El ataque de este fin de semana contra Donald Trump, candidato a presidente de Estados Unidos, ha impactado a la opinión pública internacional. No obstante, este intento de asesinato en medio de una tensa y reñida campaña electoral no ha sorprendido a una sociedad cada vez más polarizada y radicalizada.
Trump, quien a pesar de todos sus escándalos judiciales busca desesperadamente regresar a la Casa Blanca, recibió un disparo durante un mitin electoral en Pensilvania, resultando herido en un oído. Este acto de terrorismo doméstico -tal y como lo calificó el FBI- también causó la muerte de uno de los asistentes e hirió de gravedad a otros dos. El atacante, de 20 años y supuestamente afiliado al Partido Republicano, fue abatido por agentes del servicio secreto.
Con el intento de asesinato contra Trump han aumentado las preocupaciones en el Congreso sobre la seguridad de sus miembros, lo que ha llevado a algunos políticos ha cancelar eventos o cerrar sus oficinas por miedo a más ataques similares, algo de lo que advierten en privado funcionarios de inteligencia, de acuerdo con Axios.
La violencia política no es algo nuevo en Estados Unidos. La potencia norteamericana cuenta con un largo historial de ataques contra presidentes y políticos. En total, cuatro presidentes estadounidenses fueron asesinados durante sus mandatos: Abraham Lincoln, James A. Garfield, McKinley y John F. Kennedy, aunque ha habido muchos más intentos.
De los últimos años, destaca la violencia y brutalidad vivida durante el asalto al Capitolio el 6 de enero 2021, cuando una turba de partidarios de Trump irrumpieron en el corazón de la política estadounidense atacando a agentes de seguridad y ocupando partes del edificio durante horas.
“En Estados Unidos, todo se ha vuelto político. Todo lo político se ha vuelto visceral. Y todo lo visceral se ha convertido en la posibilidad de una violencia indescriptible como esta”, escriben Jim Van de Hei y Mike Allen en Axios, donde advierten de los peligros y amenazas de las redes sociales.
“Las voces más ruidosas, más provocativas y más belicosas resuenan con más fuerza en la mayoría de las plataformas de redes sociales. Es la forma más rápida de conseguir fans, seguidores y fama”, añaden.
Este intento de asesinato eleva aun más la tensión en una campaña electoral que ha sido planteada por los candidatos por una batalla por el país, no como una lucha por un mandato de cuatro años.
En concreto, el actual presidente y candidato, Joe Biden, deberá seguir advirtiendo que Trump es una amenaza para la democracia, y al mismo tiempo reconocer la reciente amenaza contra la vida de Trump. Tras el ataque, el mandatario habló con su oponente y condenó lo ocurrido, asegurando que “no hay lugar en Estados Unidos para este tipo de violencia”.
Por otra parte, la imagen de Trump ensangrentado y con un desafiante puño en alto es posible que resulte beneficiosa en su campaña electoral, tal y como confían los republicanos.
Este ataque desató, como estaba previsto, numerosas críticas entre ambos bandos. Por un lado los republicanos culparon al presidente Biden, al Servicio Secreto y a los medios de comunicación por el intento de asesinato, mientras que los demócratas hicieron hincapié a la retórica violenta del propio Trump.
Lo que esta claro es el creciente aumento de la violencia política en Estados Unidos. En los últimos años, altos cargos del Gobierno han advertido sobre la violencia doméstica, calificándola como un peligro claro y presente para el país. Esta violencia está latente en los comentarios en las redes sociales, en las amenazas telefónicas a miembros del Congreso y candidatos, así como en los datos del Departamento de Seguridad Nacional.
