salvación la iglesia?’, de alguna manera la responde. Él dice, mire, lo único que los cristianos podemos hacer para ayudar a salir de la situación actual es hablar, expresar que no estamos de acuerdo, expresar que no nos gusta. Yo también he hecho eso. He escrito un montón de cartas a los obispos, a los sacerdotes, pidiéndoles: mire, por favor, acuérdate de decir esto, no está bien eso.
¿Te hacían caso?
La mayor parte de ellos no responden. Uno de ellos me respondió. En un sermón habló de que todos aquellos que no creyesen en los dogmas, iban al infierno, y que uno de los dogmas era de la virginidad de María. Que quienes no creyesen en eso irían al infierno. Al salir de la iglesia, yo lo esperé y le dije: padre, yo tengo una pregunta. ¿Por qué no me ayuda usted a resolver? ¿Qué concilio, qué papa declaró el dogma de la virginidad de María? Porque me gustaría tener la información. Me dijo, la verdad no lo recuerdo, pero la próxima vez te lo digo. La próxima vez nunca llegó. Y finalmente, un día más informal ya, porque no quería tampoco molestarlo, le dije, usted nunca me contestó eso, ¿no? Pero yo sé por qué no me lo contestó, porque no tiene respuesta.
¿Eres optimista? ¿Crees que la fe, que la iglesia, que el Evangelio tienen futuro y pueden dar sentido a la vida de las nuevas generaciones?
Yo creo, estoy seguro que sí. Y estoy seguro que sí por una razón muy sencilla. La doctrina, la doctrina de Jesucristo, se impone por sí sola. Es una verdad profunda, es una verdad que convence al más exótico. Lo que pasa es que no se enseña.
O no se enseña bien
O no se enseña bien. Por ejemplo, a mí durante todos los años de formación académica en el colegio, que tuve clase de religión doce años y en la universidad también. Bueno, el 80% de la moral católica que yo recibí, era moral sexual. Se daba más importancia a los mandamientos de la iglesia que a los diez mandamientos. Nunca, ni una sola vez en mi vida, me hablaron del Reino de Dios. Nunca. Y resulta que el Reino de Dios es el núcleo de todo. Si uno no entiende que Jesucristo vino a fundar algo completamente diferente de lo que había, y que a eso le llamó el Reino de Dios, que no es más que el amor de Dios en todas sus formas. Si uno no entiende eso, no, no es cristiano. Y resulta que, ni siquiera le hablan a uno del tema.
Entonces yo creo que, que poco a poco, tiene que ir habiendo un cambio profundo, en la manera de enseñar el Evangelio, y la manera de entenderlo. Uno de mis hijos le decía: papá, ¿por qué no escribe alguien la Biblia, en los términos, en qué hay que entenderla, en que los exegetas la han explicado? Cosas tan sencillas como la creación del mundo, no fue en siete días, explicarlo. En el Génesis dice que se hizo en siete días, y que al ver que no había descansó, porque estaba muy cansado. Dios estaba muy cansado, etc. Eso hay que explicarlo, decía mi hijo, porque la gente normal no lo entiende. Entonces, ¿por qué no hay una versión de la Biblia, para la gente normal? Yo le decía, mira, más fácil que escribir, inventarse un libro, que podría ser muy discutible, dependiendo de quién y cómo lo escriba, es dejar la Biblia como está, pero explicarla.
¿Cómo está tu país? ¿Cómo va el proceso de paz en Colombia?
Mi país está en ese aspecto destrozado. Está destrozado, porque en los años 50 del siglo pasado se acabó una lucha fratricida entre grupos políticos, liberales y conservadores, que habían vivido en guerras y en disputas, y pensamos que habían llegado a la paz. Pero, simultáneamente, empezó el problema del narcotráfico. Y el problema del narcotráfico no es la droga en sí, es la corrupción que conlleva. Y de allí para acá se han formado unos grupos que se llaman guerrilleros, que no son cosa distinta que enormes grupos de narcotraficantes, que defienden un territorio con armas y que se enfrentan con otros y con el ejército y con la policía y con la población civil y con todo el mundo, defendiendo un territorio que a ellos les pertenece en su opinión para poder mantener su negocio.
Y entonces hay tres o cuatro grupos muy poderosos que se disputan el negocio y que han llevado al país a una situación de guerra permanente. Hoy por hoy con el gobierno actual, que es un gobierno que viene de uno de estos grupos guerrilleros antiguos, el gobierno de Petro, estamos con un problema muy serio, porque Petro fue formado para ser guerrillero y es un fantástico guerrillero, pero ahora quiere ejercer como presidente y él no sabe hacerlo, simplemente no sabe. No es culpa suya, nadie le ha enseñado a gobernar un país. Le han enseñado a poner bombas, a asesinar gente, a secuestrar a otros y entonces cuando lo ponen en papel de gobernar el país no sabe cómo. No sabe cómo controlar a esos grupos que hacen lo que él hacía cuando era guerrillero. Y entonces el país está en una situación complicadísima.
¿Y cómo ves a Venezuela, vuestro vecino?
Venezuela está mucho peor, claro. Venezuela está muchos años adelante. Empezó igual con Chávez. Y Colombia no creo que suceda lo mismo, porque aunque Petro ha dado algunas señas de querer perpetuarse en el poder, allá no hay reivindicación y ha lanzado varias ideas, gestos, el pueblo lo ha atrancado: usted gobierna en cuatro años y punto. Entonces no creo que él va a dar un poco de tiempo para que se sienta en el poder. Pero el caos que se ha creado en el país es terrible. Es terrible. La gente que ha podido salir del país sale, las empresas petroleras se retiran, las empresas internacionales de muchas actividades económicas se retiran. Y el país está sufriendo una verdadera gasto en este momento.
¿Y qué crees que va a pasar en Venezuela? ¿Cómo se va a resolver también el gran problema de Venezuela?
Yo creo que se va a resolver cuando el pueblo de Venezuela, absolutamente desesperado, se lance o a una revolución o a una guerra civil. Y eso es lo que va a pasar. Lo que no va a pasar es que el gobierno de Maduro se desvanezca. Porque el gobierno de Maduro, por la vía democrática, es imposible. Lo acaban de demostrar. Él sacó el 23% de los votos contra el 70 y sin embargo sigue en el poder. Porque tiene el ejército, porque le ha dado al ejército una cantidad de prebendas. Las entidades internacionales, la ONU y la OEA, no hacen nada, fuera de hablar. No pueden hacer tampoco nada. Yo no tengo ninguna esperanza en ese tipo de organizaciones. Entonces, en Venezuela yo no sé qué va a pasar. Pero lo que sí veo evidente es que democráticamente es muy difícil pensarlo.
¿Cómo ves la religión en España?
Tengo parientes en España, tengo primos, tengo sobrinos. Yo creo que España está mejor que nosotros. Porque hay varios movimientos en España que van caminando con firmeza en la línea del pensamiento de ustedes, de Religion Digital. En la línea del pensamiento de Pagola, en la línea del pensamiento de una serie de teólogos españoles de una enorme influencia en el mundo.
¿Conoces a Castillo, por ejemplo?
Sí, claro. He leído a casi todos los grandes teólogos españoles.
¿Y cómo ves, qué te parece el Papa Francisco? ¿Va demasiado lento, va demasiado deprisa en esa primavera, en esos cambios, en esas reformas que quiere implementar?
Me encanta el Papa Francisco y lo admiro. Es un hombre con un coraje enorme. ¿Que si va lento? En mi opinión, sí, va muy lento, pero creo que va tan rápido como se lo permiten las circunstancias. Él, estoy seguro, que desearía ir mucho más rápido, pero es que hay que ponerse en su situación, con la Curia romana que tiene.
¿El camino que ha emprendido crees que es irreversible?
No existen caminos irreversibles y el mejor ejemplo que tenemos de eso es que el Concilio Ecuménico Vaticano II fue mucho más adelante de lo que estamos hoy, mucho más adelante, y de eso va a hacer 50 años más ¿y qué sucedió? Que llegó Juan Pablo II, que, en mi opinión, fue un pontífice maravilloso, político, internacionalista, que consiguió grandes cosas en ese campo, pero que se olvidó de la pastoral, se olvidó de las ovejas, no manejó problemas gravísimos como era el problema de los curas pedófilos. Después llegó un hombre mucho más conservador, pero más honesto intelectualmente, que fue Ratzinger que dijo: a los criminales hay que entregarlos y los entregó.
¿La pederastia le está pasando factura a la institución como tal?
Creo que sí, pero no creo que sea tan grande esa factura con la gente piensa, pero puede ayudar a que se cambien ciertas cosas, como el celibato. A mi juicio, el celibato no tiene ninguna razón de ser hoy. Tuvo razón de ser en el momento en que se instituyó, porque la anarquía a la que habían llegado los curas era absurda: con esposas y amantes y queridas. Había que poner un freno. Pero hoy no tiene ninguna razón de ser y este fenómeno de la pederastia puede ayudar a que en la Iglesia acabemos con esto
Muchísimas gracias, Hernán.
José Manuel, muchas gracias a ustedes y un placer. Os felicito por la maravillosa obra que están realizando de evangelización.