A pocas horas de la final de la Champions, desde Ereván, a más de 5.000 kilómetros de distancia, Jesús Gordillo coge el teléfono “tranquilo”. “Antes del partido, ya entrará el cosquilleo previo a algo tan importante. Ahora mismo, sólo pienso en recuperar bien las piernas”, dice el jugador del Palma Futsal en conversación con AS. En el partido de semifinales, “agónico y largo”, fue uno de los héroes del conjunto balear, que este domingo (a las 18:00, por DAZN y Esport 3) puede revalidar su cetro continental, que hasta ha merecido un documental. “El Miracle”, se titula la pieza audiovisual, recientemente estrenada, porque lo que sucedió, contra gigantes que les doblan en presupuesto, fue un milagro. “Y si lo conseguimos este año, sería un milagro aún más grande”, asegura Gordillo antes de medirse al Barça, que quiere reconquistar el Viejo Continente. En Armenia, se enfrentarán los dos últimos campeones europeos. Y ganará España.
En términos nacionales, el fútbol sala alcanzará nuevas cotas pase lo que pase en el partido. El Barça, que puede conseguir su quinto título, igualaría al Movistar Inter en la cima del palmarés de la competición (tras ellos, con dos trofeos, se sitúan Sporting CP, AFC Kairat y CFS Bisontes Castellón). En caso de defender su corona, el Palma se convertiría en el segundo equipo que consigue el título en sus dos primeras temporadas en la competición, siendo el Castellón (en 2002 y 2003, los primeros años de torneo) el otro. Además, a lo largo de la historia, sólo el Movistar Inter, en 2017 y 2018, ha sido capaz de encadenar entorchados. Todo gira alrededor de España, que sumará su tercera Champions seguida. El dominio es histórico, pero también presente.
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“Es un partido que se va a recordar siempre, sin duda”, no duda en afirmar Gordillo, que en semifinales, contra el Benfica, marcó dos goles. El segundo, además, para poner el 4-4 y forzar la prórroga que, posteriormente, desembocaría en unos penaltis para seguir soñando. La Final Four, que se celebra (no sin polémica) en Armenia pese a contar con cuatro equipos ibéricos, arrancó fuerte tanto para el Palma como para el Barça, que se impuso por 5-4 al Sporting CP. En la final, no se espera un guion más tranquilo. “Estamos aquí por merecimientos propios y sabemos que será una batalla. Sabemos que es un equipo duro y que se adapta muy bien al juego. Vamos a poner toda la carne en el asador para ser campeones. Creo que no los merecemos. Sobre todo, por el año que llevamos, en el que hemos superado muchos obstáculos”, anticipó Sergio Lozano en rueda de prensa.
“Con todo” entre amigos
Gordillo, que habló con El Búfalo después del desayuno de este sábado, “sobre todo, de su lesión”, coincide en el análisis. “Espero que sea un partido muy largo. Si vas jugador por jugador, ellos tienen mejor plantilla que nosotros, hay que ser realistas, pero creo que vamos a tener nuestras oportunidades. Algo parecido a las semifinales”, explica. “Al final, son los jugadores con los que coincido en la Selección. Nos conocemos y, seguramente, aún no somos conscientes de que vamos a jugar una final de Champions los unos contra los otros”, añade uno de los jugadores más prometedores (23 años) y carismáticos del fútbol sala nacional. Celebra los goles tocando el violín, “por una broma que no se puede explicar”, y lleva un bigote que, por lo físico y lo geográfico, recuerda a Abdón Prats, jugador del Mallorca. “No los compares, disfrútalos”, bromea sobre ello.
Contra el Barça, tendrá la oportunidad de jugar una final que, el año pasado, se perdió por lesión. “Imagínate las ganas que tengo. Es una competición que llevo viendo desde pequeño. Fui a Zaragoza a ver una Final Four como aficionado (en 2018), así estoy”, enfatiza Gordillo, componente de una plantilla que, tras conquistar Europa, cambió muchísimo. “No somos el mismo equipo que el año pasado. No tenemos los mismos números. No somos líderes en la tabla. Somos un bloque nuevo. Es muy difícil y no somos conscientes de lo que estamos consiguiendo”, pone en valor. Delante, tendrá un Barça que sí es líder en liga, pero que, esta temporada, con multitud de bajas, también ha sufrido mucho. En Ereván, tras un viaje de 10 horas (en el Palau, se pondrá un proyector para seguir el partido), les ha llegado la recompensa. Al Palma, al Barça y al fútbol sala español.
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