Audiencias semanales y un cronograma que se extiende hasta octubre es la dinámica que tendrá el juicio al pastor evangélico Roberto Tagliabué por los delitos de trata de personas con fines de explotación laboral, privación ilegal de la libertad y ejercicio ilegal de la medicina. Fue en ese marco que miembros de la Mesa Interinstitucional de la Trata local acompañaron este lunes la audiencia de apertura.
Una de sus integrantes sostuvo en la sede del Tribunal Oral Federal que por ser un juicio tan importante es que decidieron estar presentes y que no puede permitirse que la trata laboral se instale de esta manera.
“No es posible que pase eso con jóvenes, con menores, teniéndolos a la servidumbre y haciéndolos trabajar así. Luchamos contra eso y contra los casos de trata sexual por lo que acompañamos a la fiscalía para que esto llegue a una buena resolución”, dijo María del Carmen Modarelli.
María del Carmen Modarelli, integrante de la Mesa Interinstitucional de la Trata local
El pastor, que integra la Unión de las Asambleas de Dios de Mar del Plata, está acusado de nueve casos de trata de personas con fines de explotación laboral, ocho casos de privaciones ilegales de la libertad y el ejercicio ilegal de la medicina por no tener el espacio para personas con consumos problemáticos autorización alguna.
Tal como adelantó en su momento 0223, de acuerdo con la investigación de la Justicia Federal, las maniobras se daban en un radio de pocos metros de distancia, lo que facilitaba el control sobre las víctimas. También se le imputan los delitos de comercialización de fauna silvestre (97 animales) y maltrato animal (154 animales), dado que en los allanamientos a las fincas para desbaratar el caso de trata se encontraron gran cantidad animales.
El pastor fundó la iglesia El Shaddai -ubicada en Brumana al 2200– y llevaba adelante actividades para la rehabilitación de adicciones con el objetivo de atraer a jóvenes en situación de vulnerabilidad.
Según la hipótesis que deberá probar la fiscal Laura Mazaferri, el pastor acogía a las víctimas en el ‘hogar’ situado frente a su vivienda y los hacía realizar tareas de mantenimiento y limpieza de la iglesia y del hogar, en un almacén y forrajería ubicados en Génova al 8100, además de venta ambulante, “changas” y limpieza en un Hogar.