La industria del entretenimiento y el espectáculo mexicanos ha registrado días convulsos con relación a la enfermedad y la muerte. Consciente o inconscientemente conductores como Raúl Araiza se han visto trastocados por los casos recientes que cimbraron al medio, lo cual lleva a reflexiones de temas como la última voluntad.
La muerte del productor Nicandro Díaz, el infarto de Ricardo Casares y la estancia de Daniel Bisogno en el hospital por su delicado estado de salud conforman una cadena de hechos con celebridades masculinas que alertan a colegas de profesión sobre la fatalidad. Araiza es uno de los que piensa en voz alta su sentir al respecto.
El conductor de Hoy compartió en el programa que tiene muy claro lo que no quiere sufrir en caso de verse obligado a una situación que lo postre en una cama y su calidad de vida dependa de la decisión de un tercero. Por eso ha comunicado a su familia cuál es su última voluntad con la petición de que se le cumpla.
Afectado por el fallecimiento de Nicandro Díaz, Araiza reafirmó para sí mismo que anhela morir tranquilo sin máquinas ni tubos de por medio. Dentro de lo que cabe, él coopera cuidándose para que eso pueda ser posible. De llegar a suceder la dependencia orgánica a un aparato, sus familiares están instruidos a no extender la agonía.
“Se ha hablado de esto, me hace reflexionar mucho porque los que éramos amigos de Nic, estamos casi todos por la misma edad, unos más abajo y otros más arriba. Yo les he dicho ‘a mí no me dejen conectado’, a mí al mar, igual que mi papá, pido que no me dejen encerrado”.
Con 59 años, Araiza pone sobre la mesa ese otro elemento de conversación, la edad. Hay conductores y actores que ponderan alimentación, ejercicio y hábitos sanos para mantenerse en las mejores condiciones para envejecer con menos probabilidades de afectaciones a su estabilidad.
En su caso, tal como ha compartido públicamente en otras ocasiones, también se lidia contra las adicciones, ya sea para dejarlas o impedir recaídas. La atención hacia ese tema se intensificó luego de que él mismo diera a conocer en julio de 2022 que se internó voluntariamente en una clínica de rehabilitación. Estuvo ausente del programa Hoy porque en ese periodo sintió una fuerte tentación de beber y porque atravesó una crisis de mal manejo de sus emociones, así que quiso internarse para mantenerse bajo control.
Asimismo, un pendiente que se tarda en atender es la plática con los hijos sobre estos asuntos. No es fácil ni sencillo para ninguna de las partes, especialmente si se cuenta con niños en el hogar. Dar ese paso es complejo porque, a final de cuenta, está implícito el temor a morir y a la pérdida.
“Está muy hablado, aunque claro con quien nunca se habla es con los hijos, la verdad no se puede cuestionar los planes de Dios”, declaró Araiza para precisar que él todavía no sostiene esa charla con sus hijas.
De manera colateral, sin que esa haya sido intención, el actor ofreció una lectura distinta y más humana sobre lo que fueron las emergencias de Daniel Bisogno y Ricardo Casares, así como la tragedia de Nicandro Díaz. ¿En qué sentido? Que se alejó de las polémicas que han envuelto a estos tres casos.
Mientras que se desarrollan narrativas de controversia y morbo, incluso de reprobables posturas por desearle la muerte a Bisogno, Araiza toma distancia de enfoques tendenciosos y amarillistas para ampliar la discusión hacia los diversos contextos que rodean a una persona, en este caso una figura pública, sobre lo inevitable: morir.
Todos vamos para allá, pero ¿qué hacer y qué dejar dicho antes de que eso suceda? Es allí donde el conductor de Hoy apunta con sus pensamientos. Lo hace, además, en un marco que incluye a su compañera Andrea Legarreta, una mujer afectada en el plano emocional por los decesos de Nicandro Díaz, productor al que estimó mucho por el apoyo que le brindó en un instante crítico de su pasado, y de su sobrino Mateo, quien murió a los 14 años como consecuencia de un accidente.
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